Capital riesgo: ¿Oportunidad o trampa para los pequeños inversores?
La búsqueda de rentabilidad en activos alternativos ha encumbrado al capital riesgo. Pero una denuncia de estafa piramidal ensombrece este éxito
Transcripción del podcast
El capital riesgo lleva varios años encadenando inversiones y rentabilidades de dos dígitos.
En un escenario sombrío para los activos tradicionales, los alternativos han sabido captar el interés de los grandes inversores gracias a sus jugosos beneficios.
Pero la denuncia del mayor fondo de pensiones danés, ATP, en la que asegura que el funcionamiento del capital riesgo es similar al de una estafa piramidal, al conocido esquema Ponzi, ha provocado un terremoto en el sector.
Este fondo, que gestiona nada menos que 119.000 millones de euros, sostiene que la mayoría de las operaciones se dan entre las propias compañías del sector, que se venden las empresas unas a otras, proporcionándose liquidez e inflando los precios.
Rentabilidades artificiales
Se trata en definitiva de sostener las elevadas rentabilidades del sector de manera artificial. “Cada vez se parece más a un esquema piramidal y eso es preocupante”, afirma Mikkel Svenstrup, director de inversiones del fondo de pensiones danés. “Todos están vendiéndose entre sí y los bancos prestando dinero”, añade.
Esta denuncia se produce, además, en un momento clave para el capital riesgo, cuando se está dando entrada a los pequeños inversores en este mercado, en lo que se conoce como la democratización de las inversiones.
Cada vez son más las gestoras que están dando acceso a este perfil de inversor en sus fondos de capital riesgo, con el objetivo de que puedan participar de las elevadas rentabilidades que están dando.
Pero lo que se perfilaba como una interesante oportunidad, con esta denuncia de presunta estafa piramidal puede acabar siendo una trampa, por lo que la participación de los pequeños inversores tiene que estar muy controlada.
Un cóctel poco recomendable para el pequeño inversor
Ya de por sí es una inversión de alto riesgo y de elevadas comisiones, y si a ello se le une la denuncia de estafa puede crear un cóctel poco recomendable para los pequeños inversores.
Por eso se echa de menos una inmediata reacción en forma de respuesta a esta denuncia por parte del sector del capital riesgo. Imponer la ley del silencio no parece que sea una solución.
Los inversores necesitan una explicación, conocer qué está pasando y, sobre todo, si las acusaciones del fondo de pensiones danés, que son muy graves, son ciertas o no.
La política del avestruz no suele funcionar en estas crisis.
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