Tenemos un problema de financiación...
El colchón del Tesoro a penas sirve para los vencimientos de julio y agosto
Las semanas precedentes avisábamos de que era clave la subasta del mes de julio de obligaciones. El Tesoro Público, suponemos que siguiendo instrucciones del Gobierno, apostó por jugársela todo al juego sin treinta y uno, y de postre. Frente a un vencimiento de alrededor de 15 millones de obligaciones, optó por la solución fácil de hacer una emisión trampa, jugando a la chica, por seguir con la comparación, pero sin juego alguno ganador como para llevarse la baza. Y decimos que jugo a la chica, porque dentro del paquete de bonos de la subasta emitía bonos a 2 años, en principio más fáciles de colocar pagando rentabilidades por encima del 5%. Luego había un bono enlace, un vencimiento 2017, para esconder la verdadera apuesta, un Bono con vencimiento en el 2019, ante sala del largo plazo, y terreno donde se ganan y pierden las partidas de la prima de riesgo.
Los resultados de la apuesta no pueden ser más desalentadores. Mucho colocado en el corto plazo y poco en el pseudo largo plazo, a pesar de pagar un 6,79%, solo se colocaron 548 millones. Si tenemos en cuenta que la lista actual de creadores de mercado su número asciende a la cifra de 22, con una simple división nos sale que el importe que corresponde a cada uno es de veinte millones de euros, cantidad ridícula y perfectamente asumible, inherente al cargo de "market maker".
El colchón de seguridad del Tesoro para combatir las turbulencias a corto plazo se evapora día a día. El pasado mes de junio la caja que guarda el organismo en el Banco de España cayó un 28%, hasta situarse en los 28.901 millones de euros, una cantidad que apenas cubre los vencimientos de deuda de julio y agosto.
Los problemas de financiación se nos acumulan y lo peor es que a muy corto plazo. En agosto el Tesoro se retira de la partida y la retoma en septiembre. Para entonces vemos difícil que cumpliéndose la hoja de ruta propuesta en el MOU de recapitalización al sector bancario, el dinero llegue con la suficiente rapidez a la banca como para que revierta en la economía real de forma efectiva, de forma que los inversores de deuda empiecen a creer que hemos dejado de cavar para empezar a caminar. No tenemos tanto crédito como para esperar este plazo razonable. A la cantidad no renovada de julio, hay que sumar las cantidades previstas en el calendario del Tesoro, con vencimiento octubre, y en este caso las cifras están por encima de los 20.000 millones, además de que dos comunidades autónomas hacen verdaderos surcos en la puertas con sus golpes para abrirlas, tratando de acceder a una financiación subvencionada, necesaria para pagar el recibo de la luz, que suma ya otros 20.000 millones.
Las últimas soluciones planteadas a corto plazo, dan la impresión de que el gobierno es consciente del apremio que tenemos, lo que no está tan claro es que lleguen a tiempo. Ahí van algunas:
- Utilizar parte del dinero para rescatar a la banca en comprar bonos. El problema es que aunque pudiera utilizarse el calendario previsto de entregas en el MOU no coincide ni el en importe ni en la finalidad.
- Hacer un Fondo para financiar directamente a las CCAA. Descartado el absurdo de los hispabonos, por falta de garantía suficiente del avalista, se opta por este sistema más abierto, que sigue planteando los mismos interrogantes ¿de dónde saldrán los 18.000 millones? Y sobre todo, como hoy señala la agencia Moody´s, esto supondría más déficit, lo que activa el razonamiento negativo: menos confianza de los inversores en que cumplamos los objetivos pactados y más prima de riesgo. Al final, mientras las manillas del tiempo corren inexorablemente en nuestra contra, las soluciones solo pueden venir o bien porque optemos por financiar pasivo a largo plazo, obligaciones del Estado, que ha vencido con circulante, letras del Tesoro, a la espera de que la ingeniería creativa de sus frutos y los inversores se la crean, o bien que nos compren bonos, en mercado primario, secundario o en el de la Cebada....pero lo que está claro es que
tenemos un verdadero problema de financiación a corto plazo.