La nueva inversión responsable
En un mundo de mayor volatilidad y dudas sobre la evolución de los mercados, las gestoras están lanzando una oferta que huye de incertidumbres: la inversión responsable.
La inversión responsable está impulsando su protagonismo a gran velocidad. Y ese crecimiento ha venido acompañado de cambios de concepto y de innovación: los inversores ya no se conforman con ver excluidas de sus carteras a determinadas industrias polémicas sino que buscan generar un impacto positivo, o contribuir a propósitos como luchar contra el cambio climático o lograr una verdadera igualdad de género. Es la nueva cara de la ISR en España.
«La inversión responsable es una práctica muy antigua, pero se ha limitado a ámbitos excluyentes como el tabaco, el alcohol o las armas. La aceleración se produjo con el lanzamiento de los Principios de Inversión Responsable (PRI) de las Naciones Unidas en 2007. Luego, el Acuerdo de París sobre el Clima de 2015 (COP 21) consolidó a la ISR como un tema de gran importancia: los grandes inversores institucionales creen ahora que la búsqueda de beneficios financieros a corto plazo por sí sola es potencialmente destructiva de valor a largo plazo», explica Nicolas Jacob, responsable de ESG Research en ODDO BHF AM.
Las gestoras de fondos están siendo proactivas en este desarrollo a través de su oferta, a la vez que responden a las demandas de los clientes, también los minoristas. «En esta sociedad que busca cada vez más un propósito, las generaciones actuales quieren saber el impacto de sus inversiones», comenta Amparo Ruiz Campo, Country Head para España y LatAm de Degroof Petercam AM, que destaca cómo el inversor español se está haciendo sostenible. «Observamos una mayor demanda por parte de los inversores, principalmente del institucional aunque en los últimos años hay mayor apetito de los distribuidores y una mayor concienciación de los particulares», corrobora desde Amundi Jorge Díaz.
Y en respuesta a esta demanda se enmarcan los últimos lanzamientos de las gestoras, centrados en áreas como la diversidad de género, la lucha contra el cambio climático o el impacto y la inversión siguiendo los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU. Algo que solo puede dar pasos hacia adelante: «El volumen de activos gestionados de acuerdo con los principios ESG (ambientales, sociales y de buen gobierno) va a seguir creciendo. No son un capricho o moda: en los próximos diez años formará ya parte integrante de la filosofía de inversión de la mayoría de los gestores profesionales», dice Elena Nieto, directora de ventas de Vontobel AM en Iberia.
Igualdad de género
El pasado 8 de marzo, en el Día Internacional de la Mujer, Nordea AM lanzó un fondo orientado a demostrar que es posible lograr sólidas rentabilidades invirtiendo en empresas con un marcado énfasis en la igualdad de género. El fondo, Nordea 1-Global Gender Diversity, es un producto de renta variable global gestionado por dos mujeres, Julie Bech y Audhild Asheim Aabø. Invierte en empresas con una representación diversa en términos de género e incorpora una serie de criterios ESG. «Priorizamos las empresas que cuentan con una representación de género igualitaria en los puestos directivos y ejecutivos y en su consejo. La diversidad de género impulsa la rentabilidad de las empresas. Es una cuestión social, pero también está correlacionada con el éxito empresarial», añade.ç
En este mismo sentido se enmarca uno de los últimos lanzamientos de Santander AM, Santander Equality Acciones, que invierte en empresas que promueven la igualdad de género en todos los niveles de su estructura, a la vez que presentan fundamentales atractivos. El fondo tiene en cuenta siete criterios: número y porcentaje de mujeres en el Consejo de Administración, empresas lideradas por mujeres, porcentaje de mujeres empleadas, porcentaje de mujeres en niveles intermedios, porcentaje de mujeres en puestos directivos, publicación de la brecha salarial entre hombres y mujeres y políticas de igualdad de oportunidades.
