Fondos para invertir en una europa llena de luces y sombras
El continente presenta aspectos negativos y oportunidades. Entre las preocupaciones, el bajo crecimiento, la amenaza de los populismos, las consecuencias de una guerra comercial con EE.UU. y la escasa munición monetaria en caso de recesión, aunque no es el escenario principal.
Incertidumbres, dudas, incógnitas, luces y sombras... la economía europea presenta un aspecto un tanto ambiguo, atrapada entre los problemas políticos y las sombrías perspectivas de crecimiento auguradas por algunos expertos, pero también bajo la esperanza de que los augurios sean demasiado negativos para una región que siempre supera las dificultades y que, a pesar de los planes iniciales, sigue contando con el apoyo incondicional de su autoridad monetaria. En este entorno, ¿qué se puede esperar de las inversiones en el Viejo Continente? ¿Sucumbirán al desasosiego general o resurgirán de entre sus cenizas cual Ave Fénix?
Para los expertos, el continente presenta aspectos negativos pero también oportunidades. Entre las mayores preocupaciones, el bajo crecimiento, la amenaza de los populismos, las consecuencias de una guerra comercial con EE.UU. y la escasa munición monetaria en caso de recesión, aunque no es el escenario principal. Diego Fernández Elices, director general de inversiones de A&G Banca Privada, señala «la falta de acuerdo político, los populismos y el bajo crecimiento, junto con el riesgo de que el ciclo económico global se termine y lleguemos a la próxima recesión sin apenas munición en términos de política monetaria», como los principales dolores de cabeza para un inversor en Europa.
Para Munesh Melwani , socio fundador y director general de Cross Capital EAF, los principales problemas están en un plano más político, en «la falta de liderazgo para hacer una Europa más fuerte y unida, que permita impulsar de nuevo proyectos pro-UE, y finalmente, lograr la homogeneización de la normativa mercantil, fiscal y la relativa a los mercados de capitales».
Araceli de Frutos, fundadora de la EAF homónima, se centra en los problemas económicos: «En el entorno actual elcrecimiento se ve amenazado por las situaciones particulares que pasan la economía italiana, la francesa y recientemente signos negativos en su principal economía, la alemana. A ello hay que sumar la incertidumbre geopolítica con el Brexit y las próximas elecciones de mayo», indica. Almudena Benedit, responsable de gestión de Julius Baer, también destaca el tema económico: «La actividad continúa enfriándose. El sector manufacturero con un perfil más exportador se está contrayendo junto a un menor crecimiento doméstico». Así, Europa es vulnerable a caídas de la demanda externa pero «los sectores de servicios, sobre todo nacionales, mantienen su solidez».
Para César Ozaeta, gestor de fondos en Abante Asesores, las principales preocupaciones a la hora de invertir en Europa son la debilidad macroeconómica y la posibilidad de que la guerra comercial de Trump se focalice en el Viejo Continente, una vez cerrado el capítulo chino y sobre todo en el tema de la política agrícola común: «En Europa se subvenciona mucho la agricultura y eso no gusta en EE.UU. Puede llegarse a un acuerdo en las tarifas de los automóviles, pero en el tema de la agricultura podría ser más complicado», asegura.
Bajo crecimiento pero sin recesión...
Sobre el crecimiento, los expertos son tajantes, aunque descartan la recesión: «La ralentización es un hecho a estas alturas y creemos que puede seguir en los próximos trimestres, aunque no esperamos una recesión profunda. Europa tiene un problema de crecimiento y el riesgo añadido de que estando en la última fase del ciclo expansivo, los tipos de interés siguen anclados en el cero. Por eso, a pesar de los mensajes del Sr. Draghi, las herramientas en política monetaria son muy limitadas y sólo hay margen de estímulo por parte de políticas fiscales, que no parecen estar enfocándose de la manera más efectiva en el largo plazo», explica Fernández Elices.
«Europa atraviesa una etapa coyuntural de debilidad (dos trimestres seguidos de ralentización), y en ocasiones anteriores como la vivida en 2016, se recuperó de la mano de la demanda interna; en esta ocasión, como EE.UU. también muestra síntomas de agotamiento, estaremos vigilantes a ver si Europa sigue su propio camino por el decalaje en el ciclo», destaca Melwani.
Para otros expertos, la debilidad mostrada hasta ahora podría revertir más adelante: «La ralentización se moderará en la segunda parte del año. Sin embargo esto no quiere decir que se vea un repunte del crecimiento sino que se crecerá aunque a tasas de en torno al 1-1,5 por ciento», dice Araceli de Frutos.
Para Ozaeta la debilidad macroeconómica preocupa, puesto que el potencial crecimiento europeo está en entornos del 1-1,5 por ciento, muy bajos, de forma que, si se dan las cosas mal, se puede estar muy cerca de no crecer o incluso de decrecer. Pero confía en que, desde los mínimos actuales, podría haber un repunte en la segunda parte del año, con crecimientos más en la zona del 1,5 por ciento.
En Julius Baer enfocan el problema bajo la lupa de la guerra comercial: «La incertidumbre creada por la guerra comercial entre Estados Unidos y China está afectando al resto de países y especialmente a Europa», advierten en Julius Baer. Para 2019, ven un crecimiento del 1,1 por ciento y del 0,9 para 2020. «El sector servicios sigue manteniendo cierta fortaleza y en cuanto la tensión comercial entre Estados Unidos y China se suavice, Europa, que parece haber tocado suelo, al menos se estabilizará», añade en positivo.
Las oportunidades
Entre los aspectos positivos de la economía europea, los asesores señalan la posibilidad de que el crecimiento repunte en la segunda mitad del año, el factor atractivo de las valoraciones y el apoyo del BCE: «Al igual que el resto de bancos centrales, mantendrá su política acomodaticia que ayudará a que la ralentización económica no sea profunda. La normalización monetaria ha de ser lenta y cuidadosa para no dañar la economía», dice De Frutos.
