¿Estarán los líderes políticos europeos a la altura de sus responsabilidades?

Es lo que espera la canciller alemana Angela Merkel, tras el programa de compra de bonos lanzado por el Banco Central Europeo (BCE). Todos temen que los líderes políticos se escuden en las medidas del BCE para no hacer más reformas.

Mario Draghi, presidente del BCE, ha hecho su trabajo. Ha cumplido. Incluso ha ido más lejos de lo esperado al anunciar un plan de compra de deuda por 60.000 millones de euros al mes, desde el próximo mes de marzo y al menos hasta finales de septiembre de 2016. La autoridad monetaria pondrá en marcha unas medidas muy necesarias para reactivar la débil economía de la zona euro, pero que plantean una intrigante cuestión: ¿Serán suficientes? La respuesta es sí, serán suficientes. Eso sí, siempre que se cumpla una innegociable condición, como se han encargado de recordar tanto el presidente del BCE, Mario Draghi, como la canciller alemana, Angela Merkel, y la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) Christine Lagarde: que esas medidas vayan acompañadas de reformas estructurales por parte de los Gobiernos de la zona euro. 

Pero pocos creen que esto se vaya a cumplir. Es más, existe un temor generalizado a que el plan de Draghi se use como justificación por parte de los Gobiernos europeos para frenar esas reformas. Con las medidas de Draghi se creen que ya pueden mirar a otro lado y olvidarse de sus obligaciones. Por eso, crecen los mensajes pidiendo a los líderes políticos que estén a la altura de sus responsabilidades. Así, Merkel insiste en que ningún banco central del mundo podrá reemplazar a la política y Mario Draghi exige a los países de la zona euro que cumplan con su parte, porque en su opinión, son necesarias las reformas estructurales que incentiven la competencia, reduzcan la burocracia e incrementen los ajustes en el mercado laboral.

Al presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, llevan tiempo reclamándole que continúe con las reformas iniciadas en nuestro país, que profundice en algunas y ponga en marcha las que están pendientes, por ejemplo, la de las administraciones públicas. Pero, claro, elecciones y decisiones de este tipo nunca han sido compatibles y esta vez no iba a ser una excepción. Con el panorama electoral que tenemos por delante en España, no nos queda más remedio que seguir encomendándonos a Mario Draghi. Porque, ¿alguien espera que en este 2015 Mariano Rajoy hable de reformas?

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