Mercados y economía
O Economía y mercados. Tiempo atrás todos hubiéramos estado de acuerdo en que la evolución económica inspira el comportamiento de los mercados.
O Economía y mercados. Tiempo atrás todos hubiéramos estado de acuerdo en que la evolución económica inspira el comportamiento de los mercados. Los mercados viven de expectativas, especialmente de la propia evolución económica. Tiene sentido, ¿verdad?. Pero esta regla llevada al máximo también fue parte del origen del proceso de apalancamiento y excesos que ahora depuramos. En definitiva, el exceso de confianza sobre una evolución económica sin ciclos (Gran Moderación) unida a un escenario de expansión monetaria y desarrollo de los mercados financieros nos llevó a todos, empresas y familias, a asumir deudas cuyo ajuste mantiene el crecimiento deprimido lo que retroalimenta la Crisis. El resto, expansión del balance de los bancos centrales y niveles récord en la deuda pública, suponen nuevos riesgos a futuro.
Y en esto volvemos a confiar en los mercados financieros para que nos ayuden a salir del círculo vicioso actual. ¿Forzar al alza los precios para mejorar las condiciones de financiación y servir como el detonante de una mejora de las expectativas de los agentes económicos? No debemos confundir el objetivo explicito de precios al alza de los activos financieros con el deseo de algunos de recuperar niveles de tamaño de los mercados previos a la Crisis. El pasado, pasado es.
Sin duda, un sistema financiero (o mercado financiero....¿no estamos hablando de lo mismo? más grande y profundo es el mejor de los escenarios para lograr un fuerte y sostenido crecimiento económico. Pero, ¿se puede generalizar esta conclusión a todas las economías sin considerar el nivel de desarrollo? En mi opinión, la frase anterior es verdad en la mayoría de las economías en desarrollo. Familias, empresas y autoridades precisan de mercados líquidos que permitan diversificar y cubrirse de riesgos, mejorar el acceso a la financiación. Pero, ¿qué ocurre en las economías desarrolladas? ¿mercados más profundos y desarrollados significan mayores excesos? Al final, mayores riesgos y más inestabilidad afectando a la propia estabilidad de la evolución económica a medio y largo plazo. Como todo, los excesos no son buenos. Y en nuestro caso, los excesos en el tamaño y profundidad de los mercados y sistema financiero pueden tener más costes a medio plazo que beneficios a corto. ¿Y la regulación y supervisión? Siempre hay que mejorarla; siempre será insuficiente para evitar nuevos excesos en la asunción de riesgos.
Puede que no estén del todo de acuerdo con estas conclusiones. Yo admito que tampoco las tengo todas conmigo. Lo mejor es mirar al pasado, de hecho más allá de la actual Crisis, demasiado compleja como para buscar un solo detonante en su desarrollo.
En un reciente documento de trabajo el FMI intenta responder a estas preguntas:
¿La profundidad de los mercados hace peligrar la producción?¿aumenta la inestabilidad de la inversión y del consumo?
¿El elevado tamaño de los mercados financieros amplifica la propia inestabilidad macroeconómica?
¿O más bien protegen unos mercados profundos a la economía de shocks externos?
Un sistema financiero profundo y desarrollado sin duda es positivo para proteger a la economía de shocks externos y reducir la volatilidad de consumo/inversión. Pero, por otro lado, niveles excesivos del sector financiero (el FMI alude al 100 % del PIB) pueden amplificar la propia inestabilidad de la demanda y llegan a favorecer que agentes y las propias entidades financieras asuman riesgos excesivos. Como decía al principio, los mercados financieros pueden tener su propia dinámica impactando de esta forma a la evolución macroeconómica. Juez y parte; es peligroso de esta forma forzar un comportamiento alcista de los mercados. Por otro lado, hacerlo al mismo tiempo que se mantiene el ajuste de su tamaño a nivel mundial puede hacerlo más ordenado favoreciendo con ello un menor impacto económico negativo. Como ven, no hay nada claro. Y no puede ser de otra forma. Hacemos historia, aunque esto no nos compense por la dificultad del momento.