¿Ya ha pasado todo?

Se confunde quien piense que el retorno a un índice cercano a los 10.000 en el Ibex-35 supone que la[…]

Se confunde quien piense que el retorno a un índice cercano a los 10.000 en el Ibex-35 supone que la presión sobre la economía española ha concluido. La gran volatilidad de las últimas jornadas sólo hace incrementar la preocupación. No es nada sano que en las últimas quince sesiones de la Bolsa española haya habido seis días en los que el índice ha subido o bajado más de un 2,30 por ciento, la inflación que en este momento tenemos para todo un año.

Ello indica que los mercados se mueven con excesiva sensibilidad y facilidad a los rumores y decisiones que afectan a la economía europea y, muy especialmente, a la economía de los países periféricos entre los que España ha tenido un gran protagonismo las últimas semanas. Ha quedado patente la gran dependencia del devenir más próximo de España de las decisiones que adopte el Banco Central Europeo (BCE), que seguirá utilizando el doble lenguaje para no reconocer una rectificación en su política. ¿Qué habría pasado si el presidente del BCE, Jean Claude Trichet, hubiera ignorado e incluso no hubiera ya operado en el mercado comprando deuda? Sin duda, estamos a merced, más que nunca, de las decisiones del BCE y, consciente de ello, Trichet no ha desaprovechado su intervención para recordar a los gobernantes europeos que es necesario llevar a cabo las reformas propuestas y no perder un ápice de credibilidad. El BCE no hará nada gratis porque Alemania vigila y no consentiría otra cosa.

Pese a la recuperación de las Bolsas y de la prima de riesgo de la deuda española, el último envite ha debilitado la posición española y ha colocado a la economía española muy próxima a la necesidad de pedir ayudas a Europa, tal vez sin recurrir a la intervención. Pero, este sentimiento se palpa en el mercado. Nadie se corta ya a la hora de apostar por la necesidad de que España necesite alguna ayuda en los inicios del próximo año. Hace sólo unas semanas, quien osaba hacer este planteamiento lo hacía en voz baja. Ahora es más que un secreto, es un temor a voces.

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