Cómo sacar partido de los dividendos y evitar sus trampas
Las empresas a nivel global van a repartir este año una cantidad récord en forma de dividendos entre sus accionistas. Consultamos con los analistas los criterios clave para acertar con las empresas con las que aprovechar la mejora de la retribución.
Los dividendos repartidos por las compañías cotizadas a nivel mundial marcaron el año pasado un nivel récord: alcanzaron los 1,37 billones de dólares, lo que supuso un crecimiento del 9,3 por ciento, de acuerdo con cifras de Janus Henderson, y la firma espera que este año se revalide el récord, con otro avance del 3,3 por ciento, hasta los 1,414 billones de dólares. Pero detrás de esas gruesas cifras nos encontramos con una realidad muy compleja y que está marcada, fundamentalmente, porque no todas las empresas que retribuyen a sus accionistas lo hacen en la misma dimensión, ni con la misma sostenibilidad en el tiempo y, de hecho, algunas asumen grandes riesgos para continuar siendo generosas con sus accionistas, como hacerlo endeudándose porque con sus beneficios no tienen suficiente capacidad.
Para aprovechar, por tanto, este entorno de dividendos récord, el inversor tiene que tener, primero, una serie de prevenciones, las mismas que aplican los propios analistas y gestores de fondos cuando diseñan sus carteras con el foco en el dividendo. Máxime cuando esta estrategia, la de invertir en compañías con altos dividendos, suele ser aplicada por los ahorradores más conservadores que a veces usan valores con elevada retribución al accionista como si fueran bonos y sus cupones, tal y como apunta Francisco Sánchez-Matamoros, de XTB, y, por tanto, no están acostumbrados a perder dinero. Este foco en el dividendo, además de ser habitual en los inversores más cautos, también suelen ser estrategias de largo plazo, lo que hace especialmente importante fijarse en la solidez de las compañías y, por tanto, en su capacidad de generar beneficios y de repartirlos entre los accionistas.
Pablo Fernández de Mosteyrín, de Renta 4, explica que el primer criterio bien puede ser la rentabilidad por dividendo, pero advierte de que hay que tener cuidado porque puede estar anormalmente alta: este ratio se calcula sobre el precio de la acción y si éste ha caído mucho, puede verse distorsionado. Es lo que puede ocurrir con la rentabilidad por dividendo de OHL, que supera el 40 por ciento, pero eso es así porque su cotización ha caído más de un 80 por ciento en los últimos doce meses. En Atresmedia, la rentabilidad por dividendo supera el 10 por ciento, pero ello sucede porque sus acciones han bajado casi un 50 por ciento en el último año.
De hecho, para Nicolás López, de MG Valores, una rentabilidad por dividendo muy elevada puede ser un aviso de la insostenibilidad de la retribución actual de la compañía a los accionistas; puede ser la voz de alarma de un próximo recorte de la remuneración: la caída del precio de la acción que está detrás de una elevada rentabilidad por dividendo puede ser el síntoma de los problemas que ve el mercado en la empresa, en su negocio y en la evolución de sus resultados.
Ello implica que hay que profundizar un poco más en la información que proporcionan las propias empresas para escoger las mejores opciones para sacar partido de los dividendos sin correr demasiados riesgos o sin sufrir decepciones. Así, Fernández de Mosteyrín habla de que las empresas deben contar con ingresos recurrentes y que un ratio con el que se puede medir es con la generación de caja libre. Y con ello coincide Gonzalo Sánchez, de Gesconsult: «Hay que tener en cuenta la sostenibilidad del dividendo y de eso informa la generación de caja, que debe cubrir la retribución al accionista». Sara Herrando, de Norbolsa, amplía más el espectro: se fija en la generación de caja, en la deuda, en el beneficio y en las reservas que tenga la empresa. Asimismo, Herrando también apunta que hay que ver si la empresa tiene política de retribución al accionista, porque si existe un compromiso, normalmente se intenta mantener, aunque ello no impide que se incumpla. Pero sí da más seguridad, afirma Herrando, que los casos en los que las empresas tienen criterios más arbitrarios.
