El año en el que dijimos 'sí' al riesgo

En el terreno de los fondos, 2017 ha sido el año del riesgo: el dinero de los inversores ha desembocado en productos con un componente importante de bolsa, las rentabilidades han sido positivas en todas las categorías menos en los fondos monetarios, y los mercados han premiado la valentía inversora. El año también ha supuesto la vuelta a escena de la gestión activa, en un entorno con mayores dispersiones, y da paso a un 2018 a priori continuista, pero con grandes incógnitas sobre la mesa.

2017 llega a su fin y será recordado -si las cosas no se tuercen inesperadamente en las próximas semanas-, como un año redondo para los fondos de inversión españoles. Con datos de Imantia Capital de enero a finales de noviembre, se han beneficiado de un aumento patrimonial superior a 24.000 millones de euros, elevando un 10 por ciento su volumen con respecto al año pasado, hasta alcanzar los 261.380 millones (259.466 millones estima Inverco para los fondos mobiliarios). De esta forma, acortan distancias con sus máximos históricos de abril de 2007, situándose ya a menos de 8.000 millones. 

Ese crecimiento se ha sustentado tanto en los mercados como, y sobre todo, en las suscripciones, principalmente dirigidas hacia fondos con componente de riesgo. «Los fondos se consolidan como mejor alternativa de inversión»: es el titular que elige José Antonio Montero de Espinosa, responsable de Renta Variable Europea de Santander AM, para definir el año que está a punto de terminar. «Tipos de interés bajos y crecientes niveles de liquidez han consolidado los fondos como la mejor opción para ahorradores e inversores», añade, y destaca esa ruta de los flujos hacia vehículos de riesgo: «El buen entorno macro y empresarial está favoreciendo el apetito por aquellos productos con mayor componente de riesgo y más peso en renta variable. Mientras se prolongue este escenario de sólido crecimiento económico y niveles de inflación controlados, las perspectivas para el crecimiento de los fondos en general, y los fondos de renta variable en particular, seguirán siendo muy favorables», explica.

Los datos confirman todos sus argumentos: según Inverco, las suscripciones netas en los fondos, de enero a finales de noviembre, alcanzaron los 18.637 millones de euros, 6.350 millones más que en el mismo periodo de 2016, con un flujo más intenso hacia fondos con componente de bolsa en las carteras, como los globales (con 11.516 millones de entradas netas), fondos de renta variable internacional (5.452 millones), renta variable mixta (4.964 millones) y renta fija mixta (2.226 millones). También los fondos de retorno absoluto fueron ganadores, con suscripciones netas de 3.786 millones. Al otro lado, los vehículos más conservadores y sin renta variable: los fondos de renta fija sufrieron salidas netas de 2.400 millones, los garantizados, de 1.600 millones, los monetarios, de 2.200 millones y los fondos de gestión pasiva vieron reembolsos netos de más de 4.100 millones de euros, según Inverco.

Los flujos... a riesgo 

«2017 ha sido un año excelente para el mercado español. Los fondos globales, los mixtos de renta variable y los fondos directos de renta variable europea han sido los ganadores», recuerda Antonio Muñoz-Suñé, CIO y director general de Trea AM. El experto, que habla de un crecimiento fuerte a lo largo del año fundamentalmente en fondos de renta fija corporativa, en mixtos tanto de renta fija como de renta variable y en fondos de fondos y se muestra satisfecho de sus retornos, espera en 2018 «continuar creciendo tanto en renta fija, como especialmente en renta variable», donde han fortalecido su equipo de gestión y análisis, con Alfonso de Gregorio (anteriormente en Gesconsult) al frente.

Y es que, gracias al impulso continuado en fondos de riesgo en los últimos tiempos, Inverco estima que se han producido casi 116.000 millones de suscripciones netas en los últimos cinco años de crecimiento continuado, que han neutralizado los 112.000 millones de reembolsos en la crisis, de 2008 a 2012. Y esto ha provocado que los partícipes se sitúen ya en 10,18 millones.

