¿Cómo poner a punto la cartera de fondos para la segunda mitad de año?
Tras un arranque más que positivo en los mercados, preguntamos a los expertos por aquellas estrategias que hay que tener ahora en cartera
El último euro, que lo gane otro». Es una de las frases más repetidas estos días por los expertos de la industria de la inversión. Si hubiera que hacer balance de los primeros seis meses del año, pocos estarían decepcionados. Los que asumieron riesgo vieron recompensada su apuesta, con subidas de doble dígito en los mercados desarrollados y superiores al 20% en Bolsas emergentes, como Turquía y Asia y entre las pequeñas y medianas compañías de Europa. Pero incluso quienes se mantuvieron en bonos logran mantenerse en positivo en el año. ¿Y ahora? Pues se aventuran seis meses nada fáciles, vaticina José María Luna, de Profim. Porque en los seis anteriores se ha pasado de temer una recesión por el «Brexit» a celebrar que los resultados empresariales comienzan a remontar al fin en Europa.
Miguel Puertas, fundador de Asset Growth EAFI, reconoce que están reduciendo su exposición a la renta variable -del 40 al 25%- que tenían principalmente en la Bolsa europea, por ejemplo, con el BGF Euro Markets Fund, y a la Bolsa española, con el EDM Inversión. También lo están haciendo en lo que ha funcionado muy bien en renta fija: el high yield (alto rendimiento) estadounidense. Es, explica, más por prudencia que por que vea problemas. «El mercado no ha hecho más que volar y prefiero perderme los tres últimos puntos antes que la corrección», cuenta. Es lo que están haciendo los gestores de las carteras de multiactivos de Schroders, «quitar algo de riesgo de cara al verano», cuenta Leonardo Fernández, director del canal intermediario de Schroders. Dicho esto «no es motivo para el pánico», asegura Salvador Díaz Ruiz, adjunto a dirección de inversión de Altair Finance, porque el ciclo se presenta estable y la tendencia de fondo es alcista. Por eso, los expertos coinciden en que esto es una pausa para tomar aire antes de que continúen las subidas. Un descanso para las carteras que se pueden tomar, como propone Puertas, en fondos de deuda a corto plazo, como el Evli Short Corporate Bond.
«Los que tienen ahora la batuta son los bancos centrales», afirma Luna. «Supieron entrar a tiempo, pero los últimos mensajes que lanzan dejan entrever que no será tan sencillo salir». Para combatirlo, Luna da cuatro claves. Primero, dejarse de «axiomas». Las teorías de «esto no va a funcionar» rara vez aciertan, de ahí la necesidad de estar bien diversificados. Segundo, que el «core», el núcleo, de la cartera sean fondos muy flexibles, para que sea un gestor el que se adapte con rapidez por si cambian los vientos. Tercero, recordar que los ruidos de los bancos centrales son oportunidades de compra. Y cuarto, prudencia. «Si la Bolsa no está barata, lo que sí que está caro es la renta fija», recuerda.
¿Y con la Bolsa?
En renta variable, sigue la apuesta por las Bolsas de Europa y (algo) de países emergentes. Al fin están llegando los beneficios empresariales en el Viejo Continente, por lo que el Schroder ISF Euro Equity está bien posicionado para captar el mercado más favorecido por los expertos consultados. A quien le preocupe una corrección, otra opción podría ser el Schroder ISF European Alpha Absolute Return, que no tiene direccionalidad con el mercado y que controla la volatilidad del fondo.
La Bolsa americana aún está cara para todos los expertos. Incluso aunque las políticas de Trump favoreciesen la economía, Carlos Farras, socio director de DPM Finanzas, estima el impacto en torno al 10%, por lo que, cotizando a un PER (precio sobre beneficios) de 19 veces, «solo debería dejar retornos moderados para los próximos años en el mejor de los casos». Quien aún esté positivo con el crecimiento de las compañías estadounidenses, puede optar hacerlo con el Sirios US Equity Fund, un fondo que le da esa exposición «pero con paracaídas», apunta Fernández, ya que puede ponerse tanto largo como corto.
