La lista negra de "listillos" en pensiones que señaló Escrivá suma y sigue
El número de los que el ministro Escrivá califica como “listillos” de las pensiones se amplía. FMI, sindicatos, Podemos y CEOE se unen a la lista
El Gobierno muestra ya los primeros síntomas de preocupación por cómo se está negociando la segunda fase de la reforma de las pensiones.
En el seno del Ejecutivo de Sánchez se teme que el ministro de la Seguridad Social, José Luis Escrivá, “se haga un Irene Montero”. Es decir, que como le ha pasado a la ministra de Igualdad con la ley del “solo sí es sí”, a Escrivá le acabe estallando también en las manos su reforma de las pensiones.
Las voces críticas con las propuestas del ministro de la Seguridad Social para garantizar el sistema público de pensiones no dejan de crecer.
Hace unos meses, para desacreditar a todos los que no estaban de acuerdo con su reforma, Escrivá les llamó públicamente “listillos” y “falsos” y denunció los “inventos” y los “ruidos” que algunos sectores estaban generando contra una reforma que, según el ministro, “incluye las recomendaciones del Pacto de Toledo y contó con un consenso considerable”.
Un punto que quedó fuera del Pacto de Toledo
Pero esto no es exactamente así. La ampliación de 25 a 30 años del periodo de cómputo para calcular las pensiones, que ha planteado el ministro en las negociaciones, es un punto que el Pacto de Toledo dejó fuera de sus recomendaciones.
Por eso, CEOE, sindicatos, su socio de Gobierno Unidas Podemos y otros partidos se oponen frontalmente.
Esto les supone ser incluidos directamente en la lista negra de Escrivá, en la de los “listillos” en pensiones.
Ya formaban parte de ella el Banco de España, la OCDE, el Instituto de Actuarios, ING y numerosos analistas de pensiones.
El FMI también forma parte de la lista negra de los "listillos"
Recientemente se incorporó el FMI, que en un reciente informe cuestionaba que las medidas que se integrarán en esta segunda parte de la reforma, como la citada ampliación del periodo de cómputo para calcular las pensiones o la elevación de la base máxima de cotización, consigan la viabilidad del sistema público de pensiones.
Bruselas ha dado de plazo hasta final de año para que esta reforma salga adelante. Es la llave que abre la puerta a seguir recibiendo más fondos Next Generation.
La Comisión Europea es partidaria de que se apruebe con el máximo consenso posible. Pero Escrivá, en estos momentos, está solo. Sigue enrocado en la tesis de que él es el único que tiene razón y los demás están equivocados.
Ni los agentes sociales ni el resto de partidos, incluidos sus socios de Gobierno y los de investidura, le respaldan.
Sánchez tiene el comodín del decreto para sacar adelante la reforma en la fecha exigida por Bruselas, pero tener enfrente a tantos “listillos” en una cuestión tan sensible no parece el mejor escenario para acabar el año.