Otra manera de afrontar el cambio climático

El cambio climático copa los titulares de la prensa desde hace varios años. Incluso ha sido una de las temáticas protagonistas de las elecciones generales del pasado mes de abril. Por eso, ha dejado de ser un tema de futuro para convertirse en el mayor desafío presente, y un catalizador clave para los próximos años y décadas.
Sin embargo, el discurso se ha articulado en torno a las consecuencias negativas que este fenómeno tiene, cuando su impacto va mucho más allá y afectará a todos los sectores, incluso a la industria de la inversión.

Para hacer frente a este reto, será necesaria una transición hacia una economía con bajas emisiones. Esto, teniendo en cuenta que la economía global se ha basado tradicionalmente en energía procedente de los combustibles fósiles en un 80 por ciento, provocará cambios importantes en la sociedad, las empresas y las industrias. Ser capaces de llevar a cabo esta transformación es de vital importancia pues nuestros economistas estiman que el PIB global podría reducirse a la mitad a finales de siglo si no se implementan las medidas necesarias. 

Todo cambio viene acompañado de nuevas oportunidades y, en el caso del clima, es una buena ocasión para que los inversores capturen los beneficios potenciales de esta transformación, que no solo afecta al sector energético sino también al de la automoción, transporte, agricultura, industria pesada y químico, entre otros.

La buena noticia es que esta transición ya está en marcha y las tecnologías necesarias para que se produzca son ya parte de nuestro presente. Por ejemplo, la energía solar o eólica, los vehículos eléctricos o el auge de productos vegetarianos se han convertido en algo habitual para todos nosotros.

Identificar oportunidades

A la hora de identificar las oportunidades de inversión que se esconden detrás del cambio climático es necesario distinguir las empresas vencedoras de las perdedoras. Las primeras son aquellas que, pensando en el largo plazo, están o bien facilitando que esta transición ocurra o ayudando a la sociedad a adaptarse a las perturbaciones que provocará esta transformación. Son compañías que saldrán beneficiadas de este entorno y que tendrán mayores probabilidades de experimentar un crecimiento potencial futuro. Por otro lado, aquellas empresas cortas de miras, que no estén adoptando las medidas necesarias para adaptarse a este nuevo escenario serán relegadas a un segundo lugar.

En este sentido, Schroders cuenta con una amplia experiencia evaluando el efecto que tendrá el cambio climático en las empresas en las que invierte. Así, hace más de 11 años creamos un fondo, el Schroder International Selection Fund Global Climate Change (SISF Global Climate Change) que, a través de la gestión activa, capta oportunidades en todo el mundo invirtiendo en empresas que reconocen la amenaza del cambio climático y se enfrentan antes que otras a los retos que este plantea; así como en compañías que forman parte de la solución a los problemas que acarrea este fenómeno. A lo largo de este tiempo hemos desarrollado nuestras propias herramientas con el fin de evaluar cómo afectará el cambio climático a las compañías. Esta metodología brinda una ventaja competitiva a la hora de elegir aquellas compañías que florecerán como parte de una economía baja en carbono y que, en última instancia, ofrecerán potencialmente mejores rendimientos.

El caso de Amazon en la lucha contra el cambio climático

El cambio climático es un fenómeno global que afectará a todos los sectores. Tanto es así que entre las principales posiciones del fondo de renta variable gestionado por Schroders en torno a este tema se encuentran compañías como Amazon, que no se asocian de manera obvia con este desafío pero que, sin embargo, van un paso por delante.

En concreto, hay varios factores clave que justifican la presencia de Amazon en la cartera: para empezar, es un proveedor de computación en la nube a gran escala y esta tecnología es mucho más eficiente que los centros de almaceje de datos tanto en términos de costes como en producción de carbono. Asimismo, es decisivo su compromiso de conseguir que la mitad de sus envíos sean neutros en carbono para 2030. Por último, su modelo de reparto es fundamental al reducir los desplazamientos de las familias para ir de compras.

Carla Bergareche es directora general de Schroders para España y Portugal