La bolsa española da la cara

Nos adentramos en el último mes del primer semestre con datos bien positivos para ahorradores/inversores. La cuestión ahora es decidir[…]

Nos adentramos
en el último mes del primer semestre con datos bien positivos para
ahorradores/inversores. La cuestión ahora es decidir la estrategia hasta fin de
año: optar por instrumentos y activos con poco riesgo y asegurar las plusvalías
obtenidas o apostar por más renta variable
en busca de una mayor rentabilidad,
pero con más riesgo de pérdida. Es importante señalar, de entrada, que entre
estas dos opciones siempre hay otras intermedias que se pueden considerar.

Antes que nada,
conviene analizar lo ocurrido en estos cinco meses transcurridos del ejercicio
para sacar algunas conclusiones: el comportamiento de la renta fija no ha sido
tan malo como se esperaba. Es verdad que ha registrado leves caídas, tanto a
corto como a largo plazo, pero perfectamente asumibles por los ahorradores. Por
el contrario, la renta variable ha colocado en beneficios los fondos mixtos y
puros, llegando a registrar alguno de ellos ¡más de un 19 por ciento! de
rentabilidad en lo que llevamos de año
, invirtiendo en valores medianos
españoles y extranjeros. Es de destacar en este aspecto el buen comportamiento
del Ibex-35 con una rentabilidad en los cinco primeros meses del ejercicio
superior al 16 por ciento, pese a las desestabilizadoras noticias del Popular. Ya
era hora de la que la Bolsa española diera su mejor cara. A la vista de los
buenos resultados de las empresas españolas, que esta misma semana subrayaba el
Banco de España al afirmar que los beneficios subían más que los salarios, nada
indica que la tendencia del indicador bursátil español vaya a cambias en los
próximos meses. Mayor riesgo hay al otro lado del Atlántico donde la primera
euforia por el triunfo de Trump se está transformando en decepción y confusión
ante las medidas de un mandatario acorralado
. Y la Bolsa americana será
sensible a todo ello.

Estamos, por
tanto, ante un escenario que anima a tomar algo más de riesgo en renta variable
europea, aunque sea con cuentagotas, a la vista, además, de que los depósitos
bancaros mantiene su nula rentabilidad.

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