La expropiación silenciosa del ahorro

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Las redes sociales hablan de ello, a partir del comentario de un economista. La idea es tan acertada como sugerente, ya que de otra forma difícilmente se podrían definir los efectos que sobre el ahorro van a tener los tipos de interés negativos de la Deuda Pública. Es una forma de hacer pagar a los ahorradores la inmensa bolsa de Deuda Pública que se ha venido acumulando con el paso del tiempo y que, en el caso de España, no ha dejado de crecer, pese a la crisis y las medidas adoptadas contra ella. Esa expropiación se materializa al cobrar, en lugar de pagar, por comprar Deuda Pública, pero tiene su necesario complemento en las bajísimas remuneraciones, casi nulas, de las cuentas y depósitos bancarios, refugio tradicional del dinero conservador.

Al favorecer esta situación con sus medidas, los Bancos Centrales estarían resolviendo una de las grandes incertidumbres del futuro (el pago de la Deuda), sin necesidad de que los gobiernos de turno tomaran otras decisiones. El ahorrador no tendría más remedio que asumir tal expropiación, al tiempo que se le cierren otras posibilidades de inversión, con una Bolsa más volátil que nunca y un sector como el inmobiliario, que algunos países, como Alemania, alienta una burbuja semejante a la que hemos conocido en España. La difícil y gran aventura ya no será lograr una rentabilidad imposible para el ahorro sino, simplemente, preservarlo.

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