¿Qué porcentaje sobre los beneficios?
Nicolás López también menciona como elemento a vigilar el 'pay-out', es decir, el porcentaje del beneficio que se reparte entre los accionistas en forma de dividendo. No tiene que estar por encima del cien por cien, porque, de lo contrario, la empresa se estaría endeudando para retribuir a los accionistas. Además, en el caso de que reparta el cien por cien de sus ganancias y el beneficio baje, también lo haría el dividendo, porque no tendría margen de repartir un porcentaje mayor de sus ganancias, si es que no quiere asumir deuda o consumir otros recursos para mantener la retribución. Además, como pistas sobre los riesgos que corren las empresas, avisa de que los bancos no suelen repartir más del 50 por ciento de su beneficio en forma de dividendos y que en las eléctricas oscila entre el 70 y el 80 por ciento.
Dentro del Ibex-35, un puñado de compañías pagan más del cien por cien de su beneficio en forma de dividendos: Ferrovial y Técnicas Reunidas tienen un 'pay out' superior al 100 por ciento y Repsol roza ese porcentaje.
Mayor sofisticación aporta Jaume Rey, de GVC Gaesco, que gestiona el fondo de su firma especializado en dividendos a nivel global. Así, comenta que para que él seleccione una empresa para que forme parte de su cartera, vigila su apalancamiento operativo y financiero. ¿Qué significa esto? El primero mide la importancia de los costes fijos de una compañía: si son elevados, el riesgo se encuentra en que en un cambio de ciclo hacia una desaceleración o una recesión, los beneficios se reduzcan rápidamente. Un indicador que puede ayudar a medir hasta qué punto una compañía es cíclica, o no, es la beta. Si Meliá, Merlin, Red Eléctrica o Viscofán son los valores con menor beta del Ibex-35, en el lado contrario se colocan el Sabadell, Bankia, ArcelorMittal y el Santander.
El apalancamiento financiero lo que tiene en cuenta es el nivel de endeudamiento, que se puede medir comparando la deuda sobre el beneficio bruto de explotación (ebitda) o sobre el capital. Si Mediaset, Inditex y Viscofán son los valores menos endeudados del Ibex-35 respecto al ebitda, Ferrovial y Técnicas Reunidas son los más apalancados.
Respecto a esta última cuestión, Rey apunta que él se queda con compañías con rating grado de inversión, aunque, por supuesto, no descarta aquellos valores que no tienen rating por no tener emisiones de deuda, o aquellas compañías de calidad que sí han emitido pero aún no cuentan con calificación por alguna de las tres grandes agencias. En todo caso, Fernández de Mosteyrín explica que hay que tener cuidado con compañías que pueden reducir su dividendo para pagar su deuda.
Rey, como otros analistas y gestores, también pone el foco en la sostenibilidad del dividendo. Y, de hecho, una de las preguntas que se hace antes de invertir es si la empresa en particular que analiza continuará existiendo a veinte o veinticinco años vista. En este sentido, comenta, por ejemplo, que aunque las compañías de medios de comunicación estén pagando ahora mismo rentabilidades por dividendo muy elevadas, aunque no tengan deuda, y por ello podrían formar parte de su portfolio, no invierte en ellas porque son completamente dependientes de la publicidad y ésta está virando hacia otras plataformas: «El cambio en las tendencias de consumo me hace plantearme si las televisiones existirán dentro de 25 años». Algo parecido señala Sánchez-Matamoros respecto a las cadenas de televisión: la publicidad ahora se está dirigiendo, no a los públicos masivos que ofrece la televisión, sino a los segmentados que ofrece internet.
