La vacuna de Pfizer, solo apta para los más ricos
Los enormes desafíos logísticos que plantea la distribución de la vacuna de Pfizer contra el coronavirus limitan su alcance
Cuando la vacuna de Pfizer y BioNTech que ha demostrado una efectividad del 90% contra el coronavirus salga de las líneas de producción, será el comienzo de un largo y costoso periplo hasta que sea inyectada en los seres humanos.
Al margen de las incógnitas médicas que todavía quedan por resolver, los desafíos logísticos que plantea la gran esperanza contra el coronavirus que ha desatado la euforia en las bolsas, hace que solo los países más ricos estén en posición de poder costearse su uso.
La innovadora tecnología que emplea la vacuna, a base de ARN mensajero, tiene una cara ‘B’ más problemática, por cuanto el medicamento requiere como condición indispensable ser transportado a -70 grados centígrados. Y esto supone un gran desafío.
¿Qué problemas logísticos enfrenta la vacuna?
- Cadena de frío. Los viales se deben transportar congelados, lo que implica de entrada que habrá que construir en los aeropuertos grandes almacenes frigoríficos para organizar la distribución hasta los hospitales y centros de vacunación.
- Una vez lleguen a los centros de vacunación, la vacuna tendrá que descongelarse y administrarse durante los siguientes cinco días, porque si no se echará a perder. Así que tampoco se podrá almacenar a gran escala, salvo que se construyan expresamente grandes cámaras frigoríficas.
- Doble dosis. Todo este proceso de costosa ingeniería logística tendrá que repetirse dos veces, ya que la vacuna de Pfizer requiere dos dosis para la inmunización.
- Despliegue logístico. Eso significa que los países deberán construir desde cero las redes de producción, almacenamiento y transporte de ultracongelación necesarias para que la vacuna sobreviva. La inversión masiva y la coordinación requeridas casi aseguran que solo las naciones ricas tengan acceso garantizado, e incluso en este caso solo sea posible llevar la vacuna hasta las grandes ciudades.
- Incluso para los países ricos que han reservado dosis, como Japón, los Estados Unidos, el Reino Unido o España, la entrega de la vacuna de Pfizer implicará obstáculos considerables. Por ejemplo, los camiones frigoríficos se pueden averiar, podría haber cortes eléctricos o los trabajadores esenciales involucrados en estos trabajos podrían enfermar.
¿Qué hacer ante este dilema?
Así las cosas, las autoridades sanitarias tienen que empezar a tomar decisiones trascendentales y se enfrentan a un serio dilema.
Comenzar desde ya a construir esta compleja infraestructura de cadena de frío basada en lo que se considera una apuesta segura (pero todavía no lo es) o esperar a una vacuna más lenta y convencional (a base proteínas) que no requiera el transporte en frío.
"Si hay una vacuna a base de proteínas que pudiera lograr el mismo efecto que una vacuna de ARN mensajero y existe la necesidad de vacunar a miles de millones de personas cada año, optaría por las inyecciones a base de proteínas a largo plazo", dice Ding Sheng, director del Global Health Drug Discovery.
De este modo, los países que opten por la vacuna de Pfizer y BioNTech tendrán que afrontar un enorme gasto logístico, que podría dejar a las naciones más desfavorecidas fuera del circuito.