Tres estrategias para invertir en ETF ahora

Las estrategias macro dominarán en 2023, queramos o no. También habrá que lidiar con la volatilidad. Y para todo ello es mejor un buen ETF

Un artículo de Consuelo Blanco (revista Inversión)

Con buena parte de los activos financieros correlacionados a la baja, y con las gestoras de fondos registrando uno de los años más complicados de la última década, los fondos cotizados registraron en 2022 el segundo mayor volumen de entradas y de nuevos lanzamientos, alcanzando así el mayor volumen de activos de su historia (6,5 billones de dólares). 

El elevado volumen de negocio confirma que los ETF se utilizan con mayor asiduidad de forma activa para aprovechar tácticamente las condiciones del mercado y poder lograr rentabilidades superiores. 

En contraparte, los fondos mutuos registraron salidas netas (especialmente en renta variable) de casi un billón de dólares, haciendo que nuevamente la cuota de mercado de los ETF siga aumentando, ubicándose actualmente en el 40 por ciento.

Y es lógico, ya que la transparencia del producto (aunque se ha visto que no es la prioridad de los inversores) y unas comisiones tan competitivas siguen haciendo mella en las gestoras tradicionalmente activas. 

Por todo ello, aquellas gestoras tradicionalmente defensoras de los fondos mutuos de gestión activa han decidido incluir en su oferta ETF, como Capital Group, que el año pasado lanzó en EEUU este tipo de estrategias. Incluso, ha habido una conversión de fondos tradicionales a ETF. 

Los ETF de gestión activa recibieron 75.000 millones de dólares en 2022, que equivale al 14 por ciento de los flujos netos totales, aunque tan solo representan el 4 por ciento del total de activos. Otros tantos gestores de fondos de inversión activa han dado el salto a los ETF, como JP Morgan, T.Rowe Price, Fidelity, Franklin Templeton, entre otros, aunque algunos de momento los reservan para el mercado estadounidense. 

«Hay indicios de que los inversores europeos están empezando a prestar más atención a los ETF activos, ya que pueden ofrecer lo mejor de los mundos pasivo y activo», afirma Fabrizio Zumbo, director de estudios sobre gestión de activos y patrimonios en Europa de Cerulli. 

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También los ETF smart beta (que algunos lo consideran como activos también), tuvieron entradas importantes, en especial el IMO, que captó más de 129 millones. 

Europa tampoco se queda por detrás en cuanto al repunte de los productos y fondos cotizados. 

Con la bola de cristal  

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Con un año como el que comenzamos, marcado de incertidumbres y cierta cautela por parte de los inversores, que siguen «lamiendo sus heridas», es de esperar que los ETF sigan experimentando un comportamiento, incluso, más favorable que el de 2022. 

Hay quienes vaticinan que los flujos vuelvan a sobrepasar el billón de dólares, atrayendo a inversores que buscan beta, pero una mucho más barata que la de los fondos tradicionales, que además les permitan ese movimiento táctico para rentabilizar su liquidez o como estrategia de cobertura para aquellas posiciones más estructurales. 

Sin lugar a duda, la Fed seguirá «pivotando», ralentizando las subidas de tipos de interés y en algún momento recortando los tipos. No obstante, nos aproximamos a una recesión y de ahí la importancia de posicionarse de manera adecuada ante tal escenario. 

Las estrategias macro imperarán en 2023, queramos o no. También aquellos ETF de volatilidad, ya que, al igual que en 2022, ésta seguirá estando muy presente a lo largo del año. 

La diversificación global va a ser importante, ya que los índices europeos y la renta variable china han sufrido severos reveses tanto por factores endógenos como por la fortaleza del dólar. La clave aquí es la diversificación. 

Los diferenciales de la deuda gubernamental y corporativa se ampliaron de manera importante en 2022, con lo que la inversión en bonos corporativos (que ofrecen más rentabilidad) de calidad será un tema para considerar. Los TIPS también empiezan a tener buen aspecto, a pesar de las numerosas salidas de fondos en ETF de TIPS en 2022. Sin embargo, observando que es poco probable que la inflación baje del 2 por ciento, los TIPS toman sentido. 

En cuanto a renta variable, con una alta exigencia en valoración, y con una asignación defensiva, los ETF de beta inteligente o smart beta serán una buena opción, especialmente aquellos centrados en calidad y generadoras de rentas. Estas son tres claves:

1. Los ETF de beta inteligente multifactorial atraerán más flujos de inversores.Ante un entorno mucho más exigente y con un enfoque más táctico, los inversores en ETF pueden empezar a considerar favorablemente sistemas de ponderación alternativos, como los ETF de beta inteligente multifactorial. De hecho, el NBIM ha anunciado su intención de mirar la inversión en fondos/estrategias de activos alternativos, sin que esto quiera decir necesariamente que inviertan en ETF. 

En 2022 los flujos a este tipo de estrategias multifactoriales fueron la cuarta categoría de mayores flujos, por detrás de los dividendo, crecimiento y valor. 

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2. Los ETF de renta fija y dividendos serán los ganadores de la captación de activos en 2023.Con la inflación todavía alta y el coste de la vida afectándonos a todos, es probable que los consumidores optimicen sus facturas para conservar más efectivo con el que capear la incertidumbre de 2023, lo que no es diferente desde el punto de vista de inversión. Al igual que se considera en los fondos tradicionales, la generación de rentas será un pilar importante en una cartera diversificada en 2023. Por lo tanto, habrá que buscar ETF de dividendos globales y regionales, sin olvidarnos de la calidad de pago futuro de esos dividendos. 

Y hablando de rentas, hay que tener presente la renta fija en 2023. Todas las miradas están puestas en la Fed por su eventual giro, y expectativas de tipos a la baja en 2023. Esto convierte a la renta fija en una clase de activo muy atractiva. La duración y la calidad de los emisores es clave, lo que hace de los bonos corporativos con grado de inversión un digno building block en las carteras. 

3. ETF de mercados de renta variable emergentes. Seleccionar países «amigos de EEUU» y que puedan beneficiarse de sectores líderes en innovación, como la tecnología y la sanidad, e incluso consumo de lujo, podría allanar el camino en la selección de países en los que invertir. Además, la desglobalización podría favorecer a aquellos mercados que puedan arrebatar cuota de mercado manufacturero a China, como México, Taiwán, Corea del Sur y la India (aunque esté muy cara por valoración). 

Por otro lado, la apertura de las fronteras chinas y la aplicación de algunas medidas de apoyo a algunos sectores (como el inmobiliario) podrían generar nuevas oportunidades de inversión en el rezagado mercado de acciones chinas. 

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