En emergentes, señala Farrás, «es necesario ver que la recuperación de las materias primas se mantenga, que China no se resienta tras el fin de las políticas expansivas y seguir de cerca las futuras decisiones en materia de políticas comerciales. Se pueden buscar oportunidades, pero con un fondo abierto a cualquier región, como el Schroder ISF Emerging Markets, que Fernández cubriría el riesgo de divisa.
Pese a la corrección de estos días en la renta fija, los expertos siguen viendo valoraciones ajustadas en esta clase de activos. «Antiguamente ofrecía una protección frente a las caídas de las bolsas y estaba poco correlacionada con el comportamiento de las acciones, pero actualmente su nivel de correlación positiva es el más alto de los últimos cinco años», recuerda Farrás. En Schroders están negativos con la deuda y el crédito de alta calidad. Un gran porcentaje ya cotiza con rentabilidades negativas -un 55% de la deuda gubernamental europea y un 70% de las emisiones de corto plazo en Europa, aporta Farrás- y Fernández no ve mucho sentido a pagar a una empresa por prestarle dinero.
En high yield, el equipo de Schroders ahora está neutral ya que, aunque la tasa de impagos seguirá bajando, será más bien un año «de recolección de cupón», define Fernández. En este segmento Puertas recuerda dos fondos que lo han hecho muy bien: el JPM Euro High Yield Bond Fund y el AXA WF High Yield. Donde sí sigue viendo valor Schroders es en la deuda de países emergentes porque son países cuya economía está mejorando y cuyos tipos van a la baja, pero lo haría vía un fondo flexible, como el Schroder ISF Emerging Markets Debt Absolute Return, ya que «no todo vale». El equipo del fondo está muy positivo -solo tiene un 1% en liquidez ahora-, con un foco especial en Latinoamérica.
Fondos alternativos
Aunque el rebalanceo de carteras es común cuando los mercados avanzan tan rápido, «lo peor que puede hacer el inversor individual es intentar adivinar el futuro», asevera Paolo Mezza, socio de Arcano Family Office. El objetivo debería ser construir una cartera robusta, con visión de años, no meses. Por eso, con las cotizaciones tan caras tanto en la bolsa como en la renta fija, propone diversificar con estrategias alternativas, «mercados donde no hay un ETF intentando replicarlo». Por ejemplo, para grandes patrimonio, se puede optar por activos inmobiliarios vía fondos de capital riesgo, aunque también existen fondos de inversión del sector. Es una buena opción que también apoya Díaz, de Altair Finance, «en un contexto de normalización monetaria con un ciclo de recuperación a la vista» ya que «se atan el coste del pasivo a medio plazo y se beneficiarán de la mejora en las rentas de su activo». Otras alternativas en fondos alternativos líquidos pueden ser los que invierten en bonos catástrofe, que pagan un interés a cambio de que en caso de desastre natural se pierda parte de la inversión. O «estrategias macro», que pueden ponerse largos y cortos según lo pida el mercado. Son fondos que no se mueven en la misma dirección que los grandes mercados, lo que protegerá si hay una corrección.
¿Y el inversor conservador?
Para el conservador «diversificación y paciencia es la clave», afirma Díaz. Apostaría por carteras diversificadas de renta fija, en productos que combinen posiciones de cobertura elevada, productos ligados a la inflación y bonos corporativos en plazos reducidos y alta calificación crediticia. Eso sí, como recuerdan desde Schroders, con ese perfil de riesgo, su mejor alternativa será no perder dinero. El Schroder ISF Fund Global Multi-Asset Conservative busca dar un 1-2% anual; para buscar un 3-4% habría que subir un escalón, al Schroder ISF Fund Global Multi-Asset Flexible.