Un año de gestión activa y rentabilidades positivas

Pero 2017 no solo se recordará por los flujos hacia los fondos, sino también por el buen entorno de mercado -aunque algo más turbulento en la última parte del año ante incertidumbres como la de Cataluña- y el buen hacer de los gestores. Así, de enero a noviembre la rentabilidad acumulada de los fondos se sitúa en el 2,4 por ciento según Inverco, y es positiva en todas las categorías, con excepción solamente de los fondos monetarios.
Y es que los expertos reconocen que ha sido un buen año para la gestión... sobre todo la activa, que ha permitido retornos positivos incluso en renta fija. «Mientras se habla del crecimiento de la gestión pasiva, son muchos los gestores que han demostrado que la gestión activa funciona, que funciona mejor en entornos más complicados de mercado (como la renta fija este año) y que el alfa que generan los gestores revierte a la media. Después del mal comportamiento de los años anteriores y en esta fase más avanzada del ciclo, salvo para inversiones de corto plazo y carácter más táctico, creemos que la gestión activa seguirá haciéndolo mejor», comenta Diego Fernández, director general de Inversiones de A&G Banca Privada.

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En esta misma línea se pronuncia el selector de fondos de Abante César Ozaeta, que dice que cada vez le ve más sentido al uso combinado de la gestión activa con la gestión pasiva: «En los últimos años, la gestión pasiva ha ganado un gran protagonismo respecto a la gestión activa. Desde Abante pensamos que tiene sentido combinar ambos tipos de gestión, especialmente a través del enfoque geográfico. En un mercado donde comienza a haber dispersión, la gestión activa puede volver a ser una gran aliada», añade.

Desde el punto de vista de los mercados...

Y es que éste ha sido un buen año para la gestión activa, reconocen los gestores. «2017 ha sido un gran año para la gestión tanto en renta variable como de renta fija», dice Rafael Valera desde Buy & Hold. «Ha sido un año de mínima volatilidad en los mercados, veníamos de años donde ésta era la nota dominante. Una de las frases más repetidas a finales del 2016 era «la volatilidad ha venido para quedarse», y en este ejercicio su ausencia ha sido la tónica. También se decía de forma cuasi unánime que la renta fija no tenía recorrido y ha sido un magnífico año para la deuda corporativa y para algunos gobiernos y sectores, donde se han logrado retornos de dos dígitos, tanto en deuda pública de Portugal como en deuda subordinada bancaria», recuerda.

«2017 ha sido un año perfecto en lo que a mercados se refiere: la mayor parte de activos ha tenido unos resultados excelentes. Además, un entorno de muy baja volatilidad junto con una situación macro excepcional da visibilidad a un 2018 que a priori puede parecer una extensión de 2017», dice Diego González, socio director de Bull4all Advisors EAFI, mirando al futuro. «Por la parte de los riesgos, un fuerte repunte de la inflación, el impacto de la retirada de los bancos centrales o China parecen temas alejados al escenario actual, al menos por ahora. En todo caso, el inversor entrará en 2018 con buenas expectativas pero con la mente puesta en estrategias que puedan preservar el capital ante un cambio de escenario no tan sencillo», añade.

La clave: asumir riesgo

Para Miguel Puertas, de Norgestión, ha sido un año donde asumir riesgo ha sido la clave para obtener rentabilidad: «El año 2017 ha sido un año donde ha habido que asegurar que las recomendaciones de inversión se han canalizado hacia activos de riesgo (tanto en renta fija como en renta variable) pese a que las subidas de mercado, especialmente en EE.UU., eran de difícil justificación», explica. Por el lado de la renta fija, dice, «ha sido necesario abandonar clases de activos donde no veíamos valor, como renta fija soberana, bonos de corto plazo o deuda corporativa con grado de inversión y redistribuir ese presupuesto de inversión entre liquidez y deuda de mayor riesgo como la emergente, la subordinada bancaria o la preferente. Por el lado de la renta variable ha sido importante ser selectivo en los mercados donde se invertía para asegurar margen de seguridad. La bolsa europea de gran y mediana capitalización y la emergente han contribuido muy significativamente a la rentabilidad», explica.

