Un mercado con fiebre por la incertidumbre

La noticia acerca del primer caso de ébola en Europa, concretamente en nuestro país, ha impactado de lleno en unos mercados financieros que atraviesan, uno de sus momentos más complicados del año.

La noticia acerca del primer caso de ébola en Europa, concretamente en nuestro país, ha impactado de lleno en unos mercados financieros que atraviesan, uno de sus momentos más complicados del año. Comenzaba hace escasas semanas un nuevo trimestre, con el correspondiente trajín por parte de las manos fuertes del mercado a base de rotar carteras y deshacer posiciones de cara a fin de año y, con ello, comenzaban también a sembrarse las primeras dudas tras el susto de agosto.

La reunión el día 3 de octubre del BCE encendió la mecha y el polvorín en el que se asentaban las bolsas hizo el resto. Caídas bruscas que hacían que los inversores buscaran un catalizador que consiguiese frenarlas. Más allá de una buena noticia, con lo que el mercado se ha encontrado es con el primer caso de ébola en Europa, enfermedad altamente mortal, y que hasta ahora ningún europeo había contraído dentro del propio continente. Los esfuerzos se centraron en determinar las causas de este contagio mientas a nuestro país se le exigía desde Bruselas explicaciones a este asunto.

Como siempre solemos recordar, el dinero, al margen de inteligente, es miedoso por naturaleza, y en cuanto se incrementa la incertidumbre sobre un hecho en concreto, tiende a ponerse bajo refugio. Este refugio es hoy, el mismo que el que era hace un año o hace una década, principalmente los bonos soberanos de países considerados como seguros, como son EEUU o Alemania y los metales preciosos, en este campo destaca por encima de todos el oro.

El bund alemán, como se llama al bono a 10 años germano, marca durante estos días mínimos históricos, ofreciendo una mísera rentabilidad del 0,866% al año, pero pagando en especie, en este caso en seguridad, a aquéllos que se decantan por tener este activo. Bien es cierto que la política monetaria del BCE tiene también bastante que ver en todo esto ya que nuestro propio bono a 10 años gana enteros en cuanto a credibilidad se refiere dentro de la región europea y se acerca al 2%. Por otro lado, el oro sube algo más de un 3% esta semana, recibiendo con los brazos abiertos a gran parte del dinero que decide salir de las bolsas.

Unas bolsas que, como se puede imaginar, son las peor paradas de todo este suceso con mención especial a nuestro índice, el IBEX 35 que desde la apertura del lunes pierde algo más del 3,5% hasta los 10.250 puntos. El dinero, de nuevo inteligente, huye de aquellos sectores estratégicos que más pudieran sufrir el impacto de un posible agravamiento por el contagio del ébola. Es por eso que las aerolíneas europeas, que ya de por sí estaban teniendo un año horrible, reciben de nuevo un severo correctivo como consecuencia de una hipotética restricción a los movimientos de personas dentro de la propia región europea, así como un incremento en el miedo de contagio y por tanto, de un descenso en la demanda de vuelos. IAG se deja por todo ello cerca de un 5% esta semana.

Otro de los sectores estratégicos impactados por toda esta noticia es el sector turístico, uno de los principales pilares de nuestra economía aportando más de un 15% del PIB de nuestro país. Valores como NH Hoteles que cae un 10% solo en esta semana o Meliá son testigos de todo ello, y es que, aunque los organismos nacionales se apresuran a comunicar que no existe peligro alguno, lo cierto es que países como Reino Unido muestran públicamente sus dudas acerca de todo ello generando aún más si cabe, una mayor desconfianza entre los inversores.

Resulta realmente extraño ver una relación tan estrecha entre la evolución de ciertos mercados financieros y esta noticia, que ha llegado en un momento de debilidad y que ha logrado ser estos días, foco de atención por parte de agencias financieras de todo el mundo.

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