IBEX 35. Latinoamérica pone a prueba a las empresas españolas

El Covid-19 está golpeando duramente a países como Brasil, México o Colombia, donde muchas cotizadas españolas tienen intereses

Poco a poco, España comienza a despertar de la pesadilla del Covid-19. Las empresas retoman la actividad y se adaptan a una normalidad que nunca será la misma. El IBEX 35 vuelve a marcar en verde las jornadas y la economía empieza a ver el sol.  

Sin embargo, las compañías españolas se mantienen en alerta y miran hacia la borrasca que se avecina desde un mercado de más de 630 millones de personas: Latinoamérica.

Con dos meses de retraso, la pandemia ha azotado El Dorado de gigantes como Banco Santander, BBVA, Telefónica, Ferrovial, Iberdrola o Mapfre, de donde ‘grosso modo’ obtienen en torno a una cuarta parte de sus beneficios.

La región en su conjunto venía arrastrando unos años de acusada ralentización. Incluso el pasado ejercicio 2019, registró un crecimiento de apenas una décima.

Para este año, el Fondo Monetario Internacional (FMI) pronosticó un crecimiento del 1,6 por ciento del PIB. El virus dio al traste con estas previsiones y el FMI y organismos como CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) o el BID (Banco Interamericano de Desarrollo) coinciden en que la economía iberoamericana caerá a un ritmo del 5 por ciento.  

Un nuevo escenario que desmontó las expectativas de inversión de las empresas españolas para este año.

Según el informe Panorama de inversión española en Iberoamérica 2020, elaborado por el IE Business School, las empresas españolas (incluidas las pymes) preveían incrementar de media un 65 por ciento sus inversiones en la región durante el ejercicio (10 puntos por encima respecto a 2019).

Aunque todavía no hay cifras concretas, «va a ser un año complicado en el que las inversiones se van a ralentizar por la incertidumbre sobre cómo va a seguir golpeando el virus a la economía y por la falta de fondos públicos», asegura Juan Carlos Martínez Lázaro, profesor de economía del IE.  

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No obstante, en el caso de Latinoamérica se suman otros agravantes como puede ser el populismo —que podría acarrear el incremento de medidas proteccionistas— y la crisis de las divisas.

Es decir, «los mismos problemas a los que se venían enfrentando pero agravados por la contracción de la economía y la caída en los precios de las materias primas», explica Javier Santacruz, profesor de economía del IEB y doctor por la Universidad de Essex

Situación que, sin lugar a dudas, se trasladará a las cuentas de resultados de las empresas españolas con presencia en la región.

Para Santacruz, se producirán dos impactos negativos: «El parón del negocio de las grandes economías como Brasil y México, y la trayectoria de los tipos de cambio». Se añade el hecho de que, «en los sectores en los que operan, la capacidad de monetizar la crisis está muy limitada y se enfrentan a un más que probable incremento de costes».   

Cóctel peligroso 

Los analistas coinciden en la crisis de las divisas como una de las grandes fallas para las empresas españolas. «La depreciación acumulada es enormemente grande y los ajustes de divisa serán elevados», señala Santacruz.

A este respecto, si bien el impacto en los bancos será menos perceptible debido a que dichos ajustes se realizan contra fondos propios, se da la paradoja de que «son los que peor gestionan la divisa», señala el economista. «A pesar de que en el resto de las empresas es la cuenta de resultados la que sufre, lo cierto es que estas tienen mejor cobertura ante posibles devaluaciones». 

Miguel Ángel Bernal, economista y profesor de la Fundación de Estudios Financieros, añade al cóctel molotov una «posible subida de la inflación por la propia dependencia de las importaciones de la economía latinoamericana», lo que agudizaría aún más la crisis de demanda.

Algo que Martínez Lázaro descarta: «Las tasas de inflación son muy bajas. No podemos comparar la situación de las economías de Latinoamérica con las europeas. En mi opinión, no será un problema». 

Lo que sí preocupa al profesor del IE Business School es «la caída de las remesas». Hecho que también anticipó el Banco Mundial, que apuntó al fin de una década de aumentos de este tipo de transferencias a causa de la crisis sanitaria. El BID, de hecho, anticipa una caída del 30 por ciento de estos ingresos que, en 2019, alcanzaron los 96.000 millones de dólares. 

