La inflación provoca que se tribute por ganancias patrimoniales que no existen
El IRPF no tiene en cuenta la actualización del valor de un inmueble en el momento de su venta por lo que se pueden tener pérdidas reales y tributar por plusvalías inexistentes
La subida en vertical de la inflación, que cerró diciembre en el 5,7 por ciento, tiene sus grandes damnificados en aquellos que vendieron un inmueble el año pasado o que lo hagan este año.
Esto es debido a que se han incrementado los casos en que propietarios que venden un inmueble tienen que tributar en el IRPF por ganancias patrimoniales que “en realidad no existen”, asegura Jorge Calero, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Barcelona, ya que el gravamen no tiene en cuenta la evolución del IPC, esto es, la actualización del valor del inmueble al momento de su venta.
Para cumplir con Hacienda, el primer paso que debe dar el contribuyente que ha vendido un inmueble es ver si ha obtenido pérdidas o ganancias patrimoniales, para ello debe calcular la diferencia entre lo que le costó y lo que ha obtenido por su venta.
Si ha obtenido una plusvalía tiene que tributar por ella en el IRPF como renta del ahorro.
Ganancias patrimoniales vs ganancias reales
El problema se plantea porque en el IRPF no se tiene en cuenta la inflación que se ha producido desde que se compró el inmueble hasta que se vendió. Por ello, “la plusvalía que se ha obtenido es una ganancia patrimonial pero no real”, asegura Calero.
Argumenta que en términos reales, después de aplicar la inflación a la plusvalía obtenida en vez de beneficios pueden haberse producido pérdidas.
En estos casos, "se vende a pérdidas, pero al IRPF le da igual porque no son pérdidas nominales sino reales que no contempla el impuesto. Obliga a tributar por plusvalías que en términos reales no has tenido", explica el catedrático.
Pone el ejemplo de una persona que adquirió un piso en 2010 por un valor de 200.000 euros y lo vendió en 2022 por 250.000 euros.
Calcula que con la transacción esa persona "ha perdido dinero", ya que "los 200.000 euros de 2010 son 255.200 euros en 2022, debido a la inflación, pero pagará en el IRPF 10.380 euros por ‘ganancias’ patrimoniales que no existen”.
La supresión de los coeficientes de actualización, el origen del conflicto
Este desajuste se arrastra desde 2015, pero sus consecuencias se han agravado tras el incremento histórico del IPC el año pasado.
El origen fue la supresión de los coeficientes de actualización que se aplicaban para calcular el valor de venta de los inmuebles e impedir que el efecto de la inflación provocara que se tributara por una ganancia patrimonial irreal.
Por ello, cada vez son más los fiscalistas que solicitan la vuelta de los coeficientes para lograr una tributación “más justa”.
También Jorge Calero es partidario de su implantación, ya que es una forma de corregir este problema y de que “se graven las rentas reales y no las nominales”.
Otro problema que paliaría en parte, según los expertos, es la especulación en la inversión inmobiliaria, debido a que, tras eliminar los coeficientes de actualización, cuanto más tiempo se tiene en posesión un inmueble más se tributa a su venta, lo que castiga la inversión inmobiliaria a largo plazo y premia fiscalmente la especulación.
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