El Banco Central Europeo bajará tipos en la próxima reunión
La publicación, el jueves pasado, de los datos de Producto Interior Bruto de los distintos países que forman parte de la eurozona ha vuelto a poner en tela de juicio la eficacia de la política monetaria del Banco Central Europeo.
La publicación, el jueves pasado, de los datos de Producto Interior Bruto de los distintos países que forman parte de la eurozona ha vuelto a poner en tela de juicio la eficacia de la política monetaria del Banco Central Europeo. Mientras que Alemania crecía un 0.8% en el primer trimestre de este año, los países que le siguen en tamaño Francia e Italia, defraudaban las expectativas con un 0% y un 0,1%, respectivamente, y países más pequeños, pero con un alto peso específico, como es el caso de Holanda, caía hasta un 1.4%.
A la euforia por haber ganado la batalla de la crisis de deuda de los países periféricos, tras el programa implantado, y nunca ejecutado del Banco Central Europe de compras de bonos de países con problemas, le sigue la hora la preocupación porque estas mejoras se mantengan en el tiempo, además de evitar otros males como la deflación.
Las deuda de los países periféricos, entre ellos el nuestro, han experimentado en los últimos una mejora impensable, tan sólo unos meses atrás. La rentabilidad de los bonos españoles ha alcanzado mínimos históricos, superando los niveles de la pre-crisis. Ya no se habla de impago de la deuda e, incluso Grecia, que llegó a hacer default, está volviendo a financiarse en los mercados de capitales. No hay ninguna duda de que es un éxito lo conseguido tanto por la política del Banco Central Europeo, como por los esfuerzos llevados a cabo, en tanto países para reducir sus cifras de déficit, pero este logro no vale para nada si no se es capaz de mantenerlo.
Las estimaciones publicadas por la OCDE prevén niveles de deuda sobre PIB en 2015 de un 109% para España, de 133%, para Irlanda, 141%, para Portugal y 147% para Italia. Incluso, manteniéndose los actuales niveles de rentabilidad de los bonos y siguiendo con política fiscal equilibrada, los PIB de estos países tendrán que crecer una cifra nominal mínima de un 3%, solo para impedir que el ratio entre deuda y PIB no siga creciendo. Esta situación actual del mercado de renta fija refleja unas expectativas excesivamente optimista de los inversores, que están apostando a que los países periféricos continuarán con sus políticas de ajustes fiscales, de manera indefinida y/o que las cifras de crecimiento mejoren de manera ostensible, hasta llegar a cifras reales por encima del 3%. De no conseguirse, podríamos volver a hablar de ventas de deuda periférica en el mercado y de crisis de nuevo.
Evidentemente, el riesgo es alto y el Banco Central Europeo lo sabe. A final del año pasado, el PIB de la eurozona fue un 3% menor que el del primer trimestre del 2008, claro síntoma de exceso de capacidad. El dato de oferta monetaria M3 creció de forma acumulado entre septiembre del 2008 y marzo del 2014, tan sólo un 7%, mientras que el PIB nominal en este periodo aumentaba un insignificante 4%. Sorprendentemente, el balance del Banco Central Europeo se está reduciendo por la devolución parcial del último programa de liquidez LTRO.
El Banco Central Europeo está fallando en su trabajo. Una política monetaria más expansiva aumentaría la producción de manera considerable, al mismo tiempo que elevaría los niveles de inflación. El Banco Central Europeo tiene razón al argumentar que no puede resolver los problemas de la zona euro por su cuenta. Sin embargo, debe hacer mucho más para generar un crecimiento de la demanda en línea con el potencial existente. También podría ayudar a fortalecer el crédito en los países más débiles.
Para la próxima reunión de principios de junio, esperamos un recorte no tan sólo en el tipo de referencia, sino también en el de refinanciación, además de la implantación de tipos negativos para los depósitos bancarios en el Banco Central Europeo. Con estas medidas, el banco central cumplirá con una expectativa que, inexplicablemente, ha defraudado en las últimos reuniones, pero, además, deberá implementar o al menos anunciar de manera convincente, un programa de compra de activos del sector privado, como titulizaciones de préstamos, y/o deuda pública para que los inversores sigan manteniendo las expectativas sobre la eurozona.