¡Qué torpe eres Sebastián!

No se puede ser más torpe que el ministro de Industria y, por extensión, el presidente de Gobierno que apoya sus ocurrencias, aunque sea con timidez. Si alguien debería callarse en el absurdo debate sobre si los bancos deben o no deben dar más créditos es, precisamente, Sebastián.

El ministro de Industria dirigió el servicio de estudios del BBVA hasta que fue despedido por su presidente, Francisco González. Y muchos auguraron que no cejaría hasta que se vengara de aquella afrenta. Lo que parecía una exageración, inaceptable en quien quiere hacer carrera política, lo va confirmando Sebastián paso a paso. Y lo malo es que el presidente de Gobierno se lo permite, cuando debería haberle recomendado por cuestiones éticas que permaneciera al margen de este debate.

¿Defendería Sebastián que los bancos hicieran dejación de su objetivo de conseguir beneficios, como cualquier empresa privada, para dedicarse a ser un instrumento del sistema económico tendente a facilitar la salida de la crisis? Porque esa es, ni más ni menos, la cuestión que está planteada. ¿Entendía Sebastián, cuando fue jefe del servicio de estudios del BBVA, que los bancos tienen propietarios y que los accionistas harían bien en cuestionar el trabajo de los ejecutivos si ponen en riesgo a la entidad, aunque sea por rendir un servicio a la economía?

Habría sido comprensible que el ministro de Industria hablara de la ineludible necesidad de nacionalizar los bancos para salir de este círculo vicioso, pero no es de recibo esa amenaza adornada de impaciencia.

Parecía que Sebastián debería tener estas cuestiones más claras que ningún otro compañero de gabinete y que debería iluminar al Consejo de Ministros en este debate. Sin embargo.... Su torpeza está justificando aquel despido.