Los inversores españoles vuelven a los mixtos
Tras un 2016 en el que los fondos conservadores captaron más de 14.000 millones de euros mientras los más atrevidos sufrieron fuertes reembolsos, la tendencia parece invertirse: en los dos últimos meses los inversores muestran una vuelta del apetito por el riesgo, que se materializa en la suscripción de fondos mixtos y de renta variable, y que supone una respuesta a las bajas rentabilidades que ofrece el mercado de deuda y a los temores de pérdidas en un entorno de mayor inflación y subidas de tipos.
En un mundo plagado de incertidumbres y de cisnes negros, los inversores españoles han dejado bien claro su carácter conservador. El año pasado, y entre noticias inesperadas como el triunfo del 'Brexit' o la victoria de Trump, la decisión de los partícipes de fondos en España fue clara: salir de los vehículos de mayor riesgo y buscar refugio en los fondos más conservadores.
A lo largo de 2016, según los datos de Imantia Capital, los fondos de renta fija a corto plazo, rentabilidad objetivo, renta fija duración e incluso garantizados y monetarios gozaron del favor de los inversores, con captaciones netas de flujos que llegaron a 4.740 millones, 4.570 millones, 2.430 millones, 1.670 millones y 1.260 millones de euros, respectivamente. En total, más de 14.000 millones de suscripciones netas en fondos de marcado carácter conservador.
En ese entorno, las más penalizados fueron las categorías con algo de más de riesgo, productos de renta variable y fondos mixtos que habían tenido su momento de oro un año antes, en 2015: de los mixtos de renta fija los inversores retiraron el año pasado más de 1.000 millones, y casi 1.500 de los mixtos de renta variable, mientras los de bolsa pura perdían más de 700 millones en reembolsos.
Pero el comportamiento de los inversores está cambiando de nuevo, según los flujos observados desde el pasado mes de diciembre: el último mes del año pasado se caracterizó por escasos flujos de entrada en fondos garantizados, rentabilidad objetivo y fondos monetarios -muy demandados tiempo antes- y salidas de productos de renta fija a corto plazo y renta fija duración, aunque leves, por primera vez en meses. Mientras, los fondos mixtos (de renta fija y variable) y los fondos bursátiles registraban flujos de capital positivos.
En enero, la tendencia ha vuelto a confirmarse y con mayor fuerza: ahora son las categorías de mixtos de renta fija y fondos de renta variable los que más dinero captaron, con 380 y 290 millones, respectivamente, mientras los mixtos de renta variable atrajeron 210 millones de euros... casi 900 millones de entradas netas en fondos de riesgo en total en enero, según los datos de Imantia Capital. Por el contrario, el capital salió de fondos de renta fija a corto plazo (240 millones de reembolsos netos) y fondos de rentabilidad objetivo, mientras las captaciones fueron leves en garantizados, monetarios y renta fija duración.
«Los inversores han reaccionado una vez más guiados por los sentimientos, por lo que tras ver que los mercados respondían positivamente tras las elecciones norteamericanas, han vuelto a buscar un perfil de riesgo mayor», explica Rafael Juan y Seva, socio director de Wealth Solutions EAFI.
«Las expectativas de rentabilidad de los fondos de renta fija son bajas y eso hace que los inversores se desplacen hacia activos con más riesgo. Además, las próximas subidas de tipos en Estados Unidos no favorecen el flujo de dinero hacia este tipo de activos», añade Carlos García Ciriza, presidente de Aseafi y fundador de C2 Asesores Patrimoniales EAFI.
«El nivel de los tipos a corto sigue muy bajo y, para complicárselo más al inversor conservador, los tipos medios-largos han podido comenzar una tendencia alcista (con la consecuente caída de precio de los bonos); en ese escenario, un fondo mixto puede ser una alternativa válida para un inversor conservador si bien es sólo una solución aparente, pues si no está bien gestionado o su cartera es demasiado estática puede acabar perdiendo por los bonos y por la bolsa y proporcionar una rentabilidad muy negativa indeseada», advierte Guillermo Santos, fundador de la EAFI iCapital.
