La clave está en ser fiel al horizonte temporal de la inversión

Nicolás Peña, que es director comercial de Franklim Templeton para el canal institucional, lo explicaba perfectamente en el vídeo publicado[…]

Nicolás Peña, que es director comercial de Franklim Templeton para el canal institucional, lo explicaba perfectamente en el vídeo publicado la pasada semana en nuestra Escuela de Inversión y Finanzas. Tratar de acertar con el mejor momento de entrada y salida del mercado es prácticamente «imposible», no se puede lograr de una manera consistente. Hay que huir, por tanto, de esa complicada estrategia y centrarse en lo que funciona. Esto es, según explicaba Peña, definir el perfil de riesgo y en función de ese perfil entender cuál es su horizonte temporal e invertir con la vista puesta en ese horizonte. Por ejemplo, si uno es un inversor con capacidad de tolerancia al riesgo y entra en renta variable, su tiempo de permanencia tendría que estar entre los 3 y 5 años.

Esto, que en principio parece algo sencillo, sigue incumpliéndose por parte de un considerable número de inversores. Lo hemos visto en el último mes. Primer error: si inviertes, por ejemplo, en fondos de renta variable, no puedes consultar todos los días el valor liquidativo de los fondos y martirizarte porque ves cómo su valor va disminuyendo con las caídas del mercado. Algo falla. Si has invertido ahí es porque ese dinero no lo necesitabas a corto plazo y esa inversión era acorde a tu perfil. Si actúas de esa manera es que algo has hecho mal. Eso lleva a tomar malas decisiones, como vender cuando no se debe o comprar cuando el tren de las subidas ya se ha ido. Es lo que hemos visto en los últimos días de diciembre, una estampida de inversores que han abandonado sus fondos en el peor momento para sus intereses. 

Este es el motivo por el que la mayoría de inversores pierden dinero con fondos tan exitosos como fue, por ejemplo, el Magallan de Peter Lynch en Fidelity, porque no respetan su horizonte temporal de inversión y tratan de acertar a la hora de entrar y salir del fondo.

Es cierto que los asesores financieros han intentado por todos los medios convencer a esos inversores, que dudaban sobre cerrar o no sus posiciones, sobre la conveniencia de centrarse en su horizonte temporal de inversión. Y, si no lo tenían claro, recordarles la gran ventaja que tiene este producto, y es que puedes cambiar de fondo, a la espera de tiempos mejores, sin ningún tipo de coste. Solo los que hicieron caso a sus consejos estarán hoy contentos. Los que vendieron, en cambio, siguen lamiéndose sus heridas.

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