Estados Unidos: ¿Sólo se explica por la ola de frío?

Las repercusiones del invierno polar han vuelto a perturbar las estadísticas económicas americanas de las últimas semanas.

Las repercusiones del invierno polar han vuelto a perturbar las estadísticas económicas americanas de las últimas semanas. Incluso han inducido una revisión a la baja del PIB del último trimestre de 2013 (de 3,2% a 2,4% en ritmo anual), debido al frenazo del consumo de los hogares, provocado por las borrascas de diciembre. Y son, sin duda, las condiciones invernales las que han provocado el debilitamiento de la confianza de los hogares y de las PYMEs, y la deceleración del índice de actividad del sector servicios.

Sin embargo, de momento no parece que el tiempo haya atajado la dinámica fundamental de expansión, y la actividad debería volver a acelerarse durante la primavera. En efecto, tras la "conmoción" de principios de año, se observa un repunte de los indicadores más seguidos: tras su brusco desplome de enero, el ISM manufacturero ha avanzado (de 51,3 a 53,2) y sigue reflejando una expansión del sector. La creación de empleo también se volvió a acelerar, tras dos meses de bache (175.000, después de 84.000 y 129.000, tras un promedio de 200.000, desde el final de 2012). Los indicadores del mercado laboral americano abundan asimismo en la continuación de la mejora.

En la industria, los pedidos de bienes duraderos y la producción industrial han avanzado en el último mes, aun cuando algunas regiones del país seguían afectadas por las borrascas invernales. Desde una perspectiva a largo plazo, los ritmos actuales de subida de estos dos indicadores determinantes siguen siendo próximos a la media de los veinte últimos años. Y aunque ya no sea el caso de los gastos de consumo, tras la reciente ola de frío, hasta ahora la persistencia de una tendencia positiva sobre el empleo, así como la continuación de la mejora de los datos fundamentales del mercado inmobiliario están siendo apoyos sólidos, y deberían alimentar el repunte en cuanto vuelva el buen tiempo.

Asimismo, en el sector de la vivienda, y a pesar de que, obviamente, el mal tiempo ha perjudicado a la construcción, el impacto negativo en las ventas de viviendas existentes ha sido mucho menos acusado. Los precios mantienen su orientación alcista, y avanzan a un ritmo superior al 10% anual. Por otra parte, el retroceso regular de las tasas de morosidad y de embargo sobre los préstamos hipotecarios, aunque estos todavía no hayan regresado a su nivel anterior a la crisis, también ilustra la progresiva "normalización" del mercado inmobiliario americano.

De modo que, a pesar de las turbulencias, en ocasiones espectaculares, vinculadas a las duras condiciones invernales, no parece que los motores fundamentales del crecimiento americano se hayan resentido seriamente. Por lo tanto, la llegada de la primavera debería permitir a la economía americana salir del bache y volver a acelerarse a lo largo del año. Solo persiste una incertidumbre: ¿el esperado repunte será suficientemente marcado como para regresar a la trayectoria que se esperaba a finales del año pasado o, debido a este invierno excepcional, en 2014 habrá que contentarse una vez más con una tasa de crecimiento próxima al 2%? Seguramente no se podrá responder a esa pregunta antes del final de la primavera o incluso hasta el verano.

Fabrizio Quiriguetti, economista jefe y responsable del equipo de análisis macroeconómico del grupo SYZ & CO

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