Se le complica el panorama al BCE

La necesidad de que el Banco Central Europeo tenga que recurrir a la compra de bonos del gobierno aumentó este jueves.

La necesidad de que el Banco Central Europeo tenga que recurrir a la compra de bonos del gobierno aumentó este jueves, después de una decepcionante subasta de liquidez de las denominadas LTROs por las que el BCE presta dinero barato a las entidades de crédito que la soliciten con el compromiso de emplear ese dinero en dar crédito a empresas y particulares.

El banco central inyectó 129.8 billones en el sistema bancario de la zona del euro a través de esta oferta de préstamos de cuatro años, pero la cifra quedó muy por debajo de la estimación más modesta realizada por los analistas

El BCE planea aumentar su balance hasta un trillón de euros, un nivel visto por última vez en 2012, dentro de un programa destinado a elevar la inflación y estimular el crecimiento en la eurozona. Los precios subieron un 0,3 por ciento en el año hasta noviembre, aumentando los temores de la región podría entrar en un período prolongado de estancamiento al estilo japonés. Esas preocupaciones se desataron el jueves cuando conocimos que Francia registró una caída del 0,2 por ciento en los precios al por menor entre octubre y noviembre, un descenso mucho mayor que lo que los economistas habían pronosticado.

Pero como ya sabemos el BCE está totalmente dividido acerca de la posibilidad de embarcarse en una política de flexibilización cuantitativa para luchar contra la deflación y estimular la economía. Los que se oponen a estas políticas más expansivas creen que las medidas existentes del banco central, que incluyen la compra de bonos garantizados , titulizaciones de crédito y la subasta de dinero a los bancos de la eurozona, son suficientes para dirigir la inflación al objetivo marcado por el BCE : cerca pero debajo del dos por ciento.

Pero los decepcionantes resultados de las últimas subastas demuestran que se necesitarán medidas más proactivas si se quieren alcanzar las mencionadas metas de inyección de liquidez con las que se pretenden combatir la deflación.

Después de la última reunión del Banco Central Europeo, en la que se produjo un cambio de lenguaje y se habló abiertamente de intención de llevar a cabo políticas de flexibilización cuantitativa de compra de bonos soberanos, el mercado empezó a descontar esta posibilidad para no más tarde del primer trimestre del año entrante. Y como suele ser habitual, este anticipo se reflejó de inmediato en el mercado de divisas en el que el euro se vendió hasta alcanzar mínimos del año en su cotización contra el dólar.

Ahora tras la escasa exitosa subasta de liquidez del jueves pasado, esas expectativas deberían haberse afianzado, sin embargo una noticia filtrada a través de un artículo publicado por el Financial Times ponía en conocimiento del mercado que Draghi iba perdiendo apoyos dentro del BCE. La oposición alemana se intensificaba y conseguía ganar adeptos en su lucha contra la política llevada a cabo por el BCE, hasta el punto que se esperaba una resolución respaldada por la Comisión Europea en la que se pediría mayor coordinación de las políticas económicas de la eurozona, un eufemismo para limitar la independencia del BCE.

El mercado ha tomado esta noticia por fiable y el resultado es que el euro se aleja de los mínimos ante las dudas de que el BCE pueda seguir adelante con su objetivo de inyectar un trillón de euros en el sistema. De ser cierto el mayor afectado seria el mercado de renta variable que sin duda sufriría correcciones severas. Nos queda todavía mucho por ver y como suele ser habitual en esta Unión Europea la incertidumbre seguirá siendo el pan nuestro de cada día.

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