Inteligencia artificial: ¿la nueva burbuja tecnológica?

A día de hoy, los gigantes de la IA no rentabilizan sus inversiones. Si esta tendencia se mantiene, las startups de IA quebrarán. Podríamos estar ante una burbuja especulativa

DeepSeek ha desafiado las expectativas de muchos expertos en inteligencia artificial, que no supieron anticipar la magnitud de los avances chinos en IA y que sorpresivamente han desmontado el mercado de gigantes tecnológicos estadounidenses como Microsoft, OpenAI, Nvidia, Meta o Google.

Más allá del reciente lanzamiento de DeepSeek, Alibaba, otro peso pesado chino en la economía mundial, acaba de anunciar el desarrollo de Qwen2.5-Max un potente modelo de IA también capaz de crear imágenes y vídeos.

Prácticamente lo mismo, con menos

En 2024 el gasto combinado en centros de datos de Alphabet, Amazon, Microsoft y Meta alcanzó los 180.000 millones de dólares, lo que representó un aumento del 57% respecto al año anterior.

A principios de este mes, Microsoft dijo que en 2025 invertiría otros 80.000 millones de dólares en infraestructura de IA. Meta anunció que planeaba invertir 65.000 millones de dólares en ese mismo periodo.

En cambio, DeepSeek ha conseguido desarrollar una tecnología similar con tan solo 5 millones y menos de 200 empleados en su plantilla. Además, gracias a ser de código abierto (al menos de momento), esta nueva inteligencia puede optimizarse para ser incluso mucho más rápida que las versiones estadounidenses.

La cuestión tecnológica

Hasta ahora, las IA requerían una capacidad de cómputo extremadamente alta para ejecutar sus modelos y Nvidia era prácticamente la única empresa capaz de producir los semiconductores necesarios para ello.

Sin embargo, DeepSeek ha demostrado que se pueden obtener resultados prácticamente idénticos con menos chips. Ha quedado claro que no solo los productos de Nvidia son adecuados para entrenar la IA.

Ironías de la vida, EE. UU. prohibió la exportación de semiconductores de última tecnología a China para impedir que los asiáticos pudiesen desarrollar una IA que compitiera con las estadounidenses.

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Pero los ingenieros chinos consiguieron fabricar componentes con menos memoria y con módulos que se activan solamente si es necesario y, por tanto, gastan menos potencia computacional.

¿Quién plagia a quién?

OpenAI no ha tardado en declarar que posee evidencias sobre espionaje industrial y vulneración de la propiedad intelectual por parte de DeepSeek.

Paradójicamente, OpenAI se enfrenta a acusaciones de infracción de derechos de autor por parte de The New York Times y autores reconocidos, que la acusan de entrenar sus modelos con sus artículos y libros sin permiso.

Según otros medios, el fundador de DeepSeek, Liang Wenfeng, acumuló hasta 50 000 chips de Nvidia antes de que EE. UU. prohibiera su exportación a China.

Sin embargo, la mayoría de comparativas se han hecho contra la versión o1 de Chat-GPT, y no parece que DeepSeek la mejore. Además, OpenAI está a punto de sacar su versión o3, que es mucho más sofisticada que la anterior. DeepSeek será más eficiente pero, al menos por ahora, EE. UU. seguirá estando a la vanguardia.

Además, Trump acaba de anunciar que su gobierno invertirá junto a OpenAI, Softbank y Oracle hasta 500 000 de millones de dólares en infraestructuras de IA.

¿Estalla la burbuja de la IA?

Pese al bombardeo de noticias de nuevos avances en la IA, algunos líderes del sector financiero apelaban a la precaución. La gestora de inversión Elliott Management advertía en agosto de 2024 de una posible devaluación de las acciones de Nvidia.

Señalaba también la sobrevaloración de las IA por su todavía poco uso práctico y por requerir enormes consumos de energía y recursos.

A día de hoy, los gigantes de la IA no rentabilizan sus inversiones. Si esta tendencia se mantiene, las startups de IA quebrarán y la demanda de los microchips ofrecidos por empresas como Nvidia caerán.

Podríamos estar ante una burbuja especulativa de IA parecida a la de las empresas punto com de principios de los 2000.

El recorrido de las innovaciones tecnológicas

La economista caraqueña Carlota Pérez, experta en paradigmas tecnológicos, ilustra las fases de cada gran ciclo de innovación y su impacto económico:

Según Pérez, todas las grandes tecnologías disruptivas (máquina de vapor, petróleo, internet) tienen ciclos de unos 50 años, destacando dos fases principales: instalación y despliegue. En la primera, se desarrolla una burbuja financiera (frenesí) que acaba por estallar y crear una crisis.

El despliegue real de la tecnología empezará tras la crisis, adquiriendo una implementación amplia en los sectores involucrados, impulsando la productividad y el crecimiento sostenible.

Además, esta fase se complementa con la regulación, de modo que los usuarios ganarán confianza y empezarán a usar la tecnología.

Según este modelo, estaríamos en plena etapa de frenesí. Este primer ciclo se cerraría unos 25 años después de la aparición de los primeros modelos predictivos o de machine learning.

Entonces, la corrección de mercado se encargaría de limpiar el sector de empresas especulativas y sobrevivirían las más eficientes. A partir de ahí se asentaría la aplicación de la inteligencia artificial.

Que las empresas tecnológicas estadounidenses hayan sufrido enormes caídas bursátiles por el lanzamiento de DeepSeek no implica que vayan a hundirse. De hecho, si realmente ha disminuido tanto el coste de crear modelos de inteligencia artificial el mercado se irá democratizando cada vez más.

Incluso empresas pequeñas podrán desarrollar sus propios modelos, cada uno adaptado a una gran variedad de necesidades.

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

The Conversation

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