La bolsa tiene fe ciega en Donald Trump

El mercado había señalado el 28 de febrero en el calendario como probable fecha en que el presidente americano detallaría sus planes fiscales. No lo hizo pero los inversores no se mostraron frustrados y siguieron comprando acciones. 

"Trump makes America wait again" (Trump hace a América esperar otra vez) ironizaba un cronista de Bloomberg parafraseando el lema del presidente («make America great again») tras su primera comparecencia ante el Congreso de EE.UU.. Se esperaban detalles sobre su plan fiscal, sobre todo porque había dado alguna pista días antes sobre sus prioridades en defensa e infraestructuras, pero no llegaron: el presidente se limitó a pronunciar un discurso en la misma línea del de toma de posesión, con más retórica que ideas concretas. 

Si algunos analistas habían advertido de que la bolsa americana podría tomar algo de aire con esta cita, que tuvo lugar en el 28 de febrero, ante la posibilidad de que el presidente comunicara datos sobre las bajadas de impuestos o sobre las inversiones en infraestructuras, bien porque decepcionaran, bien porque el mercado suele comprar el rumor y vender la noticia, el 1 de marzo los avances seguían, aunque amagó con la toma de un poco de aire al final de la semana pasada. 

Eduardo Bolinches, de Bolsacash, comentaba que esta época tiene mucho que ver con la de hace dos años en Europa, cuando el presidente del BCE, Mario Draghi, con su sola promesa de que haría lo posible por salvar al euro, provocó una sólida recuperación de las bolsas. Los inversores, por tanto, siguen dándole cuartelillo al presidente, siguen teniendo fe en que sus promesas se materializarán y en que tendrán un efecto favorable en la bolsa. Trump tiene la fortuna de contar con un mercado paciente y confiado. Daniel Pingarrón, de IG, apunta: «Lo que impulsa a los mercados es la expectativa fiscal, pero parece que hasta que no se conozca en qué van a consistir las reformas, nadie va a vender porque nadie se lo quiere perder. Como Trump no ha dado datos no se ha activado la señal de venta». Celso Otero, de Renta 4, añade que si bien «el discurso de Trump fue pobre», el presidente «parece un mago de mantener al mercado fuerte». Por el momento, apunta Otero, «las palabras de Trump parecen suficientes, pero llegará el momento en que no lo sean». 

Según Estefanía Ponte, de BNP Paribas Personal Investors, más que Trump, que ni quitó ni puso nada en el mercado con su discurso, los que favorecieron la continuación de las subidas, al menos el 1 de marzo, fueron los datos mejores de lo previsto en China y en Japón. Pero según Borja Gómez, de Inverseguros-Dunas Capital, parece haber algo de fe ciega a Trump en el mercado, porque las malas noticias tienen una acogida liviana, mientras que las buenas, aunque sean pequeñas, generan una gran euforia. 

Sustrato económico

En general, los analistas destacan, como sustrato de las fuertes subidas registradas por los índices americanos desde las elecciones, la fortaleza de los datos económicos, y no sólo los de confianza, que pueden haberse visto hinchados por las expectativas generadas por Trump, sino también los reales, como destaca Estefanía Ponte. Así, si bien en términos de per (precio entre beneficio), la bolsa americana puede parecer cara, Ponte confía en que se abarate con las mejoras de los beneficios por acción. Los gestores del Artemis US Select Fund explican: «Esperamos que los beneficios empresariales americanos crezcan entre un 15 y un 20 por ciento en los dos próximos años. Si estas previsiones son correctas, bajará el per hasta el razonable nivel de las 15 veces» desde las actuales 20. 

Detrás de esto hay una inquietud que señala Pingarrón: si la rebaja fiscal se retrasa a 2018 y no impulsa los beneficios ya este año, según está previsto, los índices podrían caer para ajustarse a la realidad. Como recuerda Otero, el mayor riesgo siempre en la bolsa es que los índices corran más rápido que los beneficios. Así, para Bolinches el principal peligro al que se enfrenta Wall Street es a que el Congreso se muestre contrario a la reforma fiscal de Trump, la enfríe o la retrase. Así, aunque el mercado tiene fe en Trump porque hace lo que dice, es posible que no pueda: una bajada de impuestos tan importante como la que promete genera problemas de financiación para el Estado. Según Pingarrón, en todo caso, la corrección tendrá que ver con los planes presupuestarios, porque es la obsesión actual del mercado. 

Respecto a la economía, Albert Enguix, de GVC Gaesco, señala otro frente abierto, el de las subidas de los tipos: «Las primeras suelen ser buenas para el mercado porque dan más confianza. Llevamos ya dos y a partir de la cuarta, la quinta o la sexta, empiezan a sentar mal porque el dinero suele salir de la bolsa para dirigirse a los bonos, ante sus retornos más atractivos». Quizás estamos en la primera fase. Para Patrick Nielsen, gestor del FM Bolsa América de Mapfre, el nivel crítico está en que se sobrepase el 3 por ciento del diez años americano. 

Publicidad

Tras las actas de la Fed y declaraciones de sus miembros, la probabilidad de una subida de tipos en marzo ha llegado al 80 por ciento desde el 34 por ciento de una semana para otra. Para la reunión de mayo, la probabilidad ha subido hasta el 68 por ciento. 

¿Corrección a la vista?

Celso Otero tiene la cartera cubierta por completo hasta el verano y se plantea alargarla en el tiempo si hasta entonces no cae. Para Bolinches, lo bueno de que el mercado americano siga al alza es que se va distanciando más de los soportes clave, lo que provocará que una corrección no ponga en peligro los niveles que aseguran que los índices continúan con su senda alcista. Este experto, de hecho, espera una corrección pero que no se lleve por delante los 20.000 del Dow Jones ni los 2.300 del S&P 500. Además, apunta que si ha sido el Nasdaq el indicador que ha liderado los avances, también podría ser él el que podría avisar de las caídas. Añade que el próximo vencimiento de futuros, el tercer viernes de marzo, podría ser la culminación de este movimiento alcista para, quizás, a continuación, caer. 

Ponte muestra su confianza en el mercado americano. Apunta que no sería desacertado comprar ya, dado que prevé un cierre de año para el S&P 500 en los 2.600 puntos, aunque avisa de que puede haber caídas por el camino. Pero Pingarrón cree que es mejor no entrar a estos niveles, sino esperar a que se produzca la caída. 

Una anécdota: si el Dow Jones ha registrado su más larga secuencia de subidas desde 1987, también fue en ese año en el que se produjo el famoso lunes negro en que el índice se hundió. ¿Se puede repetir? Según Otero, no en esa dimensión, no de un 23 por ciento, puesto que ahora el mercado está más controlado. Bolinches cree posible una gran caída, pero no probable. Gómez advierte de que si hay un susto, algo que no es su escenario central, puede haber una caída bursátil muy importante provocada porque la liquidez suele esfumarse en los momentos más difíciles.

En portada

Noticias de