Entre la amnesia bursátil y la realidad política

El fuerte crecimiento de las Bolsas
norteamericanas desde hace un año, coincidiendo con la llegada a la presidencia
de Donald Trump, muestra hasta que punto los mercados se mueven más por las
expectativas que por la realidad. La sensibilidad de las Bolsas ante las
tensiones internas y externas de todo tipo que ha ido provocando Trump ha sido
mucho menor que la mostrada ante las promesas de una reforma fiscal, que se ha
ido alargando en el tiempo y todavía oculta una parte de su contenido. Pocos
podrían prever que el Dow Jones, principal índice de Wall Street, se
incrementaría un 29 por ciento en el primer año de presidencia de Trump y ello
ha afectado de forma positiva a las Bolsas de este lado del Atlántico, que se
han apuntado también importantes plusvalías. Una suerte para en buen número de
ahorradores que han debido ahora apostar por la renta variable como única
alternativa a la menguante o casi nula rentabilidad de los productos bancarios
tradicionales y de la renta fija. Habría sido un desastre que esta necesidad de
asumir mayor riesgo se hubiera saldado con importantes pérdidas.

Ante esta situación cabe ahora preguntarse si la
Bolsa española, cuyas ganancias están cerca del 14 por ciento en ese primer año
de Trump, puede recuperar la rentabilidad perdida respecto a las principales
plazas europeas y al Eurostoxx. Para ello será necesario, sin duda, que los
comicios del 21 de diciembre en Cataluña aporten expectativas de tranquilidad y
sosiego. Es cierto que restañar las heridas y superar los daños causados no
será cuestión de un par de meses, pero la amnesia es una característica de las
Bolsas en estos casos, lo que puede jugar a favor de los intereses de
ahorradores/inversores. Claro que para ello debería cumplirse la premisa de que
el 22 de diciembre no volvamos a las andadas y todos hayamos aprendido algo,
para que no vuelva a repetirse lo ocurrido en los últimos meses