Los inversores ya sólo creen en Draghi
Le habíamos visto casi siempre amenazar e ir más allá con las palabras que con los hechos. Sin embargo, esta[…]
Le habíamos visto casi siempre amenazar e ir más allá con las palabras que con los hechos. Sin embargo, esta vez el presidente del Banco Central Europeo (BCE) ha sorprendido a todos anunciando una batería de medidas que han ido más allá de lo que se esperaba. En una cosa parecen estar de acuerdo la mayoría de los analistas: muy delicada y difícil debe ver Mario Draghi la situación de la economía europea para quemar, de una vez, buena parte de sus últimos cartuchos. Y es que la economía europea es como un enfermo sin apenas presión arterial al que no le hace efecto el tratamiento médico. El jueves, el doctor Draghi decidió aplicarle un conjunto de fármacos al mismo tiempo para tratar de forzar su reanimación. El problema es que se dan todas las circunstancias (incertidumbres y falta de liderazgo político, riesgo de recesión en EE.UU., falta de demanda de crédito) para que la economía siga vegetando y de ahí la inseguridad con la que los inversores, que ya sólo creen en Draghi, reaccionaron el mismo jueves a las decisiones del BCE.
Lo que es seguro es los mercados dependen ahora más que nunca de las muletas que le ha puesto el BCE. Si ello sirve para recuperar el paso, habrá sido un gran acierto la estrategia. Si, la única esperanza de los mercados es la próxima intervención del BCE, no somos suficientemente consciente del riesgo asumido.
Los rentistas y los ahorradores más prudentes que recogieron velas ante las recientes caídas y no están dispuestos a volver a la renta variable, tendrán que esperar mejores tiempos. Los tipos de interés seguirán por los suelos y sólo cabe esperar que los bancos aumenten sus créditos para que la actividad económica coja algo de ritmo. Lo malo es que se puede tener el mejor equipo bancario de profesionales y la mejor oferta crediticia, pero si nadie entra por la puerta del banco, todo es inútil. Es en este punto donde los analistas no se cansan de señalar que el problema no es ya de política monetaria, sino de política fiscal. Pero donde hay gobierno, éstos se encuentran preocupados por otras cosas y donde no hay gobierno...