En la gestora han apostado con fuerza por la ISR en los últimos años: contando con ese último fondo, comercializa actualmente nueve fondos de ISR (siete en España, uno en Portugal y uno en Brasil). Lanzó en 2018 la primera gama de fondos sostenibles en España, integrada por dos fondos mixtos y uno de renta variable pura: Santander Sostenible 1, Santander Sostenible 2 y Santander Sostenible Acciones. La parte de renta fija de estos fondos está gestionada por Carmen Borondo y la de renta variable por Lola Solana; y desde el lanzamiento acumulan alrededor de 800 millones de euros bajo gestión. «Cuando nos ponemos a imaginar cómo será la industria de gestión de activos dentro de 5 o 10 años, nunca ha estado tan claro: hay que apostar por la gestión bajo criterios de inversión sostenible y responsable. En esta inversión hemos encontrado respuestas a problemas sufridos en el pasado y hemos dado con las soluciones para el futuro de todos», comenta David García Rubio, responsable de ISR de Santander AM. «La ISR recupera la esencia de las inversiones, la visión de largo plazo en la gestión», añade.
Entre las gestoras que también tienen fondos con la idea de la diversidad de género está RobecoSAM, que ofrece una estrategia de impacto en la igualdad de género, así como estrategias que invierten en las empresas que ayudan a lograr los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU. «RobecoSAM ya ha identificado oportunidades potenciales en tendencias clave de sostenibilidad y las abordó a través de estrategias temáticas que cubren el futuro de la movilidad, materiales inteligentes, energía inteligente y producción sostenible de agua y alimentos, así como una vida sana», añade Ana Claver Gaviña, responsable para España y Chile. También la oferta de Propiedad Activa de Robeco se relaciona con compañías en todas las estrategias en temas específicos como la reducción de residuos plásticos, el impacto social de la inteligencia artificial y la digitalización del sector de la salud.
Transición y cambio climático
Otra de las grandes tendencias de esta nueva ISR es la inversión que ayude a combatir el cambio climático. En este sentido, Allianz Global Investors lanzó recientemente el fondo de renta variable Climate Transition, que invierte en acciones de empresas europeas que estén bien preparadas para la transición hacia una economía baja en carbono. «No hay tiempo que perder. El cambio climático es uno de los desafíos más importantes de este siglo. Como inversores activos queríamos ofrecer un producto de renta variable que no solo permita a los inversores abordar los riesgos climáticos, sino también beneficiarse de las oportunidades que supone la transición energética, ayudando a contribuir a una transición justa que también tenga en cuenta sus dimensiones sociales», comenta Isabel Reuss, directora global de análisis ISR en la gestora.
«El interés y la demanda por la ISR está despegando de forma más global debido a cuatro factores: la muerte del mito de que incluir la ESG en la selección de la cartera pesa en la rentabilidad; una creciente conciencia por generar una rentabilidad extrafinanciera o impacto; la regulación busca impulsar una economía sostenible y verde y quiere que la industria financiera juegue un papel activo; y el momentum». En un momento en el que los inversores institucionales están impulsando esta inversión, desde la gestora buscan en áreas determinadas para lanzar nuevos productos ISR, sobre todo para sus estrategias de mercados emergentes.
Investec AM también ha lanzado una nueva estrategia, con el nombre Investec Global Environment, centrada en empresas que cuenten con la clasificación «carbon avoided», según la metodología utilizada por el sistema de cotización de emisiones de la Unión Europea.
Como parte de su compromiso con la inversión bajo criterios ESG, CPR AM, filial de Amundi, lanzaba recientemente en colaboración con CDP -ONG internacional, que publica datos medioambientales- Climate Action, un fondo temático de renta variable global para abordar el cambio climático. Busca «invertir en las compañías más virtuosas en términos de transición energética, que tienen en cuenta los riesgos del cambio climático y se comprometen a realizar esfuerzos para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, con el fin de mantener un aumento de la temperatura global por debajo de 2 grados centígrados hasta 2100».
