Vacunas, confinamientos y renta variable
El significativo avance y la rotación en los mercados de renta variable tienen sentido
Habíamos previsto, al igual que muchos analistas, que las nuevas vacunas lograrían una eficacia decente, en lugar de espectacular, y que comenzarían a estar disponibles hacia finales de 2020. Así pues, las últimas noticias han deparado una sorpresa positiva, en comparación con el escenario base.
Además, el riesgo de cola ligado a la posibilidad de no tener una vacuna eficaz de manera inmediata se disipó con rapidez la semana pasada y sus consecuencias para los mercados han sido profundas.
Las compañías que carecían de atractivo de inversión sin la perspectiva de una vacuna de éxito han vuelto a ser objeto del escrutinio de los analistas.
Por lo tanto, el significativo avance y la rotación en los mercados de renta variable tienen sentido:
- El valor de las firmas más perjudicadas por el Covid-19, como las compañías de viajes y ocio, se ha disparado en los últimos días, dado su renovado atractivo de inversión.
- Las compañías que normalmente muestran un buen comportamiento en un entorno reflacionario también han avanzado de forma impresionante, aunque no en la misma medida.
- Las firmas de buena calidad que prosperarán en la mayoría de escenarios (excepto el que sugiere la ausencia de una vacuna eficaz) también han evolucionado satisfactoriamente.
Análisis de los efectos a largo plazo del Covid-19
No obstante, la crisis sanitaria ha incidido notablemente en la economía y en los mercados financieros.
Sin el nuevo coronavirus no habríamos asistido al impresionante y repentino despertar de la economía real que ha ofrecido a las grandes compañías cotizadas la oportunidad de acelerar la disrupción de los sectores de la «vieja economía».
El tiempo dirá el grado en que las respuestas antimonopolio o reglamentarias ralentizarán o revertirán estos últimos avances.
Sin la crisis tampoco habríamos sido testigos del desplome de los rendimientos de los bonos a largo plazo (y, con ellos, los tipos de descuento utilizados para valorar los activos de riesgo), lo que ha catapultado el valor actual de los flujos de caja futuros.
La magnitud del daño económico todavía se desconoce, pero la mayor parte de los analistas, inversores y responsables políticos consideran que los rendimientos a largo plazo no experimentarán un rápido aumento, dado el impacto desinflacionista del Covid-19, probablemente durante los dos próximos años.
Y sin la pandemia de coronavirus no habría repuntado el nivel de endeudamiento de los hogares, las compañías y los gobiernos.
Unos mayores niveles de endeudamiento no implican necesariamente unos mayores niveles de servicio de la deuda, dado el colapso de los rendimientos de los bonos, pero sí limitan en cierto modo el grado en el que los tipos pueden subir antes de que se adopten medidas de endurecimiento monetario —lo que significa que, suponiendo constantes los demás factores, los tipos de interés de equilibrio se situarán, a buen seguro, en cotas más reducidas—.