Preservar la estabilidad financiera a largo plazo
Esta semana se reúnen los bancos centrales de Australia, Canadá y nuestro Banco Central Europeo.
Esta semana se reúnen los bancos centrales de Australia, Canadá y nuestro Banco Central Europeo. Los bancos centrales de países en desarrollo que también mantendrán reuniones de política monetaria son los de Kazakhstan, Polonia, Turquía, Malasia y Perú. Los mercados financieros van a estar pendientes a muy corto plazo de lo que resulte de estas reuniones. Lo interesante de todo esto es que las posibles divergencias en política monetaria, si se producen, no son nuevas. De hecho, los dos principales bancos centrales a nivel mundial (BCE/Fed) han mantenido diferentes posiciones sobre la estrategia a seguir con respecto a los tipos de interés y liquidez desde hace ya más de un año. Se puede afirmar que es ahora cuando se espera una mayor convergencia en las decisiones de política monetaria.
La compra neta de activos en los mercados financieros pasó de una cifra superior a 160 bn.$ por mes en 2016 a apenas 23 bn. el año pasado. Y por primera vez se espera que sea negativa, con estabilidad o reducción de balances en general, durante este año. Los principales bancos centrales, especialmente la Fed y el ECB, han comenzado a lanzar mensajes de paciencia con respecto a las próximas decisiones sobre tipos de interés y
liquidez. En el primer caso, frenando su normalización. En el segundo, dándose más tiempo para iniciarla. La evolución de la inflación es clave, condicionado ahora su análisis con los indicios de desaceleración económica. Pero con las economías creciendo en general cerca de su crecimiento potencial. La clave entonces no es tanto el diseño de las políticas monetarias como la implementación de reformas estructurales que lleven a una mejora de las perspectivas de crecimiento a medio y largo plazo. El elevado protagonismo de la política monetaria debe ceder paso al resto de la política económica.
Las medidas monetarias extremas aplicadas durante la crisis tenían como objetivo facilitar las condiciones de financiación, especialmente para empresas y familias. Y han tenido un elevado éxito. El riesgo asumido se ha centrado en los mercados financieros, frente a la mayor regulación y supervisión asumida por los bancos. No se debe entonces considerar a la obligada normalización monetaria como un riesgo para la estabilidad financiera, más bien lo contrario. Se trata de eliminar las medidas monetarias extremas no necesarias que suponen una amenaza a medio y largo plazo, el exceso de liquidez que puede conllevar distorsiones en la gestión del riesgo de los agentes económicos y en la asignación de recursos. Los mercados financieros en estos momentos excesivamente sesgados en el corto plazo así lo acabarán asumiendo también.