Elecciones en Francia: ¿Está preparado para ver a Le Pen en segunda vuelta?

Una segunda ronda presidencial con la ultraderechista Le Pen, algo muy probable, puede crear nerviosismo considerable a los inversores. Dependiendo del comportamiento de las divisas es posible una caída entre 5% y 15% en los mercados de acciones europeos.

Las elecciones presidenciales en Francia el 23 de abril y 7 de Mayo tienen lugar en un clima de elevada incertidumbre política y aumento del populismo en Reino Unido y EEUU. Para los mercados parece una decisión binaria entre el centrista independiente pro-negocios Emmanuel Macron o el conservador François Fillon, que apoyan el fortalecimiento de la Unión Monetaria respecto a las propuestas radicales de derecha de Le Pen e izquierda de Mélenchon.  "Nuestro escenario principal es la victoria de un eurófilo, Macron o Fillon, lo que puede provocar cierto rally en los mercados, sobre todo en renta variable europea", dicen desde el Comité de Inversiones de Pictet Wealth Management. Además habría impulso del PIB, si bien modesto, pues estimamos un Parlamento fragmentado, que haría difícil implantar reformas, especialmente en el caso de Macron, dada la poca historia de su partido político.

En este estado de cosas, "en los mercados ha predominado la baja volatilidad y los inversores no han aprovechado para cubrirse agresivamente", sostienen los mismos expertos. "Por nuestra parte, infraponderamos deuda soberana europea y hemos añadido en marzo protección con derivados en deuda empresarial de alta rentabilidad en euros, opciones de compra de oro en carteras discrecionales y posiciones al alza en dólar", apuntan. 

Hay que tener en cuenta que Le Pen sigue líder en intención de voto la primera ronda -ha llegado a cerca de 24% de apoyo- y casi seguro estará en la segunda liderando el Frente Nacional (FN), partido que tiene dos décadas de antigüedad. Es probable que llegue acompañada Macron, aunque el líder de centro-derecha Fillon puede obtener mejores resultados de lo que las encuestas sugieren y Mélenchon no puede descartarse. Ahora bien, Le Pen, sobre la base de una participación de alrededor del 80%, precisa en segunda ronda siete a ocho millones de votos adicionales a los once que puede ganar en la primera (su máximo fue 6,8 millones en las elecciones regionales de 2015). Pero si la participación fuese de 60% necesitaría menos de tres millones de votos adicionales. Además, sostienen en Pictet, "es poco probable que Macron, Fillon y Mélenchon despierten entusiasmo generalizado, mientras que los seguidores de Le Pen son propensos a votar. También hay que tener en cuenta que 40% de votantes han dicho que todavía puede cambiar su voto". 

Ahora bien, "una segunda ronda presidencial con la ultraderechista Le Pen puede crear nerviosismo considerable a los inversores. Dependiendo del comportamiento de las divisas es posible una caída entre 5% y 15% en los mercados de acciones europeos", recalcan estos expertos. En renta fija los inversores extranjeros podrían vender deuda del gobierno francés, que perdería estatus "semi-central" y habría contagio a la periferia de la Euro Zona, con aumento de temores de ruptura. El diferencial de rentabilidad a vencimiento de la deuda de Francia respecto al bono alemán a diez años podría llegar a 2%, el de España a 2,5% y el de Italia a 3%.

A ello se añaden las elecciones parlamentarias de 11 y 18 de junio para reemplazar los 577 miembros de la Asamblea Nacional, donde la previsión es de fragmentación, con gran aumento de escaños del FN, de dos a cerca de 60. De todas formas una victoria de Le Pen en las presidenciales impulsaría el concepto francés de "frente republicano", con acuerdos para que los candidatos del FN no sean elegidos. En cualquier caso las elecciones parlamentarias son clave, pues una Asamblea fragmentada puede dificultar la mayoría a Macron y también limitar o mitigar riesgos asociados a los partidos de Le Pen o Mélenchon.

De todas formas, no es previsible que una victoria de Le Pen diera lugar a salida de Francia de la UE, "Frexit", dadas las barreras institucionales y políticas. Entre otras cosas requiere cambio de la Constitución (Art. 89). Si tuviera lugar sería una carga extraordinaria para Francia, la UE y los mercados.

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