El mercado español está amenazado por la volatilidad
Hemos vivido últimamente episodios de volatilidad en los mercados y de aumento de la aversión al riesgo, motivados por circunstancias de índole política.
Hemos vivido durante esta semana pasada episodios de volatilidad en los mercados y de aumento de la aversión al riesgo, motivados por circunstancias de índole política. En Italia se acercan las elecciones y los avances de Berlusconi que nos muestran las encuestas de opinión son vistas de manera amenazadora por los inversores.
Sería un desastre que el anterior presidente volviera. No debemos olvidar la tensión creada en los últimos meses del año 2011 que llevó la prima de riesgo italiana a niveles nunca vistos. El enfrentamiento entre Berlusconi y Merkel y como Mario Draghi salvó la situación con la enorme inyección de liquidez a través de los repos a largo plazo del 1 %.
En aquellos momentos, España todavía no estaba del todo en el punto de mira de los mercados, pero, sin ninguna duda, el agravamiento de la situación italiana y, posteriormente, la incertidumbre creada en el sistema financiero español con la intervención de Bankia, nos hizo visible y las dudas de los inversores se acrecentaron. A España le ha costado, y todavía le está costando mucho, salir de ese lugar.
Una política de comunicación ambigua sobre las necesidades de nuestro sistema financiero ha obstaculizado el restablecimiento de la confianza, y en estos momentos en los que el presidente Rajoy estaba moviéndose para, junto con otros como Hollande, presionar a Alemania para que cediera hacia una política de estímulos, a la que se niega la señora Merkel de manera sistemática, lo peor que podía ocurrir, ha ocurrido.
El caso Bárcenas ha debilitado al ejecutivo en español en el duro proceso de negociación que, de manera ininterrumpida, se da en Europa. Los titulares de la prensa económica internacional, que tanto influyen en el ánimo de los inversores, han señalado tanto que el presidente pudiese verse forzado a dimitir como que los españoles iban perdiendo la confianza en el gobierno. Esto tuvo una primerísima consecuencia, que fue la venta de bonos españoles, con una consecuente subida de la prima de riesgo.
Ahora todo parece haberse estabilizado, al comprobarse que los efectos sobre el ejecutivo de toda esta trama no van a ser tan agresivos como en un principio se anunciaba, y la prima se estabiliza, pero, sin ninguna duda, la capacidad de influencia política en Europa se verá mermada por estas circunstancias.
Los presupuestos que se acaban de aprobar no son del todo perjudicial para nuestro país, pero tampoco podemos lanzar las campanas al vuelo. Seguimos necesitando medidas de estímulo para nuestra economía que sólo pueden llegar con el beneplácito europeo-alemán. Las turbulencias políticas y la debilidad del gobierno o de su partido nos alejan de conseguir lo que tanto necesitamos, y nos alejarán de los lugares de importancia en la toma de decisión de las políticas europeas,