Previsiones económicas
Si bien 2016 se inició con un crecimiento por debajo de las expectativas, en el segundo semestre la actividad se[…]
Si bien 2016 se inició con un crecimiento por debajo de las expectativas, en el segundo semestre la actividad se aceleró dejando una inercia más que aceptable para 2017. Por ello, pensamos que es bastante factible que nuestra previsión de que el crecimiento global pase del 3 por ciento en 2016 al 3,2 por ciento en 2017 se cumpla.
La segunda característica de 2017 es la reflación; pensamos que la recuperación de las tasas de inflación va a ser un proceso bastante generalizado. Si tomamos las tasas medias de inflación (evitamos las de final del periodo por los sesgos que tienen), el incremento de precios en España pasará de -0,30 por ciento en 2016 a 1,70 por ciento en 2017, en la Eurozona de 0,20 a 1,40 por ciento y en Estados Unidos de 1,20 a 2 por ciento. Como vemos, incrementos de precios moderados, que se acercan a los objetivos de los bancos centrales, que recordemos que son el 2 por ciento tanto para el Banco Central Europeo como para la Reserva Federal.
La tercera característica de este año es la incertidumbre. Es cierto que la incertidumbre es connatural a los mercados, pero en este caso el foco está en la política. 2016 se cerró con dos procesos bastante significativos inconclusos, siendo uno la forma y las consecuencias del 'Bréxit' y el otro las medidas con consecuencias económicas del presidente norteamericano Trump. Además de ello tenemos que sumar los procesos electorales en varios países de Europa, como Holanda, Francia y Alemania.
En el frente de los bancos centrales, seguirá existiendo una dicotomía en las políticas monetarias, pues la Fed seguirá subiendo los Fed Funds, que quedarán entre el 1,25 y el 1,50 por ciento al cierre de 2017, y el BCE, que mantendrá sus tipos de referencia. No obstante, esta dicotomía no va a ser tan tajante como antes, pues pensamos que el BCE irá incorporando a su discurso, aunque no a su actuación, la normalización de su política monetaria.
Seguimos viendo que el activo más desfavorecido en este entorno es la renta fija en general, pues prevemos subidas de rentabilidad de los bonos gubernamentales de los países desarrollados (recordemos que precios y rentabilidades se mueven en sentido opuesto en los bonos). Las dinámicas de inflación y de política monetaria previstas no le son favorables, especialmente cuando se tiene en cuenta los bajos niveles de los que parte, especialmente en Europa (recordemos que la rentabilidad del bono alemán a 10 años está en el 0,36 por ciento y que la del bono a 7 años sigue siendo negativa: -0,13 por ciento). Solo hay valor en la renta fija emergente, especialmente la emitida en moneda local, pero la amenaza de proteccionismo que se está extendiendo puede destruir ese valor antes de que lo podamos capturar, por lo que preferimos ser cautos hasta que podamos valorar el contexto.
La renta variable aparece como la mejor clase de activo para este entorno, pese a los altos múltiplos de beneficios. No obstante, si el nuevo gobierno en Estados Unidos introduce las modificaciones fiscales que ha anunciado, una parte de esa sobrevaloración desaparecerá, ofreciendo una oportunidad de compra. En Europa, el riesgo no está tanto en la sobrevaloración, sino en la posibilidad de que los resultados finalmente decepcionen. También tenemos en esta clase de activo la preferencia por el mundo desarrollado frente al emergente, pese a que vemos en este área una oportunidad, oportunidad no obstante que se puede frustrar por la amenaza del proteccionismo.
No somos alcistas en el dólar, pese a reconocer que la discrepancia de los movimientos de tipos de referencia de los bancos centrales da una ventaja a este. Pero en el caso del euro, pesan en nuestra opinión la distancia de la actual cotización con la relación real de intercambio (purchasing power parity) y el hecho de que la eurozona tenga una balanza por cuenta corriente con superávit frente al déficit norteamericano. Además, la discrepancia de la política monetaria entre la Fed y el BCE no va a ser tan drástica como muestran los tipos, pues el discurso de este último va a ir cambiando a lo largo del año.