Cortos en deuda, ¿es posible?
Si cree que la burbuja en renta fija estallará más pronto que tarde, quizás le interese ponerse bajista. Pero encontrar el instrumento adecuado es más complicado de lo que parece
En sus 25 años de profesión, Firmino Morgado, gestor y fundador de W4i, ha sobrevivido a tres grandes debacles: la crisis de deuda europea, el estallido de la crisis de las 'subprime' y la crisis de las puntocom. Pero, según cuenta en su carta trimestral a clientes, la situación actual de la renta fija es para él la mayor burbuja financiera de todas. «¿Por qué deben contentarse los inversores con pagar por el 'privilegio' de tener una emisión corporativa?», se pregunta. Y mientras lo hacía, el bono español caía por debajo del 1 por ciento. Un nivel que debería corresponder a una excelente gestión de las finanzas de España, pero que, en cambio, es «un premio a la mediocridad fiscal», afirma.
Quién no se sienta cómodo teniendo deuda a esos niveles bastará con no tenerlo en cartera, pero habrá quien quiera dar un paso más. ¿Se puede ganar con el estallido de la burbuja en renta fija? Es decir, al igual que se hace en la renta variable, ¿es posible ponerse cortos de deuda? Hay productos que así lo prometen, en la teoría, pero consultamos con los expertos y vemos que no es tan sencillo.
Vía ETFS. El vehículo más común es el ETF. Para apostar a la baja encontramos bastante oferta de la mano de Deutsche Bank, Barclays, o Lyxor AM. La mayoría están «apalancados», es decir, redoblando su posición a la baja. El problema está en el carácter intrínseco de los ETFs. La rentabilidad del subyacente se calcula a diario con lo que la pérdida o ganancia se hace efectiva a cierre de mercado. Fernando Luque, de Morningstar, lo ilustra con un ejemplo claro: ponga que acierta cuando invierte 100 euros en el ETF y ese día la rentabilidad del bono sube un 20 por ciento. Tendrá entonces 120 euros. Pero al día siguiente vuelve la calma y el 'yield' cae un 50 por ciento. Esa caída del 50 por ciento se aplica a los 120, con lo que se quedaría con 60 euros. Si al tercer día vuelve a ganar un 30 por ciento, no se quedará como al principio, sino que perderá: tendrá, al final, 78 euros. En esencia, hay que acertar con el 'timing'. «Tendría que explotar la burbuja rápido y de forma virulenta para que fuera una apuesta interesante», afirma Luque.
- Simulación de la variación entre la evolución de un ETF inverso y su subyacente en periodos de fuertes movimientos. Fuente: Morningstar
Son productos complejos, mucho más para el minorista, insiste César Muro, especialista de inversión pasiva de Deutsche AM. Y sus productos lo advierten en el folleto. No son adecuados para comprar y mantener ni para quienes no monitoricen su inversión a diario. Dicho esto, Muro rompe una lanza a favor. Es cierto que la volatilidad se puede comer las ganancias, pero eso es más común en la bolsa que en la renta fija, que suele tener una tendencia más lineal. Estos ETFs sintéticos se componen con swaps como contrapartida y han demostrado replicar el índice inverso en bonos europeos, el Short iBoxx € Sovereigns Eurozone Total Return Index.
Vía fondos. En fondos de inversión, solo parece haber un vehículo que se ajuste: el La Française Protectaux. Buscar lograr un rendimiento positivo en un entorno de aumento de tipos de interés de los bonos a 10 años de la eurozona. Según explica Fabien de la Gastine, gestor de renta fija de La Française AM, es un «gestión activa de los contratos de futuros alemanes». Está «estructuralmente» invertido en bonos en euros emitidos o garantizados por el gobierno francés u otro país AAA. Para crear la posición bajista negocia con futuros. Si el gestor vende un futuro, las rentabilidades suben y lo vuelve a comprar, ese diferencial sería la ganancia del fondo. Y eso prevén, que el bono alemán de referencia suba al 0,50 por ciento para el segundo trimestre de 2017. A día de hoy, tienen una duración modificada del -9,50; un 60 por ciento está en contratos del bund a 10 años y el 40 restante, a 30 años.