Así pues, detrás de ese nuevo apetito por el riesgo, dicen los expertos, podrían estar renovados temores sobre los riesgos que afronta la renta fija en un mundo de mayor crecimiento e inflación.
Riesgos en renta fija
Y es que los riesgos en los mercados de deuda se hacen cada vez más patentes.
«El comportamiento de los fondos de bonos ha sido negativo, por lo que los inversores se empiezan a preguntar si compensa el binomio riesgo rentabilidad que asumen en renta fija. Parte de los flujos de salida de la renta fija va a renta variable o mixtos», añade Juan y Seva.
Desde su EAFI explican que precisamente la renta fija es el activo con mayor riesgo potencial: «La rentabilidad esperada frente al riesgo asumido no compensa. Ya hemos comprobado el efecto de subidas de tires en la renta fija americana en el precio de los bonos», explica. Para el experto, es previsible un flujo de salida de estos fondos de deuda y ello, si cabe, agravará el problema de este activo, «ya que no es descartable que veamos episodios de cierta falta de liquidez», añade.
«Hay miedo a la llegada de la inflación y a las subidas de tipos, ya que la TIR esperada en un fondo de renta fija es muy baja, lo que hace que no merezca la pena correr el riesgo de tener fondos «tradicionales» de renta fija. Los inversores están invirtiendo más en fondos de gestión alternativa de deuda con baja o nula exposición a duración», añade García Ciriza.
«Sí hay miedo, por eso ahora la palabra que acompaña a los fondos de renta fija que se intentan ahora vender es «flexible»; los fondos de renta fija de medio-largo plazo con gestión más estática sí sufrirán salidas pero muchas de ellas serán tardías ya que numerosos inversores actúan en función de la evolución ex-post de los activos (inversores mal asesorados o no asesorados), en lugar de vender antes intentando adelantarse a la caída de los precios de los bonos cuando aparecen los primeros signos serios de inflación y de cambio de tendencia en la actuación de los bancos centrales», añade Santos. «Creo que un escenario favorable de la renta fija sólo sería sostenible en un escenario de recesión y éste lo considero muy improbable en 2017. Éste va a ser un año de risk on-risk off muy frecuente y la estabilidad de las posiciones adecuadas será la clave para acabar con un buen balance de resultados al final del ejercicio».
¿Tendencia sostenible?
Ante las cambiantes reacciones de los inversores, cabe preguntarse si esta tendencia de apetito renovado por los fondos mixtos será sostenible. Los expertos creen que sí y defienden que 2017 podría parecerse a 2015 en términos de apetito por el riesgo.
«Las perspectivas económicas en general son razonables y eso, unido a los riesgos en renta fija, hace previsible que las carteras tengan un enfoque más «bipolar» asumiendo riesgo en renta variable y buscando la tranquilidad de la liquidez y los monetarios en la parte más conservadora de las carteras», dice Juan y Seva.
Para García Ciriza, no es que haya que plantearse la sostenibilidad de la tendencia sino que no hay alternativas: «Creo que no hay otra alternativa, no es que haya menos aversión al riesgo», dice.
¿Y los riesgos políticos?
Con todo, advierten de que los riesgos políticos podrían acabar disuadiendo a los inversores para tomar posiciones en activos de menor riesgo, como ocurrió el año pasado. «A priori 2017 es un año en el que los mayores riesgos parecen ser geopolíticos y a pesar de las lecciones aprendidas en 2016, si estos hacen aparición en los mercados, volveremos a ver movimientos violentos en los mismos», dice Juan y Seva.
También García Ciriza cree que habrá más volatilidad pero cree que el verdadero riesgo es estar fuera del mercado: «Creo que seguiremos teniendo eventos de volatilidad como los de año pasado, y el inversor que opta por activos con riesgo tiene que acostumbrarse a ellos», dice. Pero añade que, en su opinión, «el mayor riesgo es estar fuera del mercado».
«Los riesgos políticos han sido bien absorbidos por los mercados hasta ahora pero esto ni ha acabado (los efectos del Brexit, por ejemplo, son todavía inciertos) y no tiene por qué ser la pauta de 2017. Junto con el comportamiento de los bancos centrales, serán los riesgos geopolíticos la principal fuente de volatilidad en 2017», añade Santos.