Más y menos estables
Sánchez-Matamoros plantea que las compañías con elevada rentabilidad por dividendo y más seguras son las 'utilities', tanto Endesa, como Enagás, Naturgy, Red Eléctrica o Iberdrola. Cuentan con el aval, a su juicio, de que fueron las que mejor lo hicieron en el complicado último tramo del ejercicio pasado y que este 2019 también lo han arrancado con fuerza. Asimismo, señala el atractivo de Repsol, aunque con algo más de riesgo, puesto que se suele mover al ritmo que le imprime el crudo, muchas veces imprevisible. En cambio, considera que Ence puede tener interés: tiene una rentabilidad por dividendo atractiva, de alrededor de un 4 por ciento, y además, perspectiva de revalorización de la acción.
Los analistas le dan mucha importancia a que las compañías se escojan no sólo por su dividendo, teniendo en cuenta los criterios anteriores, sino también por sus perspectivas de revalorización: si la empresa te da una rentabilidad por dividendo del 5 por ciento, pero el precio de sus acciones baja un 10 por ciento, al final será una operativa que se saldará con pérdidas. De hecho, Jaume Rey apunta que uno de los criterios de selección de acciones para su fondo es que las acciones han de tener descuento fundamental. «Para el minorista tiene lógica buscar dividendos, pero a veces es mejor invertir en compañías que no retribuyen al accionista y están enfocadas en el crecimiento, lo que da la opción de subidas en bolsa», afirma Sara Herrando. Hay que tener en cuenta que las empresas que pagan dividendos sacrifican la inversión a favor de la retribución al accionista. Aunque en la mayor parte de las ocasiones que ocurre eso sucede en sectores ya maduros y sin oportunidades de crecimiento realmente atractivas o que aporten valor, tal y como señala Sánchez.
Jaume Rey quiere combinar dividendo con potencial alcista. Y, por eso, considera que si bien las compañías 'utilities' son defensivas y reparten atractivos dividendos, hoy por hoy, por valoración, están caras: acaban de hacer máximos históricos. Bien es cierto que concede que pueden continuar comportándose bien en bolsa, puesto que las expectativas de subidas de tipos (que les resultan muy dañinas) se han retrasado en Europa. De todas maneras, Rey afirma que la única que tiene en cartera de este sector es Iberdrola: aunque es, de todas, la que menos paga, presenta un crecimiento muy elevado, gracias a su apuesta por las renovables. Además, le gusta Aena, de la que valora que tiene una rentabilidad por dividendo del 4 por ciento: no es muy elevada, afirma Rey, pero defiende que es una empresa que podría mantenerla en cualquier circunstancia. Otra de sus posiciones importantes es Prosegur Cash, que también tiene una rentabilidad por dividendo relativamente modesta, del 4 por ciento. De ella valora su atractiva valoración y el potencial de su negocio, que quizás se infravalora. Su última posición en el fondo global que gestiona es Grifols, de la que se queda con sus acciones 'B', que están más baratas y tienen los mismos derechos de cobro de dividendo que las 'A'. Rey comenta que con esta selección de valores lo que busca es que su producto sea prácticamente sustitutivo de un piso que se compra para sacarle rentabilidad por el alquiler. La mayor parte de los valores que tiene son defensivos, pero también tiene posiciones en alguna compañía que pueda subir más en el caso de que la bolsa tire fuerte.
De menos a más riesgo
En este sentido, Nicolás López diferencia tres niveles de riesgo entre las compañías con elevada rentabilidad por dividendo. En su opinión, las más seguras son las 'utilities', con Iberdrola, Endesa, Red Eléctrica, Enagás y Naturgy. En un segundo escalón se colocarían las compañías del sector de las infraestructuras, con ACS, Ferrovial, Aena o Acciona: «Son negocios estables, pero tienen algo más de riesgo», argumenta López. En tercer lugar, apunta otra opción con más riesgo: el sector financiero, que cuenta con una elevada rentabilidad por dividendo, de momento sostenible, pero vulnerable en el momento en que llegue una crisis económica o financiera, como ya tuvimos ocasión de comprobar en la década pasada.
