Renta fija, un mercado globalmente alcista

Las primeras semanas de la primavera no han traído consigo cambios perceptibles en la tendencia, más bien favorable de la actividad, que se viene observando en Europa de un año a esta parte.

Las primeras semanas de la primavera no han traído consigo cambios perceptibles en la tendencia, más bien favorable de la actividad, que se viene observando en Europa de un año a esta parte. Cierto es que el ritmo de mejora sigue siendo muy lento (y con pocas esperanzas de que se acelere). Y también es cierto que, en comparación con la caída inducida por la recesión de 2011/2012 (en especial en la periferia), ésta débil recuperación se asemeja bastante a un estancamiento.

Con todo, la realidad es y sigue siendo que la zona euro mantiene una dinámica positiva bastante sincronizada, como han vuelto a ilustrar las primeras indicaciones relativas a la actividad de abril. Los índices PMI de la zona euro han avanzado tanto en la industria como en los servicios, y este último se sitúa en su máximo nivel desde junio de 2011. Por consiguiente, el índice compuesto (que agrega estos dos índices en función del peso respectivo de cada sector en la economía) también ha remontado hasta una máxima en casi tres años, y sugiere una aceleración del crecimiento del PIB ligeramente superior al 1% desde principios de 2014.

Por su parte, al otro lado del Atlántico, a medida que vamos dejando atrás uno de los inviernos más duros soportados en los Estados Unidos, el deshielo de las estadísticas iniciado en marzo se ha prolongado durante el mes de abril. La perspectiva de una rápida aceleración del crecimiento a partir del 2º trimestre va tomando cuerpo progresivamente, disipando las inquietudes suscitadas por las turbulencias invernales.

En este contexto, la búsqueda desesperada del rendimiento en un entorno sin inflación y de tipos bajos sigue sosteniendo al mercado de bonos. Desde principios de año, los índices TR ("Total Return") de las obligaciones gubernamentales de Estados Unidos y Europa arrojan rentabilidades del 2,3% y del 4% respectivamente, el índice del High Yield también avanza, nada menos que un 4%, y la deuda emergente sube un 5%.

A pesar de la continuación del proceso de normalización de la política monetaria en Estados Unidos, el primer episodio de tensión relativo a la sostenibilidad de la deuda en los países emergentes de enero, y al riesgo de una brusca deceleración de la economía china que podría tener un impacto importante en muchas economías, la deuda de este país sigue gozando del favor de los inversores pese a su carácter más arriesgado.

Los tipos a 10 años de los países sólidos se han mantenido estables, en el 1,5% los de Alemania y en torno al 2,7% los de Estados Unidos y Gran Bretaña. En cambio, continúa la relajación de los tipos en los países periféricos de la zona euro, y se siguen reduciendo los diferenciales de rentabilidad con las calificaciones más sólidas como Alemania o Francia.

Desde principios de año, el rendimiento a 10 años de España ha bajado 100 bps, el de Italia 85 bps, y el de Portugal 260 bps. La coyuntura económica más bien alentadora de la zona euro, y la expectativa de una posible flexibilización cuantitativa por el Banco Central Europeo deberían sostener esa tendencia, al menos por el momento.

Fabrizio Quirighetti, economista jefe y director de macroeconomía global y estrategias de renta fija en SYZ Asset Management

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