Revisión de perspectivas
Estamos observando una moderada recuperación de la actividad económica global que llevará a que su tasa de crecimiento durante 2017[…]
Estamos observando una moderada recuperación de la actividad económica global que llevará a que su tasa de crecimiento durante 2017 pase a ser el 3,3 por ciento desde el 3,1 por ciento del año anterior. Esta recuperación afecta a todas las geografías, tanto emergentes como desarrolladas, aunque las velocidades de crucero de una y otras se mantendrán alejadas: en torno al 2 por ciento en el mundo desarrollado frente al 4 por ciento del mundo emergente.
La diferencia de la tasa de crecimiento junto con el hecho de que afecta a mucha más población (pensemos que solo China y la India tienen 2.800 millones de habitantes de los 7.400 que hay a nivel mundial) nos lleva a que consideremos el área emergente como una parte esencial de las carteras de nuestros clientes, no solo en el tramo de la renta variable, sino también en el de la renta fija. En nuestra opinión, el mundo emergente ha dejado de ser una opción táctica en una cartera, para pasar a ser un componente estratégico de la misma.
En el lado de los precios nuestra idea de que la inflación está lo suficientemente alta como para que descartemos la deflación, pero lo suficientemente baja como para que los bancos centrales tengan un amplio margen de maniobra, sigue vigente. Pero esta idea la vemos más vulnerable que hace unos meses y la vulnerabilidad está en aumentos más bajos de precios de lo que estábamos esperando. Evidentemente ha sido fundamentalmente la consecuencia de la intensa corrección a la baja de los precios del petróleo, pero la tasa de crecimiento de los salarios sigue siendo baja a pesar de que muchas economías han recuperado ya tasas de desempleo como las de 2007.
Es cierto que vemos secularmente la cotización del crudo a la baja en el medio/largo plazo por la vigorosa expansión de su oferta, proceso que continuará en el futuro, pero la reciente y abrupta caída que ha tenido nos hace pensar que el correctivo ha sido más que suficiente en el corto plazo. No obstante, la complejidad de este mercado y la potencia de sus inercias nos hacen ser cautos en cuanto al valor de nuestro pronóstico.
En el frente político vemos que la tensión, que era muy notable al cierre de 2016, se ha reducido tras los resultados electorales en Europa, que alejan las propuestas populistas y la posibilidad de un 'Brexit' duro. No obstante, además de las próximas elecciones en Italia quedan muchas dudas por despejar en Estados Unidos.
Los bancos centrales, y esto es algo que podemos decir de todos, pero especialmente de la Fed y del BCE, quieren recuperar su margen de maniobra en la política monetaria. Y lo quieren hacer retirando estímulos monetarios y subiendo sus tasas de interés de referencia, pero siempre y cuando no afecte al crecimiento. No vemos, por el contrario, una rápida subida de los tipos precisamente porque la inflación les da un amplio espacio de actuación.
Seguimos sin ver valor a la renta fija como un todo, aunque dentro de la misma tenemos que hacer matizaciones. Continuamos advirtiendo de la desproporción entre la rentabilidad y el riesgo en la deuda pública europea. Las caídas recientes de sus precios son solo un reflejo de esta desproporción. Sin embargo, seguimos siendo optimistas en la renta fija emergente en moneda local, y ello pese a que la debilidad del crudo actúe para algunos países como un viento frontal.
Es cierto que las valoraciones de la renta variable son elevadas, especialmente en los países desarrollados y de una manera destacada en Estados Unidos. Pero la recuperación económica, las tasas de inflación y el brillante momento de los beneficios empresariales hacen que continuemos teniendo unas perspectivas positivas respecto a esta clase de activo. Como el buen momento económico es global nuestra recomendación de sobreponderación afecta tanto al área emergente como a la desarrollada, si bien dentro de esta Europa sigue brillando respecto a las otras opciones.