Pies en la tierra, la contracción del gasto público será un hecho en los próximos meses. «El deterioro de las cuentas públicas se trasladará no sólo al ámbito fiscal y financiero, sino también a la inversión. Habrá menos licitaciones», asegura Martínez Lázaro.

Es precisamente esto lo que puede causar un importante agujero en las cuentas tanto de las cotizadas como de las pymes que se ven beneficiadas por el efecto tractor. «Ya no solo porque se reducirá la contratación, sino también por las probables demoras que se darán en los pagos de los proyectos en curso». Esto obligaría a aumentar las provisiones, con el consiguiente impacto en los balances.   

Posiciones defensivas 

Pese a todo lo anterior, las empresas españolas confían en que Latinoamérica seguirá siendo una tierra de oportunidades. «Están defendiendo su posición. Es más, en el medio plazo surgirán muchas oportunidades de compra de las que se podrían beneficiar», detalla Santacruz.

De hecho, no se han producido grandes movimientos en las estrategias. «Si bien no somos inmunes» —reconocen fuentes de Telefónica— «nuestro negocio es resistente y tenemos confianza. Los menores ingresos de partidas como ‘roaming’, prepago y empresas serán parcialmente compensados por las palancas que tenemos para gestionar los costes y las inversiones. Asimismo, contamos con un balance sólido y una fuerte posición de liquidez». 

A este respecto, la compañía continuará trabajando en las cinco decisiones estratégicas anunciadas a finales de 2019 para mejorar la resiliencia a futuro. Todo esto combinado con las operaciones corporativas ya anunciadas o en proceso les «permite afrontar la incertidumbre con una posición de fortaleza».

Entre ellas la compra, junto a Telecom Italia, de los activos móviles de Oi en Brasil, donde Telefónica lidera el mercado. 

En cuanto al resto de Latinoamérica, las mismas fuentes señalan que Telefónica está «gestionando los negocios en Hispanoamérica como una unidad autónoma e independiente operativamente», habiendo avanzado «para una potencial separación financiera», mientras  se analizan «todas las alternativas para seguir expuestos a la región de forma rentable». 

La estrategia tampoco ha cambiado en el caso de los bancos. Si bien es cierto que tanto BBVA como Banco Santander han realizado importantes provisiones para paliar el deterioro derivado de la crisis del Covid-19, uno de los focos de cara a futuro continúa puesto en la región. 

Durante la última junta general de accionistas, la propia presidenta de Banco Santander, Ana Botín, afirmó que «Suramérica sigue siendo el motor de crecimiento, con Brasil a la cabeza».

«Vemos muchas oportunidades de crecimiento rentable en el medio plazo y, por ello, seguiremos asignando capital a la región», añadió. Asimismo, apuntó el objetivo de «mejorar la colaboración entre México y los Estados Unidos y aprovechar la ventaja competitiva que supone esta conexión». 

Precisamente, México es uno de los feudos para BBVA. El país proporciona el 31 por ciento de los ingresos brutos de la entidad, que se ha convertido en líder del mercado con el 23,2 por ciento de cuota.

Tras el estallido de la crisis sanitaria, el banco ha provisionado 1.433 millones de euros a nivel de grupo, de los cuales 465 corresponden a Latinoamérica.

A este respecto, fuentes internas consultadas por finanzas.com ponen el acento en que «los saneamientos en sucesivos trimestres de 2020 deberían ser inferiores. Está pendiente el cierre tanto de la venta de BBVA Paraguay como de la recientemente anunciada operación con Allianz».

Asimismo, la entidad aprovechará su posición de liderazgo en banca digital para continuar creciendo de forma orgánica en la región, que «continúa siendo un mercado core».  

Por otra parte, las amenazas populistas de, entre otros, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, no han frenado las intenciones de expansión en la región de Iberdrola, Acciona o Naturgy.

Caso distinto es el de Repsol, aunque la compañía está más pendiente de las decisiones que pueda tomar la administración Trump en los Estados Unidos que de las derivas de Nicolás Maduro

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