Aunque en A&G advierten: «El hecho de que el BCE mantenga estas políticas poco menos que «para siempre» sí que es un soporte de medio plazo para los mercados, pero creemos que en algún momento el mercado empezará a preguntarse el porqué de esas políticas y ese momento será complicado».
«El riesgo al que se enfrenta el BCE es a la «japonización» de Europa, es decir, destinar recursos a sostener compañías a las que por sí solas les resultaría muy difícil, perjudicar al ahorrador y mantener tipos bajos provocando un crecimiento anémico. Ayuda en el corto plazo, pero tiene que estar atento a normalizar su política monetaria lo antes posible para evitar este riesgo y está a tiempo», matiza Benedit.
También en positivo, las valoraciones están bien presentes para los expertos: «Hay inversiones que han sido excesivamente penalizadas descontando un entorno casi catastrófico, cuando la realidad es algo mejor», dice Fernández Elices. «Vemos muchas oportunidades de inversión a largo plazo, especialmente en renta variable, que está más barata en términos de valoración relativa que otras zonas del mundo. Vemos potencial en el sector financiero, cíclicos domésticos, autos, algunos industriales y renovables, de forma selectiva», añaden en la EAF Cross Capital. «En el mercado se da por bueno el refrán «A río revuelto, ganancia de pescadores», es decir, las incertidumbres en Europa pueden convertirse en oportunidades debido a que muchos inversores deciden vender. Esto puede provocar que muchos activos coticen por debajo de lo que correspondería a sus fundamentales», añade Benedit.
Desde Abante, también señalan aspectos positivos como la posibilidad de ver un repunte del crecimiento en la segunda parte del año: «Estamos viendo cómo los datos chinos, que salieron muy mal en el último trimestre, ahora mejoran, y los europeos suelen ir con cierto decalaje. Si China mejora, normalmente con algo de retraso Europa también mejora, por lo que podemos augurar una mejor perspectiva macro para Europa y los activos de riesgo», dice Ozaeta, que también destaca que, con los tipos intactos, mejoran las oportunidades para activos como el high yield, la deuda subordinada financiera o los préstamos bancarios.
De Frutos ve oportunidades en empresas líderes en su mercado, diversificadas, generadoras de caja y saneadas. En los fondos que asesora, Alhaja Inversiones, está en valores cíclicos y defensivos, como SAP, ASML, STM, Airbus, Iberdrola. En Presea Talento, fondo de fondos, está más centrada en fondos globales, pero en Europa tienen fondos como el MFS EuropeanEquity o el Schroder European Equity Yield.
Fondos activos y flexibles
En este entorno, los asesores destacan la oportunidad de inversión en fondos de gestión activa y flexibles, tanto en renta variable como fija. En A&G, en renta variable, dan un sesgo valor a las carteras con fondos que hagan una gestión realmente activa como Magallanes European Equity Bestinver Internacional y lo complementan con fondos de acciones europeas que invierten en compañías de calidad, «con excelentes equipos gestores y modelos de negocio sólidos, que tendrán un buen comportamiento relativo en entornos complicados, como el Allianz Europe Equity Growth». En la EAF Cross Capital, también destacan el fondo de Allianz en renta variable: «Es un fondo que tenemos en nuestras carteras modelo desde nuestro inicio de actividad. Es un fondo de stock picking, sin benchmark y que invierte en compañías con ventajas competitivas sostenibles a largo plazo (crecimiento secular, modelo de negocio superior, liderazgo tecnológico, fuertes barreras de entrada)», explica Melwani.
En la EAF también señalan el fondo MFS European Value, con un estilo consistente en términos de rentabilidad, y enfoque en compañías de calidad y de largo plazo. «Esta gestora cuenta con un equipo consagrado en este estilo de inversión, que ha demostrado saber generar rendimientos, incluso en etapas de inestabilidad». Ozaeta, desde Abante, destaca en renta variable el Abante Global Funds-European Quality, de Josep Prats, un fondo sobreponderado en el sector financiero que se beneficiará si Europa va bien y acaban subiendo los tipos.
En renta fija, los expertos apuestan por la flexibilidad y por apuestas con más riesgo de crédito que de tipos de interés. «En renta fija, es necesario buscar fondos flexibles capaces de adaptarse a un entorno cambiante y en ese sentido, nos gustan Jupiter Dynamci Bonds y DIP Global Bonds, con una gestión y perfil de riesgo muy diferentes, pero un mandato flexible en ambos casos capaz de proteger capital en casi cualquier entorno de mercado», añade Fernández Elices.
En Cross Capital EAF, señalan el Nordea 1- European Covered Bond Fund, un fondo de deuda corporativa que invierte en cédulas hipotecarias y títulos similares, por tanto, una clase de activo con una doble protección (la del emisor bancario y la del activo subyacente con garantía hipotecaria, que además tiene una normativa específica que protege al inversor). Desde Abante, en renta fija destacan el Arcano Low Volatility European Income, un fondo de bonos high yield de floating rate notes en Europa, sin riesgo de tipos de interés y con calidad crediticia de B o BB, que iría bien en un escenario económico positivo, con pocas quiebras, y que invierte en un activo que ofrece una rentabilidad de en torno al 4-5 por ciento.
En el terreno mixto, destaca Cartesio Y, que invierte la mitad de la cartera en renta variable europea con un potente análisis de los negocios. «Es una forma de jugar la parte de bolsa europea pero con protección. Si la macro no funciona y los mercados van mal, es una forma de optar por el potencial de la bolsa pero con red de seguridad», explica Ozaeta.