La productividad en España cae mientras la macro se complica
El petróleo devuelve la inflación al centro del debate financiero y de las oportunidades. El paro arroja nuevos datos: en España hay más empleo, pero menos horas trabajadas; el de EEUU moverá las bolsas
Transcripción del podcast
La OPEP+ cambió la narrativa de la noche a la mañana de la crisis bancaria hacia la inflación y, a su vez, hacia unos tipos de interés todavía más altos. Los mercados han sido capaces, estos días, de digerir el impacto.
Un estratega, especializado en macro, resumió muy bien la situación en un correo electrónico dirigido a sus clientes.
En él se lee: “Guau… ¿reaccionaste al petróleo? ¿Acaso no fue esta tu mejor oportunidad?” Está totalmente en lo cierto. La reacción del mercado, de facto, parece confirmar que algunas correlaciones son ahora más intensas que durante la crisis por el coronavirus.
Con mayor o menor ímpetu, las correlaciones que implican al petróleo nos sugieren que la preocupación de los mercados vuelve a centrarse en la inflación y su impacto en el crecimiento de la economía global.
El aumento de los precios del petróleo será un indicador de la pujanza económica, en cuyo caso implica también un riesgo de inflación más persistente.
Pero también nos indicaría una mayor oportunidad en el mercado de bonos.
Para las acciones, unos precios del barril más insolentes supondrán arriesgar los previsiblemente famélicos resultados empresariales que esperamos a partir del próximo trimestre.
Y es así como estamos interpretando las últimas sesiones desde finanzas.com.
Nuestra sensación, amigos inversores, es que la decisión de los países productores de petróleo irá contra el crecimiento antes que contra el proceso de desinflación que se inició en enero en la mayoría de las zonas económicas importantes.
Esto tiene el matiz de la inflación subyacente, cuyas soluciones aún están por aparecer.
La productividad en España cae
Donde no cambia el guion es en España. Los últimos datos de desempleo presentan al mejor marzo desde 2008. La cifra de afiliados escala hasta los 20,5 millones mientras 49.000 personas se borran de las listas del paro.
No es necesario que hagamos una recopilación de las declaraciones triunfalistas de los miembros del Gobierno.
Solo me gustaría compartir con vosotros algo que me llamó la atención. Dentro de la escala de la euforia, quién rompió los medidores fue el ministro Escrivá en vez de la vicepresidenta Díaz, que vestidita de blanco ya está ungida como candidata a la presidencia del Gobierno.
Y precisamente Escrivá, a quien se presupone una formación superior en estas asignaturas, debería haber sido, quizá, una de las voces del Gobierno que, sin menospreciar la lectura positiva del empleo, hubiera diagnosticado correctamente la situación.
Y es que las horas trabajadas para el mismo periodo cayeron a los 630 millones por semana.
Más empleo, menos horas trabajadas es igual a una caída de la productividad. Y en España no íbamos sobrados. A la larga, estamos construyendo un mercado laboral de peor calidad, con menores salarios y, por último, menores prestaciones.
Aunque, una vez dicho esto… ¡qué inocentes somos! ¿Acaso se ha pronunciado una sola vez la palabra “productividad” durante los largos meses de negociación para la reforma de las pensiones?
Seguimos con el empleo. Y es que el comportamiento del mercado laboral en los Estados Unidos es el dato que esperamos este miércoles los inversores. En Wall Street estarán atentos a los datos avanzados.
Los oficiales llegarán el viernes, pero hoy tendremos una pista: a mayor distanciamiento de los 210.000 nuevos contratos, más se moverán las agujas de los mercados. Para bien o para mal.
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