Pagar por preservar el capital
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La renta variable está sometida a avatares de todo tipo que afectan a las monedas, la evolución económica y empresarial, el escenario geopolítico... Y siempre la situación puede empeorar. Lo hemos vivido esta última semana: el fuerte riesgo político que amenazaba con frustrar el habitual "rally" de fin de año se ha visto afectado por un grave riesgo terrorista que han acusado las Bolsas incrementando todavía más su volatilidad.
El buen comportamiento de octubre se ha visto así truncado en noviembre, que inicia la última semana con perspectivas nada halagüeñas. Mejor hacerse a la idea de que este ejercicio no nos va a aportar apenas plusvalías y poner nuestras energías en las estrategias para el año que comenzará dentro de cuarenta días. Tal vez, diciembre sea un buen mes para tomar posiciones en algunos valores o fondos de inversión pensando en su revalorización en el próximo año, despejada una parte de las incertidumbres actuales.
Por lo demás, la rentabilidad que ofrecen algunos activos dice bien sobre lo que un inversor minoritario puede esperar en estos momentos. La rentabilidad de las Letras del Tesoro ha sido negativa en la última subasta, lo que significa que para prestarle dinero a un año al Estado español había que pagar un 0,040 por ciento del valor del activo. Mejor es que los pequeños ahorradores e inversores se abstengan, aunque la inflación anual sea menor que el coste de la Letra y su gran preocupación sea preservar el capital.