Estabilidad y profesionalización: presente y futuro del alquiler residencial
El auge que experimenta actualmente el arrendamiento de vivienda no es una tendencia circunstancial o pasajera, sino que es fruto[…]
El auge que experimenta actualmente el arrendamiento de vivienda no es una tendencia circunstancial o pasajera, sino que es fruto de una apuesta firme y decidida por parte de la mayoría de los nuevos hogares españoles, que en los últimos años se han decantado por el alquiler en detrimento de la compra. Se trata de un cambio paradigmático en el seno de nuestra sociedad, que ha estado siempre muy ligada a la cultura de la propiedad.
La entrada de los jóvenes en el sector inmobiliario ha sido uno de los principales motivos de esta transformación. Este segmento de la población, que ha comenzado a buscar vivienda y prefiere opciones más flexibles respecto a las hipotecas, ha encontrado en el alquiler una solución que se ajusta mejor a su modelo de vida, en el que se priorizan cuestiones como la movilidad geográfica por motivos laborales.
El cambio de tendencia hacia el alquiler ha generado un incremento en la demanda de viviendas de arrendamiento al que determinadas ciudades tienen dificultades para hacer frente debido, principalmente, a la escasa oferta de residencial de este segmento. Este hecho ha derivado en aumentos en el precio del alquiler en metrópolis como Barcelona o Madrid, que cuentan con un gran volumen de habitantes y turistas y escaso suelo finalista para poner en marcha vivienda nueva.
ALIANZA PÚBLICO-PRIVADA
La Administración tampoco dispone de las herramientas necesarias para compensar este desequilibrio entre demanda y oferta, una circunstancia que podría enmendarse con la presencia de un importante parque público de vivienda en alquiler a la altura del que existe en otros países europeos.
Ante un escenario como este, una de las principales soluciones es la colaboración entre el ámbito público y el privado. Establecer una alianza entre las distintas Administraciones y el sector inmobiliario -para trabajar en la promoción de vivienda pública, entre otras cuestiones- es crucial para resolver la falta de oferta que deriva en el aumento de las rentas de alquiler en ciertas zonas. De manera equivocada, algunos grupos han señalado que esta subida de los precios se da en el conjunto de España, al tiempo que han atribuido a los fondos de inversión la responsabilidad de estos incrementos.
Sin embargo, los datos imponen la realidad: en España, el precio de la vivienda de alquiler no presenta las tensiones que se dan en Barcelona, Madrid o Valencia; por otro lado, los inversores institucionales sólo poseen un 3 por ciento del mercado de viviendas en alquiler, por lo que no disponen de margen ni capacidad para marcar el compás en la evolución de los precios.
PROFESIONALIZAR Y ESTABILIZAR
Estamos pues ante un mercado liderado por los particulares en el que resulta cada vez más necesaria la profesionalización que aportan los grandes operadores de mercado. Su actividad en el mercado europeo de alquiler ya ha dado como resultado una mejora de los servicios ofrecidos a los inquilinos (rehabilitación, gestión de alta de suministros). En España, compañías con grandes carteras de inmuebles ya están aplicando esta fórmula que permite además mejorar la comunicación entre arrendador y arrendatario, especialmente con la entrada en juego de la digitalización.
La estabilidad jurídica es otra de las cuestiones fundamentales para que el mercado del alquiler no detenga su ritmo de crecimiento. Las actuaciones del Gobierno para realizar cambios regulatorios en materia de vivienda antes de la convocatoria de elecciones generales evidencian la falta de un análisis y debate en profundidad, en el que deberían consultar a todos los agentes del sector para lograr una regulación que mejorase el funcionamiento del mercado y que no fuese solo un parche temporal.