China y agosto, una mezcla explosiva
Agosto ha cumplido sus expectativas de mes volátil y de mucho riesgo que hay que afrontar siempre con una cierta[…]
Agosto ha cumplido sus expectativas de mes volátil y de mucho riesgo que hay que afrontar siempre con una cierta desconfianza. De hecho, ha sido el peor agosto de los últimos tres años con más de un 8 por ciento de pérdida en la Bolsa española. Y China también ha cumplido las suyas: no podía alargarse por más tiempo la imposibilidad en la coyuntura actual de mantener un crecimiento tan alto, irreal y constante de su economía. Y, sin duda, agosto era el mejor mes para mostrar tal evidencia. Con la mezcla explosiva de un mes de agosto más la economía del primer fabricante del mundo en situación renqueante, un cierto miedo se apoderó de los mercados bursátiles ocasionando fuerte pérdidas entre los inversores. Hay que subrayar, sin embargo, que no se produjeron huidas masivas de los mercados y que los gestores llamaron a sus clientes a aguantar el chaparrón convencidos de una pronta recuperación, que tarda en producirse.
La verdad es que quienes temían que China mostrará sus debilidades de crecimiento y ello afectará gravemente a los mercados habían retirado hace tiempo su dinero de las Bolsas, probablemente aprovechando el magnífico primer trimestre del año. Tampoco puede decirse que muchos se animarán a tomar posiciones en Bolsa con los bajos precios. Se ha impuesto la calma a la espera de ver cómo resuelve el problema las autoridades chinas para, probablemente, tomar decisiones bien avanzado el mes de septiembre ante el último trimestre del año que sentenciará si el 2015 termina con pérdidas o beneficios en las carteras. Septiembre, de otra parte, es un mes en el que han de despejarse importantes incertidumbres que podrían afectar a los mercados bursátiles, especialmente los europeos, a la vista de los resultados de los comicios en Grecia y Cataluña.
Lo peor de tan mal agosto es que junio dejó ya tiritando las carteras con fuertes pérdidas bursátiles. Además, las dificultades de China, de las que sabemos la mitad, tienen una mayor repercusión en los mercados que las de Grecia.