¿Por qué me estafan todos los días?
En momentos de crisis, los ciudadanos tendemos a vigilar con más cuidado los cargos que nos hacen a nuestras cuentas corrientes las distintas compañías que nos facilitan servicios para el buen desarrollo de la vida diaria.
En momentos de crisis, los ciudadanos tendemos a vigilar con más cuidado los cargos que nos hacen a nuestras cuentas corrientes las distintas compañías que nos facilitan servicios para el buen desarrollo de la vida diaria. Y este ejercicio está provocando un fuerte malestar. Con demasiada frecuencia descubrimos que se nos está cobrando un servicio indebido sin que sea posible, a cambio de mucho tiempo y mucho coste personal, conseguir que se atienda nuestra queja y corregir tal situación. Sirva de ejemplo mi experiencia de esta semana:
De repente la alarma instalada en mi casa ha saltado. Ha sido un error de mi hijo, pero lo increíble es que nadie llama de la central para interesarse por tal salto. Y, sin embargo, la alarma se detiene. Es lo mismo me ocurrió hace unas semanas en la casa del campo y me temo que la explicación va a ser la misma. "El problema es que no hay cobertura", me explican en la central, lo que significa que las centrales de alarma no funcionan desde hace un tiempo y que cualquiera podría haber entrado sin que nadir le requiriera clave alguna. Son alarmas de última generación, pero que no avisan cuando se pierde la cobertura. La falta de cobertura está siendo una explicación utilizada demasiado a menudo por una compañía que lleva a cabo una agresiva campaña publicitaria en radio y televisión. ¿Hay falta de cobertura o faltan otros recursos para atender a una creciente clientela? Sin embargo, los 60 euros mensuales por las dos centrales no hay quien me los quite.
En mi banco el 3 de marzo me han cargado 70 euros por una tarjeta de crédito que yo no quería. "Es gratis -me dijeron- y le vendrá muy bien si tiene problema con otra tarjeta". Me quejo en mi oficina y me prometen devolverme el dinero antes de una semana. Han pasado dos meses y todavía no me lo han reintegrado, pero el 5 de mayo me llevo la sorpresa de un nuevo cargo anual por tarjeta de 60 euros. Estoy confundido: no sé si es una penalización por haberme quejado o el cargo por la otra tarjeta que tengo de la misma entidad. Es lo segundo y como ya son 130 euros lo que me han quitado de la cuenta, les doy una semana para que me devuelvan el dinero. Mañana se cumple la semana...
Me llega el recibo del teléfono que incluye el móvil de uno mis hijo, que lleva unos meses fuera de España. Planazo, internet, tarifa Europa... Hace un mes llamé para quejarme porque había dos conceptos que no deberían haberme cargado y tras una larga discusión aceptaron corregir para este mes la facturación. Pues, no lo han hecho. Me temo que deberé dedicar tres cuartos de hora a volver a explicar el problema a alguna persona que se hará de nuevas ante lo que le planteo. Son al menos 30 euros más lo que me hacen pagar, lo que supone que durante esta semana he descubierto 220 euros que se me están cobrando por servicios que no me facilitan o que son deficitarios.
Y el gran problema es que el usuario y conservador no cuenta con apoyo legal suficiente ante manifiestas irregularidades. Es ineficacia, falta de competencia... es una estafa que no deberíamos permitirnos.