Con qué situación socio-económica se enfrenta Francia a las elecciones

Francia invierte más en programas sociales que la media europea, también tiene menos pobreza y menor desigualdad, pero el punto negativo se encuentra en un paro más alto que en sus países comparables y en la peor situación de su población joven. 

La primera vuelta de las elecciones francesas tendrá lugar en diez días. Pese al justo medio que parece representar el liberal Emmanuel Macron, las encuestas también muestran una creciente polarización social, que se muestra en el éxito de la extrema derecha del Frente Nacional de Marine Le Pen, pero también en el incremento de la popularidad del partido a la izquierda del casi ya insignificante (según las encuestas) Partido Socialista: la Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon, que el domingo llenó el puerto de Marsella. La polarización es quizás muestra de una sociedad partida en muchos trozos, tantos como los que muestra una pequeña ciudad del sur, muy cercana a la frontera con España, Perpignan, que puede ser una maqueta a escala de toda Francia. La comunicación entre sus diversos barrios de estéticas radicalmente diferentes, el de mayoría gitana, el de mayoría musulmana y los de mayoría blanca y rica, o los de blanca y humilde parece muy escasa.

En Francia, por ley, los organismos públicos no pueden recoger información segmentada por origen étnico, porque ello rompería el ideal republicano de que todos sus habitantes son ciudadanos franceses. La estadística francesa nos priva de la riqueza que proporciona, por ejemplo, la estadounidense, muy útil para el diagnóstico y la solución de problemas. En todo caso, los datos disponibles que recogemos en Eurostat, quizás, pueden mostrarnos los porqués de esta particular situación pre-electoral.

La pobreza en Francia 

La tasa de pobreza antes de transferencias sociales, es decir, la pobreza que genera el puro y duro mercado, alcanza el 44,3%, de acuerdo con los últimos datos, correspondientes a 2015. Esto significa que, si no fuera por la intervención del Estado, el 44,3% de la población francesa estaría en riesgo de pobreza. La media de la zona euro se encuentra en el 44,8%. Peor que Francia se encuentran países como Grecia, con cifras por encima del 50%, pero también España, con un 47%. Mejor, con niveles de pobreza por debajo del 40%, por ejemplo, Holanda, además de República Checa, por ejemplo. 

En relación con la pobreza que genera el mercado, nos encontramos con los trabajadores pobres, es decir, con la proporción de personas con empleo que no llega a una renta equivalente al 60% de la mediana de ingresos. En Francia, esto le ocurría al 7,7% de los trabajadores mayores de 18 años en 2015, casi dos puntos por debajo de la media comunitaria y muy lejos del más del 13% que se contabiliza en España o en Grecia. 

La tasa de paro, mientras tanto, se encontraba en Francia prácticamente en la media comunitaria en 2016, en el 10%, pero sí es elevada en comparación con la de Dinamarca (6,2%) o de Alemania (4,1%), por ejemplo. Además, entre los jóvenes, entre los menores de 25 años, la tasa de paro es de casi un 25%, con lo que más que duplica la de la población general, lo mismo que le ocurre a España, aunque a diferente escala (del 20% de la población general se salta a más del 40% entre los jóvenes).

¿Cómo de eficaz es el Estado francés reduciendo la pobreza que produce el mercado? A tenor de las cifras, bastante, puesto que la población en riesgo de pobreza es de un 13,6%, un nivel que se encuentra entre los más bajos de Europa. Es más reducido, incluso, que el de Suecia (14,5%). Entre los países europeos, las tasas más altas de pobreza corresponden a Rumanía y a Serbia, con un 25,4% de la población en situación vulnerable. Después se colocarían Letonia y Lituania, con un 22,5%, e inmediatamente después, España, con un 22,1%. 

En definitiva, mientras el Estado francés es capaz de reducir la población en riesgo de pobreza del 44,3% al 13,6%, España sólo es capaz de hacerlo del 47% al 22,1%

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El punto negro está en que, entre la juventud, entre los 16 y los 24 años, la tasa de pobreza supera en más de diez puntos a la de la población general, al alcanzar el 24,5%.

¿Esta reducción de la pobreza tan importante gracias a la intervención estatal implica que Francia gasta mucho en protección social? Si los datos de pobreza corresponden al año 2015, los últimos de inversión social son de 2014. Bien, ese año Francia invirtió 11.106 euros per cápita en programas sociales. Se trata del noveno país europeo que más gasto social por persona realiza. Por encima se encuentran Luxemburgo, con más de 20.000 euros por habitante, Noruega, con casi 19.000, además de Suiza, Dinamarca, Suecia, Holanda, Finlandia y Austria. A la cola, Serbia y Bulgaria con apenas 1.000 euros. La media europea se encuentra alrededor de los 9.000 euros. España se coloca por debajo: apenas supera los 5.600 euros por habitante al año. 

La desigualdad antes y después de la intervención del Estado

¿Favorece ese gasto social una desigualdad baja? Como con la pobreza, para medir la eficacia del Estado, hay que ver cuál es la desigualdad antes y después de las transferencias públicas. La desigualdad medida por el índice Gini (un indicador 0 mostraría una igual participación de todos los miembros de la sociedad en la renta generada por ella y 100, una desigualdad perfecta en que "uno se lo llevaría todo") alcanzaba en Francia los 50,2 puntos, niveles algo por debajo de España (50,8 puntos) y también de la media europea, donde ronda los 51,7-51,8 puntos. 

Desde niveles parecidos de desigualdad "de mercado", las transferencias sociales francesas consiguen reducirla hasta los 29,2 puntos Gini, mientras que las españolas la dejan en los 34,6 puntos Gini. 

Los franceses, sin embargo, son niveles aún altos en comparación con Noruega, donde no llegan a los 24 puntos, o respecto a Finlandia, en el entorno de los 26 puntos. 

Un Estado más eficaz, una deuda y un déficit importantes

¿Todo este esfuerzo provoca que en Francia las tasas de deuda y de déficit muy elevados? Sí, en términos comparativos, el déficit de Francia es elevado: acabó el año 2015 en el 3,5% sobre el PIB, sólo superado por el Reino Unido, Portugal, España y Grecia. 

Y, en cuanto a la deuda, también se encuentra entre las más altas de Europa, al rozar el 100% del PIB. Pero financiarla al Estado francés le es muy barato: el interés del bono a diez años no llega al 1% y eso en medio de una cierta calma tensa alrededor de las elecciones. 

Los datos agregados no muestran una especial gravedad en cuanto a pobreza o desigualdad, sobre todo porque el Estado francés, a primera vista, no es de los menos generosos en inversión social, sino todo lo contrario. Quizás el mayor problema del país, echando un vistazo a los indicadores sociales que hemos repasado, es la juventud, que sufre más paro y más pobreza que la población en su conjunto. ¿Reside ahí la razón por la que las encuestas reflejaban una preferencia de la juventud por Le Pen?, ¿es económico el descontento?, ¿tiene más que ver con una identidad del "ser francés" que se siente amenazada?, ¿o es el miedo al terrorismo?

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