Nuevos datos en la semana
Admito que este fin de semana me han visitado viejos fantasmas que ya tenía olvidados desde hace seis años.
Admito que este fin de semana me han visitado viejos fantasmas que ya tenía olvidados desde hace seis años. ¿O eran cinco? Bueno, el cuándo no es relevante; el por qué, sí lo es. Al comienzo de la crisis, autoridades europeas y analistas repetían sin cesar la economía y los mercados financieros USA eran no sólo el origen como el campo de batalla de la Crisis. Mientras, el resto del Mundo, especialmente Europa, vivía indiferente al desarrollo de los difíciles acontecimientos como he dicho antes, localizados, en Estados Unidos. "Allá ellos con sus problemas que nosotros superaríamos sin apenas magulladuras". El resto de la Historia ya la conocen.
Esta semana un consejero de la Fed decía en una entrevista que la reciente tensión en los mercados tenía como principal foco el riesgo de recesión en Europa (no habló del riesgo de deflación, pero se entendía perfectamente). En su opinión, aunque la economía norteamericana se mantenía fuerte, la desaceleración reciente en las expectativas de inflación requeriría parar el final del QE3 e incluso estar atento a ampliarlo en el futuro. Ya veremos. Naturalmente, unos comentarios que llovían sobre mojado tras publicarse en las actas del último FOMC que algunos consejeros alertaban sobre la combinación de factores negativos a nivel internacional (naturalmente, uno de ellos era la debilidad de la economía europea) y hasta la subida del Dólar.
¿Quiénes faltan para este Déjà vu histórico? Los analistas. Y el shock me ha llegado a través de los periódicos del fin de semana. De cuatro que leí ayer de tirada nacional tres alertaban en su portada (me refiero naturalmente al cuadernillo económico) sobre los problemas de la economía europea como detonante y hasta la razón de ser de las recientes tensiones en los mercados. Por último, el cuarto se centraba en los problemas de Occidente ante la desindustralización de los últimos veinte años. Naturalmente, también con Europa como ejemplo. Pero al menos no lo relacionaba con los mercados.
Veamos: el menor crecimiento europeo es sin duda un factor de inquietud. Pero no es el Problema. De hecho, son muchos los problemas a considerar para entender la decepción de muchos inversores:
1. El desajuste cada vez más claro entre la economía real y la financiera a nivel mundial;
2. La falta de visibilidad a medio plazo (de la economía mundial);
3. La incertidumbres derivadas de una política monetaria hasta el momento uniforme entre los bancos centrales desarrollados que lo será menos en el futuro;
4. Imponderables como la actual psicosis sobre el Ébola. Problemas que, debidamente removidos, han llevado a un aumento importante de la inestabilidad del mercado que hace imposible gestionar la cartera. De ahí la necesidad (racional) de liquidar posiciones para muchos inversores que, por otro lado, se han encontrado con escasa demanda. En definitiva, mercados profundos en teoría pero poco líquidos en la práctica.
Y todos posicionados en el mismo lado. Vamos, el shock de realidad para muchos inversores que sólo habían visto unos mercados alcistas ha sido tremendo. Para el resto, simplemente la confirmación de algo que era obvio: la política monetaria tiene limitaciones para resolver problemas estructurales. O también su ineficacia para impulsar el crecimiento de forma duradera sin asumir un coste enorme en términos de la estabilidad financiera que hace seis años fue un objetivo clave en la instrumentación de las primera medidas monetarias expansivas.
Esto no significa que la política monetaria no puede volver a emplearse a fondo para que los mercados recuperen parte de la confianza. Pero, ya los inversores conocen un poco más los riesgos que asumen. Y me temo que no podrán olvidarse muy rápido de la experiencia. Por muy escasa que sea su memoria en caso de una ganancia aparentemente rápida y fácil. Recuerden: los únicos que dan cosas gratis de forma recurrente son los seres queridos. Y especialmente los padres. Obviamente, no es lo mismo que la complacencia o exceso de confianza que hemos visto en los últimos años.
Aclarado lo anterior, naturalmente según mi punto de vista, ahora toca hablar de lo que ocurre en Europa. Es interesante en este sentido como los periódicos (y analistas) a los que me refería antes no se centran ya en pedir al BCE que actúe para resolver los problemas. Bien, en algo hemos avanzado en los últimos meses. Pero, también es cierto, el BCE tiene parte de responsabilidad en la actual minicrisis de los mercados ante las divergencias sobre las medidas futuras y falta de claridad sobre la aplicación de las ya aprobadas. Se resolverá, creo, en los próximos días y semanas. Pero ya no parece ser suficiente. Ahora se habla abiertamente de una política fiscal expansiva a corto plazo a nivel conjunto y también de más reformas en los países con mayores problemas económicos.
Sobre el primer punto surge un país que centraliza todas las críticas; sobre el segundo, otros dos nombres de países cuyos gobiernos están en una situación política compleja para buscar consensos sobre estas medidas. Naturalmente, me refiero a las tres primeras economías de la eurozona. Y sobre ellas, pesa la paradoja de Grecia: el primer país rescatado, el único de la zona que ha hecho default y también el único país que aún se mantiene bajo el paraguas europeo (y del FMI) que a nivel político interno presenta mayor debate sobre su futuro. ¿Otro Déjà vu sobre la Crisis del Euro? Con el BCE ahora más predispuesto a actuar, no me convence esta conclusión. Pero, sí tengo claro que la inestabilidad del mercado, a un nivel más ordenado, puede ser beneficiosa para lograr acuerdos políticos que faciliten una mayor integración europea. También probablemente lo comprobaremos en el futuro próximo.
¿No les he convencido con todo lo anterior? Les advierto que mi intención no era convencerles de nada. El Mundo es complicado y el futuro incierto. Al final, los mercados simplemente han reflejado parte de esta incertidumbre como buenos indicadores adelantados que son. Pero, lamentablemente, en los últimos años han asumido un papel demasiado importante para la solución de los problemas además de ser jueces de los mismos. Sí, esto me inquieta mucho más. Ya veremos.