Esperanza Aguirre ante el desolador paisaje político
Y Esperanza Aguirre dijo ¡Basta!. ¿Qué le ha pasado al más genuino animal político que había en España para anunciar[…]
Y Esperanza Aguirre dijo ¡Basta!. ¿Qué le ha pasado al más genuino animal político que había en España para anunciar el abandono sorprendiendo a todos, incluidos a los miembros de su partido?
La hasta ahora presidenta de la Comunidad de Madrid se ha caracterizado siempre por medir bien las consecuencias de sus decisiones y declaraciones. Nunca ha dado un paso en falso, ni siquiera en aquellos momentos en los que parecía poner en un grave conflicto a su partido. Esperanza Aguirre lo tenía siempre todo controlado. Y ha sido esa capacidad de previsión, cada vez menos frecuente entre los políticos, la que, sin duda, le ha llevado a tomar la decisión de abandonar la escena de la política sin ni siquiera tener bien claro cuales será su dedicación a partir de ahora.
Para alguien tan ambiciosa, como lo es Esperanza Aguirre, el futuro político se presenta desolador. Un futuro con pocas posibilidades de hacer promesas y ofrecer grandes obras a los electores y mucha necesidad de gestionar la escasez. Un futuro mas propicico para un auténtico gestor y en el que solo tendrían cabida los jóvenes políticos, que lo sean por convicción y no busquen hacer rápida y exitosa carrera.
Con 60 años y la mitad de su vida haciendo una política de continuo éxito, Esperanza Aguirre no tiene nada que ganar ante tales perspectivas. Más bien todo lo contrario. No está claro, ademas, que su cuerpo no le pase factura en el caso de que decidiera por simple compromiso político hacer el duro y difícil recorrido de los próximos años. Es más que probable que su círculo más cercano le haya convencido de que nada se la ha perdido en el escenario político que se abre a partir de ahora teniendo en cuenta la imposibilidad de intentar un asalto a La Moncloa y ni siquiera al ayuntamiento de Madrid. Porque en el caso de que, como algunos han intentado, Esperanza Aguirre estuviera dispuesta a ofrecerse cono alternativa al actual presidente de Gobierno y a la alcaldesa de Madrid, llegado el momento debería asumir el descrédito del Partido Popular como consecuencia de su gestión de gobierno en una crisis de una profundidad desconocida hasta ahora.
No son buenos tiempos para la lírica, ni tampoco para la política. Y Esperanza Aguirre, siempre lúcida y coherente antes que provocadora, lo ha entendido mejor que nadie. No sabe bien lo que hará a partir de ahora porque ella conoce mejor que nadie que estar en la segunda fila de la política es como no estar. Es mas que probable que sienta vértigo y confusión en los próximos meses ante su confuso destino. Pero tiene muy claro lo que va a evitar: un escenario donde difícilmente se puede ser coherente con los programas electorales y donde los políticos están llamados a ser muñecos del pim-pam-pum ante su incapacidad para resolver los problemas de los ciudadanos, un escenario de cambios y recambios. Demasiado para Espe y sus circunstancias.