Herrando destaca que los bancos en estos momentos tienen unas rentabilidades por dividendo atractivas. Y recuerda el tradicional interés del dividendo de Telefónica. En este sentido, Carlos Farrás, de DPM, comenta que las telecos cuentan a su favor con una valoración más atractiva que la del sector de las 'utilities'.
En Self Bank tienen una cartera diseñada por rentabilidad por dividendo. Victoria Torre, responsable de desarrollo de contenidos, productos y servicios, explica cómo se diseña: «Esta cartera se compone de los nueve valores del Ibex-35 que a cierre de cada año presentan mayor rentabilidad por dividendo para los próximos doce meses, incorporando el criterio de diversificación sectorial aplicado a todas las carteras modelo de acciones de Self Bank por el que deberán estar representados en cartera un mínimo de cinco sectores. Se revisa una vez al año excepto si uno de los valores que forma parte de la cartera cambia de forma sustancial su política de retribución al accionista, o si pierde el status de 'investment grade' por parte de las principales agencias de calificación crediticia, ya que esto representaría poner en peligro el reparto de dividendos». Torre añade que, para calcular la rentabilidad de la cartera toma como base la hipótesis de la reinversión de dividendos. Además, señala que comporta muy pocos gastos, puesto que su rotación es muy baja. En estos momentos, la cartera de dividendo de Self Bank está invertida en Endesa, Enagás, Aena, Repsol, Naturgy, Mapfre, BBVA, Iberdrola y Telefónica.
Mientras tanto, la cartera de Renta 4 ahora mismo está conformada por Telefónica, Iberdrola, Ferrovial, BME, Repsol, Merlín Properties, Bankinter y el Santander. Se trata de compañías, según cuenta Mosteyrín, con alta rentabilidad por dividendo, infravaloradas, con negocios estructuralmente en buenas condiciones, deuda aceptable y elevada generación de caja. Entre estas empresas, Merlin Properties ha sido su última incorporación: considera que es una empresa que se ha visto injustamente penalizada por el mercado y que la evolución de su negocio le va a permitir mantener su rentabilidad por dividendo. En cuanto a los bancos, afirma que en el Santander hay valor además de dividendo. Y sobre Bankinter, que es el primero que paga dividendo.
Gonzalo Sánchez, por su parte, aporta una idea fuera de nuestras fronteras, de Portugal: The Navigator Group. Este experto, para finalizar, advierte de que, al final, lo que quiere un inversor es rentabilidad, y que a éste no le debe importar si viene del dividendo o de la revalorización de los títulos. Pero la combinación de una y otra a veces se convierte en la fórmula perfecta.
Fondos para aprovechar el dividendo
«En una coyuntura en la que se confirma una desaceleración a nivel mundial, unos beneficios que, en general, perderán algo de momentum, y un contexto caracterizado por una menor liquidez global, creo que es fundamental que una parte de la cartera de los inversores que puedan invertir en bolsa estén posicionados en empresas con algo de dividendo», explica José María Luna, de Arquia Profim. Carlos Farrás, de DPM Finanzas, advierte, de todas formas, que estas empresas ya no están baratas, y que quizás fuera el momento de entrar en cíclicas, que ya han caído descontando un escenario económico más débil. Pero concede que, dado que los tipos pueden tardar en subir, el dividendo puede aún resultar interesante. Eso sí,aconseja fondos globales, es decir, que puedan invertir en dividendos de todas las geografías. Luna aconseja alguno: BL-Equities Dividend o el BGF Global Equity Income. Además, un asiático: Schroder Asia Equity Yield. También, un europeo: el Protea Nao Sustainable Europe. Por último, un producto que invierte en Reits: el Deegrof Petercam RE Europe. Dividend.