Javi Martínez: entre la lógica del fútbol y la ilógica económica
La crisis ha llegado al fútbol español
Como no podía ser de otra manera, la crisis ha llegado al fútbol español. Muchos, aquellos que sólo entienden los acontecimientos de la vida a través de símiles futbolísticos, habrán comprendido por fin que "crisis es crisis".
No tenía ningún sentido que un país con un fuerte endeudamiento exterior y con una política feroz de restricciones en los gastos sociales se siguiera permitiendo el absurdo de comprar cada año los mejores jugadores europeos y latinoamericanos gracias a suculentas ofertas económicas y a unas condiciones fiscales muy favorables para los deportistas. El absurdo ha sido posible mantenerlo gracias a unos acuerdos televisivos que ahora resultan difíciles de cobrar y a una pugna entre teleoperadores que sólo podrá resolverse en los juzgados, lo que no significa que la deuda con los clubes llegue satisfacerse. Es casi seguro que muchos clubs verán como se renegocia su deuda, pero tendrán pocas posibilidades de cobrar.
El Bayern de Munich ha puesto las cosas en su sitio. El potente equipo alemán ha fichado por 40 millones de euros a una de las joyas "La Roja", codiciado por los mejores equipos españoles. Javi Martínez se convierte de esta forma en el emigrante español a Alemania mejor pagado de la historia. Jamás ninguna empresa germana se mostró tan dispuesta a pagar tanto por hacerse con los servicios de un español. Ni siquiera le ofrecieron tanto a Ignacio López de Airrortúa cuando hace ahora casi veinte años le ofrecieron abandonar General Motors y pasarse a Volkswagen. Aquello fue un auténtico fichaje galáctico que, tres años después terminaría en los juzgados con una petición de indemnización de más de mil millones de dólares al fabricante alemán de automóviles y la dimisión del gestor vasco como vicepresidente de Volkswagen.
El ficha de Javi Martínez marca un antes ya un después y pone una cierta lógica en el mundo del fútbol por mucho que resulte incomprensible que quienes van por el mundo dando lecciones de austeridad vayan a gastarse 40 millones de euros en la adquisición de un jugador de futbol. ¡Tanto como la indemnización a un banquero en España por algo más de una década de servicios! ¡Fútbol es fútbol!