Alberto Salgado Pérez, director de Inversiones de CIMD Gestión de Patrimonios, destaca el buen año para la mayoría de activos: «Es un año bastante positivo para la renta variable a nivel mundial, y también de relativa estabilidad o incluso ganancia en mercados de renta fija de alta calidad, y mayor ganancia en high yield y deuda emergente. Como consecuencia, también los fondos multiactivo, plenamente de «moda», han brillado», explica.

Pero lo que ha deslumbrado ha sido la bolsa estadounidense: «Contra pronóstico de muchas casas de análisis y de nuestra propia tesis al inicio de año, las bolsas estadounidenses vuelven a ganar a las europeas. El S&P 500 bate, por novena vez en diez años, al Eurostoxx 50. Su rentabilidad media anual es del 7,4 por ciento en la última década (sin incluir dividendos), frente al 0,7% del Eurostoxx 50. Una diferencia tremenda que tiene a día de hoy un claro efecto en valoración, con mayor carestía relativa en la renta variable americana», dice. En Europa, recuerda, los que se presentaban como principales escollos -elecciones holandesas y francesas-, se saldaron favorablemente para los intereses pro-europeos, recogiéndose muy positivamente en las acciones, pero, inesperadamente, han surgido problemas a raíz de la situación en Cataluña y por la falta de acuerdo (por el momento) para formar Gobierno en Alemania, «que hace que se perciba un riesgo político elevado en nuestro entorno». 

¿Ignorando la macro?

Con respecto a los temas macro, Iván Martín, fundador de Magallanes Value Investors, considera que es mejor ignorarlos, algo que ha probado este año. «A la vista de los acontecimientos acaecidos durante 2017, predicciones equivocadas y resultados inesperados demuestran cómo las decisiones basadas en eventos geopolíticos y macroeconómicos resultan estériles en la gestión de inversiones», dice, y recuerda que el éxito de la inversión en valor no depende del acierto en la predicción sino de lo barato que cotiza un negocio frente a su valor fundamental. 

Por sectores concretos, Luis Peña, gestor de Fidentiis Gestión, cree que ha sido un año de transición para la banca europea que nos deja con buenas perspectivas para 2018. «El índice de bancos europeos (SX7P -que incluye países no euro-) ha subido en lo que va de año un 7,15 por ciento (con fecha hasta el 4 de diciembre). El cambio en las expectativas de tipos (que tuvo una influencia muy fuerte en el primer semestre) ha ido diluyéndose a lo largo del segundo. Somos optimistas respecto al comportamiento de los valores financieros europeos (bancos, seguros y compañías financieras en general) de cara al año que viene. Lo mejor está por llegar siempre que el ciclo macro europeo siga fuerte, como esperamos. El cambio de tipos (desplazado a 2019) es difícil que se vuelva a retrasar dado que el reemplazo en la presidencia del BCE está previsto para octubre de 2019 y podría tener un sesgo más «hawkish». Anticipamos un re-rating en los múltiplos de valoración del sector», dice, deseando felices retornos para 2018.

Centrarse en los clientes...

Jorge Coca Marqués, socio director general de Wealth Solutions EAFI, explica que, en este entorno, la clave para los asesores es enfocarse en los objetivos de los clientes, más que en el comportamiento de los mercados. Y destaca la importancia de «conocer exactamente lo que podemos esperar de cada uno de los fondos en los que implementamos nuestra política de inversión, lo que hace que no tengamos sorpresas». Y eso es lo que destaca de este año 2017, la ausencia de sorpresas. «Hay menos adrenalina, pero nos hace centrarnos en lo importante, objetivos y necesidades de los clientes por un lado y gestión de sus riesgos por otro», añade

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