Más innovación
La innovación también está en los ETFs: BlackRock ha lanzado uno que busca aprovechar el creciente énfasis a escala global en las fuentes de energía sostenibles para el transporte. El iShares Electric Vehicles and Driving Technology UCITS ETF ofrece exposición a empresas que operan en la cadena de valor de los vehículos eléctricos. Desde Amundi, también han completado su gama de ETFs ISR, que incluye cuatro de renta variable y dos de renta fija.
En esa misma línea de cuidar el entorno y generar además un impacto positivo nacía recientemente el BMO SDG Engagement Global Equity, un fondo que se centra en los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas. Lanzado con capital inicial de UBS Global WM, el fondo se diseñó para generar un crecimiento de capital a largo plazo y un impacto positivo, a través del activismo accionarial. El fondo invierte en entre 40 y 60 acciones globales de empresas de pequeña y mediana capitalización en las que se observe un margen para impulsar la mejora hacia los ODS, mediante un programa de activismo personalizado.
En esta misma línea, DWS ha registrado en España el DWS Invest SDG Global Equities, un fondo que invierte en empresas que contribuyen positivamente al cumplimiento de los 17 ODS de la ONU, buscando generar un impacto positivo medible (al menos un 50 por ciento de las ganancias deben estar vinculadas al cumplimiento de los objetivos).
M&G Investments también anunciaba recientemente el lanzamiento de un fondo de renta variable que invierte en compañías sostenibles y que tiene como objetivo lograr un impacto social positivo al abordar los principales desafíos sociales y medioambientales, proporcionando a la vez unas rentabilidades atractivas: es el fondo M&G (Lux) Positive Impact.
Entre las gestoras españolas viene calando también esta idea: como ejemplo, Magallanes Value Investors lanzó el año pasado Magallanes Impacto, un fondo centrado en la financiación de instituciones que otorgan microcréditos a los sectores más desfavorecidos de la población en países en vías de desarrollo, impulsando su inclusión financiera y la salida de la pobreza. Cuenta con el asesoramiento de Gawa Capital, firma especializada en inversiones de impacto.
Planes de futuro
En gestoras como Schroders dan especial importancia a los temas de calentamiento global, y ultiman nueva oferta en el campo de la inversión sostenible. «El impacto del calentamiento global sobre la economía y las empresas va a ser profundo y afectará a muchos sectores. En 2007 lanzamos el Schroder ISF Global Climate Change Equity, un fondo diseñado para invertir a nivel global en las acciones de aquellas empresas que reconocen las amenazas y aceptan los retos del cambio climático con anticipación, o aquellas que forman parte de la solución a los problemas», explica Carla Bergareche, directora general de España y Portugal de la firma. Además de esta temática, siguen incrementando la gama de fondos sostenibles y acaban de lanzar dos fondos: el Schroder ISF European Sustainable Equity y el Schroder ISF Sustainable Multi-Factor Equity. El primero se basa en las estrategias blend de acciones europeas de Schroders cuyas decisiones se fundamentan en el análisis bottom up, añadiendo este marco de inversión ESG, con su metodología CONTEXT. El segundo se vale de las capacidades en la inversión por factores de Schroders para ofrecer exposición a fuentes de rentabilidad como calidad, dinamismo, valor y volatilidad reducida. Además, integra en sus decisiones el nuevo sistema de Schroders, SustainEx, que mide los impactos en términos de ESG.
Otro plan de futuro es que todos sus fondos integren esos criterios. «La inversión socialmente responsable es más que una tendencia, representa el presente y el futuro de la inversión. El cambio climático, la evolución demográfica y la revolución tecnológica harán cada vez más evidentes las diferencias entre las compañías. Por eso es muy probable que el análisis financiero convencional se quede corto así que las previsiones y análisis centrados en los criterios ESG son ahora más importantes que nunca para los inversores», añade Bergareche.