El ahorro se queda sin escapatoria

Existe casi unanimidad por parte de instituciones , analistas y gestores al manifestar que las Bolsas están próximas a sufrir[…]

Existe casi
unanimidad por parte de instituciones , analistas y gestores al manifestar que
las Bolsas están próximas a sufrir una importante corrección a la baja, que las
haría caer de un 15 a un 50 por ciento. Mientras tanto, el mercado se
entretiene bailando la yenka (adelante, atrás, un, dos, tres...) como si
estuviera esperando con una cierta impotencia que se produjera lo inevitable.  Asumida tal caída, la cuestión ahora sería la
causa que la va a provocar: ¿Tal vez unos desoladores resultados del referéndum
británico sobre su salida de la Unión Europea?
¿Unos malos datos de la
evolución de la economía china? ¿Una recaída de los precios del petróleo?
¿Algunos datos intranquilizadores de la banca italiana o alemana?
Incertidumbres hay para todos los gustos, especialmente ante la cercanía del
periodo estival que, como todos sabemos, es un momento propicio para hacer
públicos las más graves noticias con el propósito de que la canícula termine
por disolverlas en el menor tiempo posible.

En cualquier
caso, los gestores están llamando a arrebato y llevando a posiciones más
conservadoras las carteras de sus clientes. Lo malo es que en los tiempos
actuales optar por el conservadurismo no es siquiera perder toda esperanza de
lograr rentabilidad en pro del mantenimiento del capital acumulado. Ahora se
empieza a exigir un pago a cambio de la seguridad. La deuda pública alemana a
nueve años cotizó esta semana por vez primera en negativo (-0,005%). Los
inversores están demandando estos bonos, y no sólo la deuda a corto y medio
plazo, porque se sienten inseguros y ante el aumento de la demanda los precios
caen
. Se está obligando a los ahorradores a que paguen una forma de impuesto
por colocar su dinero y asegurarse de que a su vencimiento recibirán lo
invertido. Una forma de "expropiación silenciosa del ahorro", como le gusta
decir al economista Juan Ignacio Crespo. El paso siguiente será que los bancos
cobren de forma generalizada por cuentas y depósitos. No hay escapatoria ahora
que los billetes de 500 euros comienzan a desaparecer.

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