ETF o fondos indexados: así puedes elegir

El gran competidor de un ETF en la cartera de un inversor particular es el fondo indexado. Aunque a primera vista son muy similares y poseen ciertas características comunes, un ETF y un fondo indexado no son el mismo producto de inversión. A continuación, estableceremos las diferencias entre ambos para explicar cómo funciona cada uno de ellos.

Como ya hemos visto en otras ocasiones, los ETF (exchange-traded funds) son fondos de inversión que replican un índice, cotizan en la bolsa y que puede invertir en una amplia variedad de activos. Al comprar una acción de un ETF, un inversor está comprando una parte proporcional del conjunto de activos que el ETF replica.

Por su parte, los fondos indexados o fondos pasivos replican el rendimiento de un índice bursátil determinado de la forma más fiel posible. Al comprar una acción de un fondo indexado, el inversor está comprando una parte proporcional del conjunto de activos que componen el fondo.

Este tipo de fondos de inversión intentan obtener una rentabilidad más próxima al índice posible. Por lo tanto, un inversor en fondos indexados, no deberá de esperar una rentabilidad superior al mercado. A cambio, puede esperar unos costes mucho menores que con un fondo tradicional.

Esta diferencia principal hace que tanto su funcionamiento como su fiscalidad es distinta. A continuación detallamos más diferencias para hacer que la balanza se incline hacia un activo u otro.

Flexibilidad

Tanto los fondos indexados como los ETF tienen como base la gestión pasiva, pero se trata de productos diferentes: un fondo indexado funciona como un fondo de inversión, si bien un ETF es un fondo que funciona como una acción.

Esto significa que con un fondo indexado las órdenes de compra y venta se ejecutará al cierre del mercado, que es el momento del día en que se calcula el valor de las participaciones del fondo.

Por otro lado, con un ETF lo sabrás todo al instante y la inversión se realizará al momento. Esto supone un punto de rapidez que puede ser clave en función de la estrategia de inversión.

Impuestos

La gran diferencia entre ETF y fondos indexados es su funcionamiento como acción y fondo, respectivamente. Con un fondo indexado no vas a tener que pagar impuestos si traspasas el dinero a otro fondo (sea o no indexado).

Con un ETF sí tendrás que tributar por todos estos cambios. Al funcionar como acciones, cualquier venta que hagas supondrá pagar impuestos, aunque sea para invertir en otro ETF.

Variedad

La mayoría de fondos indexados replican índices como el Ibex 35 o el MSCI World, por lo que el inversor contará con una cartera muy bien diversificada sin problemas. Sin embargo, si el inversor prefiere tener exposición a áreas más concretas, sectores específicos, materias primas o incluso países, tendrás que recurrir a los ETF.

Comisiones

Tanto los ETF como los fondos indexados cuentan con costes reducidos. Con todo, ambos incluyen una comisión de gestión, si bien la de los fondos indexados es más alta que la de los ETF, lo que afecta el rendimiento a largo plazo. En general, los ETF son más económicos que los fondos indexados. Con todo, con un fondo indexado pagarás una comisión de suscripción y de reembolso, así como una comisión de custodia.

¿ETF o fondo indexado?

Si la intención del inversor es invertir en sectores específicos, los ETF son la opción más clara, al tener más variedad donde elegir. Sin embargo, como ya hemos visto, la ventaja fiscal de los fondos indexados compensará el pago de una comisión algo superior.

Asimismo, los ETF son la mejor opción para las inversiones a largo plazo con una estructura de gastos sencilla y comisiones bajas. Un fondo indexado será la solución de un inversor más tradicional, debido a su gestión activa y estructura de gastos más compleja.

En cualquier caso, tampoco es imprescindible elegir entre uno y otros. ETFs y fondos indexados son totalmente compatibles. Así, los fondos indexados pueden usarse para el grueso de la cartera y los ETF para llegar a sectores concretos.