Crisis del euro
Creo que todos estaremos de acuerdo que el euro fue una decisión política que obviaba la falta de coordinación financiera,[…]
Creo que todos estaremos de acuerdo que el euro fue una decisión política que obviaba la falta de coordinación financiera, fiscal y política en el área. Se suponía que, una vez iniciado, sería cuestión de tiempo que esta integración se impusiera de forma natural. La realidad, como sabemos, fue muy diferente. Y la crisis que arrastramos en los últimos siete años ha obligado a adoptar ajustes a nivel nacional y conjunto que nos aproximan algo más a lo que debería haber sido deseable en el arranque de la moneda única. Pero aún estamos muy lejos de cumplir los criterios teóricos para considerarlo como una zona monetaria óptima. ¿En qué se traduce esto? Que las dudas sobre su continuidad, en mayor o menor medida, nos seguirán acompañando durante aún mucho tiempo.
Naturalmente, no pongo en duda que el euro supere todas estas amenazas. Pero, de forma paralela, tampoco las tengo todas conmigo que el euro en el futuro sea igual al actual. De hecho, su supervivencia pasa en mi opinión porque cambie hacia una mayor integración europea. Al final, nuevas decisiones políticas que algunos argumentarán como una cuestión de coste/beneficio a corto plazo y otros, la mayoría espero, como una decisión costosa inicialmente pero de enormes beneficios a medio y largo plazo.
En los últimos días hemos escuchado a varios consejeros del BCE aludir a la necesidad de finalizar la integración bancaria: como supervisor único de la mayoría del sistema financiero europeo que ya es, echa en falta el resto de los instrumentos que realmente hagan su labor más eficiente. Y me refiero a desligar totalmente la resolución futura de problemas dentro del sector a gobiernos y la creación de una garantía común de depósitos. De no lograrlo, advierten, el sistema no estaría preparado ante un hipotético shock externo. Yo lo completaría con el riesgo de que este hipotético shock, externo y también interno (incluso político....¿por qué no?) generará de nuevo una crisis de confianza de características sistémicas. De esto último sabemos mucho en España.
Al final, profundizar en la integración financiera depende, una vez más, de decisiones políticas. Pero, ¿tiene la clase política europea intención de acelerarlo? La falta de respuestas a preguntas como esta no parece muy positiva. El papel de la Comisión, como también lo hace el BCE, es recordar tanto el trabajo pendiente como advertir sobre futuros riesgos que ahora parecen obviarse. De hecho, en estos momentos el reto más inmediato de muchos gobiernos europeos es la crisis de refugiados. Y es su impacto financiero, social y político por este orden lo que prioriza cualquier reunión o cumbre europea. ¿Seguir con la integración fiscal? probablemente en noviembre veremos como la Comisión flexibiliza (o matiza) muchos de los objetivos del PEC presentados por los principales países del área. También desde el BCE se ha rechazado esta flexibilidad gratuita, pidiendo reformas y ajustes que aumenten el crecimiento potencial de la zona y hagan por tanto eficiente la ejecución de una política monetaria expansiva llevada al límite. La autoridad monetaria europea ofrece tiempo y unas condiciones financieras muy favorables para que la clase política europea tome medidas que aproximen el euro al objetivo final de ser una zona monetaria óptima. Pero los tiempos a nivel político son muy diferentes.
¿Anticipa el título de esta nota que tendremos en el futuro una nueva fase de la crisis del euro? No es mi intención. Pero sí creo que la crisis del euro, como crisis política que es, requiere tomar decisiones que realmente supongan una transferencia de soberanía de los gobiernos nacionales a Europa. Y que esto sea compatible simultáneamente con nuevos ajustes y reformas que hagan justificable, también políticamente, este proceso. Integración política y ajustes deben venir de forma conjunta, de forma que se pueda evitar en el futuro nuevos conatos de crisis. Es cierto que el BCE ofrece una garantía implícita de supervivencia del euro; pero esto no significa que se pueda vivir bien en la moneda única.
La incertidumbre hacia el futuro afecta a las perspectivas económicas; la economía, una fuerte recuperación económica, es fundamental para que no vuelvan a surgir nuevas dudas sobre la supervivencia del euro.