¿Quieren crédito?
Bienvenidos los resultados de los test de estrés de la banca europea.
Bienvenidos los resultados de los test de estrés de la banca europea. Y, naturalmente, también de las pruebas de solvencia. Al final, imprescindibles para conocer la salud del sector y también para valorar su capacidad de resistencia en situaciones complicadas (nunca se puede decir que imposibles). Pero, ¿saben una cosa? Yo valoro mucho más la transparencia de la prueba. Y posiblemente el BCE también lo considere así pensando en una futura consolidación del sector con objetivos europeos frente a nacionales.
¿Y el crédito? ¿cuándo se recupera el crédito? Sólo les diré que no me han sorprendido los comentarios recientes que he escuchado, en algún caso incluso advirtiendo que el proceso de hacer más sólido el balance es un tema recurrente y no el resultado de un ejercicio puntual de análisis. Por tanto, como si de un círculo vicioso se tratara la recuperación del crédito bancario será probablemente posterior a la propia recuperación económica. ¿Les sorprende esta afirmación? Pues no debería ser así. Esta ha sido una relación recurrente en los ciclos económicos. El problema surgió en el anterior, demasiado largo y con unas condiciones demasiado laxas que llevaron a unas condiciones de crédito excesivamente favorables y a una mala gestión del riesgo. Regulación y supervisión incluidas.
La regulación también es una variable que se ha ofrecido como excusa para la recuperación del crédito. Pero en mi opinión no es tanto una excusa como una certeza. ¿Piensen en la presión regulatoria sobre la banca mundial en los primeros años de la crisis? Y valoren la preparación para los ejercicios de análisis sobre la propia banca europea. En el pasado reciente ha sido algo habitual que al comparar las entidades financieras por el mercado se observara con atención su balance en términos de los objetivos de capital y liquidez propuestos para Basilea III. Cuanto más cercanos, más positiva la valoracón. La salvedad surge cuando consideramos que Basilea III conllevaba alcanzar estos objetivos de forma progresiva hasta 2017. Pero ya saben lo rápido que van los mercados. Y lo lenta que evoluciona la propia economía.
Naturalmente, el crédito (bancario...en Europa) es imprescindible para una mejora sostenible de la economía. Primero, una recuperación cíclica; después, una recuperación más solida financiada por la banca. Aquí entra otra cuestión que ha sido objeto de debate en Europa: ¿la caída del saldo de crédito bancario es una consecuencia de la menor oferta o de la menor demanda? Las encuestas que ha llevado a cabo el ECB apuntan inicialmente a una restricción de la oferta para de forma más reciente poner mayor énfasis en la menor demanda de crédito. Entre las grandes compañías, por el desarrollo de la banca paralela o en la sombra que tantos interrogantes (y beneplácitos...la ambigüedad está de moda) provoca en las autoridades económicas. Pero, para la pequeña y cada vez en menor medida la mediana empresa, la demanda de nuevo crédito simplemente se ve compensada por la falta de inversión con la capacidad de producción infrautilizada. Ya sé que generalizar es siempre problemáticos. Y más en temas tan sensibles como este.
Al final, son las entidades financieras las primeras interesadas en dar crédito. Les va su rentabilidad y en un mundo tan complejo como el actual, también su supervivencia. Pero es precisamente esta baja rentabilidad, obligando a las entidades a tomar un riesgo elevado en un contexto de incertidumbre económica como el actual, la que puede seguir actuando como límite implícito para una recuperación plena del crédito. A esto se refería probablemente el FMI en su última recomendación para el sector en Europa: consolidación primando la rentabilidad. Luego, el crédito.